RESEÑA:
ISLA DECEPCIÓN
Título: Isla Decepción
Autora: Paulina Flores
Editorial: Seix Barral
Canción Identificada:
Sinopsis:
Opinión personal:
Autora: Paulina Flores
Editorial: Seix Barral
Canción Identificada:
Sinopsis:
Una novela sobre cómo la soledad, los errores y la desesperación pueden convertir la vida en una aventura.
Tras renunciar a un trabajo que odia, Marcela huye de su vida en Santiago de Chile para visitar a su padre en Punta Arenas, en la Patagonia. Allí descubre que Miguel, con quien tiene una relación compleja, mantiene escondido a un joven coreano que un grupo de pescadores ha rescatado en el mar. Aislado tras un muro de silencio y una historia traumática, Lee es un misterio por descifrar, un superviviente en el que ambos se vuelcan para evitar resolver sus propias diferencias.
Inspirada en casos reales de marineros orientales que ponen en peligro sus vidas saltando de los barcos-factoría que navegan por el estrecho de Magallanes, Isla Decepción cuenta la historia de tres prófugos que buscan un refugio para no rendirse. Abordando el estado de explotación actual de los mares y condiciones de trabajo impensadas en pleno siglo XXI, la novela cruza la frontera de lo real para arribar a una nueva orilla, una en la que la soledad, los errores y la desesperación todavía pueden convertirse en una aventura.
Escrita con un ritmo cinematográfico heredero del cine coreano, tan poética como violenta, Isla Decepción es la esperada primera novela de Paulina Flores, ganadora del Premio Roberto Bolaño, elegida por Granta como una de las mejores narradoras en español y cuyo primer libro, Qué vergüenza, ha sido unánimemente alabado por la crítica y traducido internacionalmente.
Opinión personal:
"Alguna vez hubo un camino seguro a casa".
Y no solo alguna vez lo hubo, sino que alguna vez debió de ser utilizado, se caminó por él, se siguió ese guión que tenía, que te hacía andar, de nuevo a tu hogar, a la seguridad de un sitio tranquilo, un sitio estable, donde no tuvieras miedo.
Cada uno ha tenido, o tiene, ese camino seguro, alguna vez en su vida. Hablo sobre todo metafóricamente, pero estoy segura de que también se podrá aplicar de manera literal.
No obstante, en mitad de un mar embravecido, dentro de un cuarto oscuro donde tan solo puedes oler el pescado, la sal y la orina de tus compañeros, ese camino parece casi un mito. ¿Quién puede suponer que existe la posibilidad de hablar del concepto de "caminos" en el vasto océano?
En el torbellino que es el vaivén de las olas, con un cielo que pocas veces cambia, pero que siempre miras con miedo a que llegue la tormenta, no hay forma de ver una vía de acceso a tu anterior hogar. En el mar, cada dirección parece ir a ninguna parte. Cada centímetro, metro, kilómetro de las aguas es exactamente igual que el anterior. No puedes ver lo que hay abajo de ti. Ni siquiera puedes en sí poner rumbo a alguna parte, a no ser que tengas el control, los mandos, de una pesada maquinaria a la que llamamos barco. Los tripulantes siguen el camino de su capitán. Y su capitán hace mucho tiempo que no ve la tierra firme, y hace mucho tiempo que ha olvidado lo que era ese "hogar".
Alguna vez hubo un camino seguro a casa.
Pero ya no lo hay.
En este momento, en este entorno, a día de hoy en tu vida, no hay camino alguno que te lleve a donde antes estabas, a donde antes eras feliz.
Quizá suene desmotivador lo que estoy diciendo. Y lo es y no lo es al mismo tiempo. Porque Isla Decepción es una novela que inspecciona esta seguridad (o inseguridad) humanas, estas relaciones sociales que comienzan a remover algo en tu cuerpo, en tu pecho, en tu corazón. Los caminos, que se dividen, que se separan, que vuelven a juntarse, para Paulina Flores, la excelentísima escritora de esta inquietante y tormentosa novela, no son sino recursos que pronto carecen de significado cuando estás en situaciones donde no sabes ni quién eres tú mismo.
¿Cómo saber a dónde te diriges, cuando lo único que te impulsa a seguir con vida es la necesidad de huir de donde antes eras feliz?
Isla Decepción podría haberse considerado una novela enmarañada. Tendría todas las papeletas de ser así: aunque los personajes principales realmente son solo tres, cada cual lleva consigo pedacitos de ese hogar que han dejado atrás, lo cual supone un reto lector para ir hilando la historia, encontrando el sentido a cada pieza suelta que van ofreciendo.
El misterio de la novela no tiene la intención de dejarte con la boca abierta, sino que su propósito es otro: su sentido siempre es el de explicar, el de dar un contexto.
Y los contextos de cada persona no llegan por sí solos así sin más, sino que hay que entenderlos poco a poco, hay que ver primero qué trata de ocultarte ese otro ser humano, por qué no quiere que lo sepas, para así, finalmente, darte cuenta de las razones de que guarde su silencio.
Hay que entender cada situación diferente, y que la desesperación de uno puede ser muy distinta a la del otro. Pero, en cualquier caso, las emociones y los sentimientos se tejen de manera que puedes siempre reconocerte en el otro... incluso aunque vengas desde muy lejos, incluso aunque hables otro idioma, y entiendas el mundo con otra cultura... incluso aunque seas diferente, anatómica y mentalmente diferente. Y también, incluso aunque sientas que a veces eres el único en el mundo, que nadie más puede llegar a comprenderte.
Isla Decepción es una novela compleja, muy compleja, pero cuyo énfasis en la historia es completamente el tema de la humanidad. No trata de ser esclarecedora, pero sí que consigue ser muy, muy cristalina con su manera de abrirte el corazón de los personajes con total honestidad.
No cuesta entrar en la situación, ni aunque ésta no sea nada usual en nuestras vidas. Y la razón de esto es que, incluso en tiempos de confusión, estos personajes reflejan el propio instinto humano, para bien o para mal. Y es precisamente este reconocimiento que hay de quien uno es, repasando lo bueno, lo malo, y lo que aún nos cuesta catalogar en esas dos categorías, lo que juega un papel muy importante en esta historia. Porque cada cual busca ser un sujeto activo frente a lo que tenga que encarar.
Y cada cual, a su manera, es algo así como un marinero que ansía volver a tierra, pese a que el recuerdo que tiene de la misma está teñido de incertidumbre y desolación.
Pero en realidad quizá esto sea otro autoengaño: la tierra firme tampoco es un lugar seguro, no más que el vasto océano. Entonces, ¿qué nos hace perseverar con la tarea de arraigarnos a un lugar?
Me dispongo en esta reseña a tratar de dar mi visión sobre un libro que, ya voy adelantando, me ha parecido absolutamente magnífico.
¿De qué trata?
Isla Decepción trata más sobre su temática que sobre su argumento. En esta novela en concreto, no importa tanto el cuándo se dice algo, sino el qué se dice, y el por qué se dice.
Paulina Flores parece no querer trabajar un único tema en esta obra, porque eso sería, muy probablemente, entrar en la ceguera y ver la historia con una única perspectiva. Quizá por eso pone empeño en dar tan buenas voces en sus personajes: porque sabe que necesita ayuda, porque sabe que necesita diferentes puntos de vista, diferentes vivencias y experiencias.
Y no solo se esfuerza por cristalizar todo esto, sino que, además, trasparenta a estos personajes, incluso al más misterioso de todos: quizá no sepamos de dónde vienen, a dónde van, qué es exactamente lo que piensan, pero existe una indudable conexión con los personajes en el "aquí y ahora", es decir, que, según van marcando su espacio y su importancia en la historia, entendemos que lo más valioso de lo que son no es lo que dejan atrás, sino en lo que, sin que realmente al inicio nos demos cuenta, se están convirtiendo a medida que exponen su pasado.
Esta obra me la leí hace ya bastante tiempo, quizá cerca de dos meses atrás. He estado ocupada y no he podido reseñarla, pero, las veces que lo he intentado, me sentía como si ni con horas escribiendo esto pudiera abarcar todo lo inmensa que es esta novela, la belleza que tiene su mensaje... Porque Isla Decepción es espléndida por su contenido, y por su prosa, y por su reflexión.
Y el suspense, aunque está verdaderamente conseguido, entra en segundo plano cuando nos damos cuenta de que Paulina Flores no trata únicamente de desentrañar el misterio de cada uno de los personajes, sino que busca desmenuzar, analizar, y volver a recomponer con excelente maña, cada componente del "todo" que da forma al mundo humano: repasando desde la supervivencia hasta las culturas, las religiones, las relaciones interpersonales, los momentos de soledad, los estadios transitorios entre el pensamiento y el decidir actuar...
Y no hay un factor más importante que otro, sino que todo tiene su espacio, y, en cada punto de la novela, iremos viendo florecer otro aspecto nuevo de una historia que, aunque poco común, realmente podría ser plenamente representativa de todo lo que tenemos dentro, en la cabeza, en las ideas, en los intereses y deseos. Se trata de la noción de hogar y de identidad incluso cuando lo creemos haber perdido todo.
Pero seré mucho más concreta: Isla Decepción cuenta la vida de tres personajes que se enfrentan a lo desconocido. Dos de ellos lo hacen dentro de sus propias tierras, pero sintiendo que al otro que conocen es un completo extraño para ellos; y el tercer personaje, y probablemente el más importante de la novela, se enfrenta a un mundo nuevo, a gente nueva, y a sea lo que sea que lo está transformado en una persona que él no conoce realmente.
Estos personajes tienen nombre: Marcela, una mujer frustrada con su vida que, tras renunciar a su trabajo y verse completamente dada de bruces con la realidad cuando su pareja, con la que compartió tanto, la deja, viaja a Santiago de Chile para visitar a su padre por primera vez en mucho tiempo; su padre, Miguel, un hombre con un corazón de oro pero una mente algo cerrada que está de pesca cuando descubre algo nuevo; y ese "algo nuevo" a lo que Miguel decide esconder como su secreto, que consiste en un joven coreano al que rescata del mar cuando éste estaba a punto de morirse ahogado y por el frío.
El contexto de la obra, visto el barco de pescadería chino del que parece provenir este misterioso extranjero, nos hace suponer que el coreano, con el nombre de Lee, debe haber huido de una situación conflictiva y atroz, la cual se deja ver por su mal estado de nutrición y su mudez prácticamente traumática.
Pero no sabemos qué hacía realmente en ese barco, ni qué pasó antes de que montara en él. Lo único que vamos conociendo es cómo la vida de estos tres personajes colisiona de la manera más natural posible: por casualidad, y porque cada cual, apoyándose en el otro, intenta salir adelante en un mundo que, súbitamente, se les queda demasiado grande.
Tres protagonistas con personalidades definidas, voces fuertes y con carisma y carácter, y relaciones entre sí que son las que dan forma a la propia estructura de la novela
Cada personaje aporta un enfoque diferente a la novela: Marcela habla de nostalgia, de aventura, de sensación de pérdida (y la pérdida más grande que puede haber, que es la de renunciar al amor y a los seres queridos, y decidir dejarlo todo atrás para empezar tú sola desde cero); Miguel, por otro lado, habla de soledad, de silencio, de lidiar con uno mismo cuando parece que el resto de cosas te van abandonado gradualmente; y por otro lado también Lee nos habla de quizá lo más valioso de toda esta lectura, que es el comenzar a confiar, incluso en los extraños más extraños, y aprender a vivir con la culpa, el remordimiento, el dolor y la tristeza que llevas dentro, manteniendo el punto de apoyo siempre en quien eres, y en quien quieres ser.
Pero en realidad, el verdadero encanto de esta novela va mucho más allá de la incertidumbre que tenemos sobre cuánto podrá Miguel esconder a Lee, o cuánto el propio Lee podrá esconder su secreto... Lo que resulta un incentivo en el libro es la manera en la que ningún ser humano, jamás, deja indiferente a otro: Miguel y Marcela, los dos lidiando con sus propios problemas, acabarán encontrando en Lee una persona confiable y sobre la que volcarán sus propios pensamientos.
El silencio del joven rescatado los ayudará a pensar por sí solos, a tener un tiempo para compartir vivencias sin necesidad de que el vocabulario y el léxico sea lo único que importe en la comunicación humana. Es verdaderamente curioso cómo, en esta novela, Lee acaba por ser para los otros dos personajes una especie de canalizador que hará que finalmente puedan abrirse tal cual son, tal cual se piensan, sin miedo a los malos juicios.
Si bien la verdadera batalla de dolor la lidia Lee en sus recuerdos, pronto queda claro que los tres personajes acaban tan interconectados que la superación que hace uno de un problema concreto se convierte al instante también en una vía para que los otros puedan desarrollarse a su manera.
Y otro punto muy fuerte en esta obra es que no existe una forma "correcta" de lidiar con la pérdida o el dolor, pues vemos en los tres protagonistas que cada cual se expresa a su manera, y que todos, de alguna manera u otra, se desarrollan tomando diferentes caminos, pese a que siempre cabe la posibilidad, ligera pero jamás distante, de que, una vez tras otra, en sus futuras vidas, esos caminos vuelvan a cruzarse todas las veces que sean necesarias.
Otra belleza de Isla Decepción (no sé de qué otra manera decirlo, el libro en sí tiene una ternura y una lindeza increíbles) es el concepto que yo he sacado sobre "saltar del barco"... Otra metáfora más acerca de arrojarse a lo que no sabes que vendrá a continuación. Saltar al vacío, realmente, sin saber si habrá algo cuando termine la caída.
Lee experimenta un proceso de recolocación de su identidad. Todo lo que ha vivido, el calvario que ha experimentado, se va organizando a medida que se asienta en un lugar diferente, con gente que apenas conoce pero de los cuales parece depender.
Por supuesto, Paulina Flores, cuando es necesario, presenta una ingeniosa habilidad para dar aún más sólido realismo a la obra, y no solo en el sentido de que la sitúa en un tiempo determinado, y dejando ver que gran parte de las cosas que suceden en la historia no se alejan de lo que a muchísima gente que huye de sus países a lo largo del mundo les ocurre.
Pero si la historia en realidad hablara de Corea, de China, de Chile y de las penurias que hay en cada rincón del mundo, estaríamos ante una obra que, una vez más, se centraría en su ambientación y en su argumento.
E Isla Decepción no es así, justamente porque, para entender a Lee, ni siquiera es necesario entender todo por lo que ha pasado, cada ápice de su historia personal... muchas veces, para comprender a cada uno de los personajes de este libro, lo único que hace falta es escuchar cómo son ahora mismo, en el presente.
Quizá sea conveniente, no obstante, decir que me esperaba una elaboración mayor en la historia pasada de Lee, una explicación que me dejara más impactada. Pero nuevamente, esta lectura no va de impactarte, sino de seguir un trazo firme, constante, estable, una experiencia que para los tres personajes está llena de intensidad, pero que, aunque creamos entenderla, cada vez cobra un significado distinto: porque lo que interesa en la obra es la psicología de los personajes, y cómo cada uno será diferente dependiendo de en qué momento de su historia te encuentres.
Y sí, se salta del barco. ¿Alguna vez lo habéis hecho? ¿Alguna vez habéis tomado una decisión imprudente, pero que os ha llevado a situaciones completamente necesarias para poder ser los que sois ahora?
Ni siquiera creo que Paulina Flores trate de alejarnos del hecho de ser impulsivos y, de pronto, hacer lo que solo nuestro corazón nos dice.
Es más, me parece que ella ofrece una perspectiva nueva en esta clase de novelas: cuando crees que la has cagado enormemente, cuando te sientes hasta las cejas de problemas, en realidad no hay que pensar en qué podrías no haber hecho en el pasado, ni siquiera hay que obligarse casi como con tortura a ver lo positivo de las circunstancias presentes... Supongo que, en muchas ocasiones, tan solo hay que ver dónde te deja la marea, dónde acabas.
El aprendizaje de este salto del barco, y el hecho de que te hayas atrevido a hacerlo, aunque te haga mal, aunque desearías borrar tus pasos, ya es un acto que solo te pertenece a ti, tal y como las malas decisiones de Lee, Marcela y Miguel solo les pertenecen a ellos. Son quienes son y sus errores son parte de lo que los conforma.
Y, evidentemente, los personajes no son inmediatamente simpáticos. Marcela llega casi con cabreo, Miguel está presionado y con estrés, y Lee se siente tan destrozado por dentro que aún le queda mucho hasta volver a ser alguien con voz. No son personajes que nos dejarán fácil entenderlos, pero hemos llegado a sus vidas tal cual ellos se sienten, no están hechos para encajar en nosotros, sino que somos los lectores los que tenemos que abrirles a ellos paso a nuestras reflexiones.
Un mensaje que progresa, multidisciplinar y conectando muy coherentemente todos los puntos separados de la obra, dando un significado total al concepto del individuo y del plano más social
Pero ante todo, me parece un detalle muy acertado el de la humanidad de este libro. La humanidad entendida a veces como algo monstruoso y bruto, pero a fin de cuentas capaz de modificarse por cada uno.
El gesto de ayuda, el apoyo en el silencio, la calidez de un primer amor, la angustia de ver morir a tus seres queridos sin poder hacer nada para cambiarlo, el orgullo de dar la espalda a lo que te ha hecho daño, el valor de enfrentarse a lo que más odias de ti mismo, el luto de no poder volver atrás en el tiempo, la añoranza por los tiempos donde crees que fuiste más feliz... Todo va cambiando según tú cambias con el mundo.
No voy a extenderme más en este análisis del mensaje, pero me parece que se le da mucho juego en la obra, y, ¿por qué? PORQUE NADA SE MANTIENE IGUAL.
Nada es estático en esta lectura, se haga lo que haga, sea bueno o malo, al final supone una consecuencia y una repercusión en cada partícipe de esta historia.
Otra lindeza sin igual de la novela es precisamente la comunicación humana, especialmente la que es sin palabras. Existen en la historia distintas vías para expresar lo que te duele, distintas formas, también, de decir a alguien lo mucho que lo quieres sin necesidad de abrir la boca.
Porque a veces el amor es mucho más visible y palpable de lo que parece, y, con solo leer entre líneas, es muy sencillo entender que, más allá de los diálogos y de las vivencias pasadas, los personajes se dicen cosas entre sí que ni siquiera las palabras alcanzan a evidenciar.
Creo que es otra lectura de estas que trabaja muchísimo la empatía. La empatía, los prejuicios, las amistades, la relación padre-hija, la soledad, y el silencio... sobre todo, el silencio. Vivir en uno mismo y contarse una historia solo a sí mismo.
Y aún más curioso es que esto haya sucedido aun cuando la narrativa no está contada en primera persona, sino en tercera, y sin siquiera centrarse de manera profunda en la mente de los individuos. Isla Decepción triunfa en el amor y en la fuerza individual precisamente porque hace posible que el lector vea cosas que uno no es capaz de ver a no ser que sigas la obra con interés.
Se ve lo que realmente no se dice con palabras. Y no puedo pedir más en esta historia, no cuando la escritora dice tantas cosas, algunas de ellas sin siquiera expresarlas de manera convencional, y lo hace con la mayor honestidad que he podido ver en alguien.
Una prosa sincera, tierna, precisa y con muchísima riqueza alegórica
Paulina Flores escribe con mucha dulzura, y eso soy capaz de verlo. Pero no me parece que sea una novela donde la guinda del pastel esté en lo mucho que mima a sus personajes. Al contrario, creo que hay muchas escenas donde se observa un gran sufrimiento. Pero yo siento que la escritora no quiere hablar tanto sobre lo que pasa fuera de los personajes sino sobre lo que pasa dentro de ellos.
Y para poder hacer una mirada completamente sincera de gente distinta a ella, Paulina Flores emplea el arma más valiosa de todo escritor: la empatía.
La novela es dulce porque, aunque sabes que podrán llegar en cualquier momento malas situaciones, en parte estás esperando a que esto ocurra para ver cómo el personaje las encarará de diferente manera. Ninguno emplea la misma estrategia para hacer frente a distintos problemas, mucho menos a lo largo del tiempo, y es muy coherente ver cómo lo que ha pasado uno de los protagonistas le hace actuar de manera completamente sustancial al momento que vive actualmente.
La prosa es dulce, pues, ¿cómo no serlo cuando se muestra con tanta precisión, de manera tan delicada, con tanto ingenio y tanto puntillismo?
Los detalles son la joya de esta obra, cada gesto tiene algo que decir, cada problema viene también con parte que se puede resolver, solo si miras lo suficientemente bien.
Incluso con el cambio de escenarios de la trama, que da una idea mucho más global de que todo ser humano estamos conectados a través del tiempo, del espacio, y de lo que hay dentro de nosotros que llamamos emociones y memorias, en general la novela explora una forma diferente de contar las cosas.
La historia es asombrosa no solo porque tan solo es una historia bien escrita; es mucho más, porque la autora juega con el lenguaje, con las relaciones entre las cosas, con los sentidos metafóricos y, en especial, con el amplio mundo interior de los personajes, que es una verdadera riqueza literaria.
No me gusta generalizar, pero, por lo que he ido leyendo, siento que la mayor parte de los escritores de América Latina tienen una manera muy diferente de escribir a otros países (tales como España) precisamente porque dominan de una manera alucinante las alegorías, las metáforas, y los símbolos. La historia no resulta cargada, pero sí que me parece impresionante cómo una gigantesca escena que parece devastadora por todas sus implicaciones se puede explicar, o entender mejor, con una única frase que la redondea y le da una forma más amigable, una forma simbólica y que va teniendo cada vez más peso en la historia.
Y como punto fundamental de esto, me parece que el lenguaje de Paulina Flores es claro, preciso, y muy enfocado a las necesidades de la historia en cada momento, se expresa de forma muy clara; aunque la manera que tiene de hacernos llegar las cosas, incluso aunque no estén explícitamente expresadas, ya deja ver que existe mucho esfuerzo en realizar una novela que no se queda para nada en la superficie, y que es muy, muy enganchante y consigue atrapar desde la primera página.
No hay acción ni frenesí, ni giros en la trama espeluznantes, y tampoco me parece que el desenlace nos haga ni aplaudir por el "y fueron felices y comieron perdices", ni llorar a lágrima viva.
Hay algo muy puesto en nuestro mundo de verdad en esta obra, así que yo, por mi parte, tuve que hacer una breve pausa tras acabar el libro para más adelante poder rebobinar y volver a vivir la historia de otra manera. El desenlace, en sí mismo, creo que destaca especialmente por cómo cierra las cosas de manera tanto poética como justa y sincera, sin dejarse nada atrás, y calando en nosotros las suficientes sensaciones como para tener para rato cuando queramos hacernos una idea clara de si estamos conformes o no.
Y yo, por mi parte, sí que estoy conforme, y mucho. Es una conclusión muy merecida, que acaba una historia que explora tantos puntos que es un verdadero milagro lo resultona y ligera que se hace. Me la leí en tan solo dos días, incluso aunque por aquel entonces estaba yo muy liada con otras cosas, y lo mejor de todo es que se me hizo veloz, rápida de leer, y me animó a seguir indagando más del tema, a abrirme más a esta clase de libros.
¿Que qué pienso de la novela? Creo que más o menos ya he dejado claro lo impresionada que estoy, porque me la cogí emocionada, pero quién me iba a decir que la iba a disfrutar tanto, tantísimo.
Isla Decepción no decepciona (y perdón por este juego de palabras); todo lo contrario: me parece que, para sus no demasiado extensas páginas, todo lo que abarca es suficiente para decir que esta recién conocida por el mundo escritora tiene muchísimas sorpresas que ofrecernos de aquí en adelante.
Tengo toda mi confianza en Paulina Flores. Y algo me dice que estoy haciendo lo correcto al así creerlo.
Conclusión
En conclusión, considero que Isla Decepción es una novela que merece muchísimo más reconocimiento del que tiene, debido a todo el contenido de reflexiones que deja, el gran retrato que hace del choque entre culturas tan diferentes, y cómo la parte más psicológica de los personajes sale a la luz sin dejarse nada atrás de ellos: motivaciones, aspiraciones, miedos e inseguridades, talentos, pasatiempos, formas de relajarse de cada uno, maneras de expresarse, y, por supuesto, la excelente comunicación humana que hay en el libro, que trasciende lo verbal y se centra en la parte más emocional de todos nosotros.
También me parece un libro que recomiendo encarecidamente leer a todo aquel que desee buenas, muy sólidas relaciones entre los personajes (relaciones que se rigen por lo más realista y al mismo tiempo lo más inspirador), diálogos consistentes y que no reducen el marcado interés que uno tiene por esta obra, y también un desarrollo de los personajes que supera con creces al propio desarrollo de la trama, así dejando ver que, aun con lo valioso que es para la escritora dar un contexto a los personajes, la verdadera gema del libro, el peso de la historia y el significado de las cosas que suceden y del impresionante y muy satisfactorio final que tiene la obra, reside en los protagonistas, la voz cantante de una novela de superación, retos personales, formación de identidad, y la búsqueda de uno mismo en los tiempos donde a veces no puedes ni reconocer quién eres y quién fuiste en su momento.
Decir más sería romper gran parte de la magia que tiene esta obra, así que tan solo os pido que, a todos aquellos que quieran una novela introspectiva, una novela de reflexión, con una prosa única, original y muy personal, le den una oportunidad a esta lectura, la cual no dejará a nadie indiferente.
Y, una vez dicho esto, tan solo me sale agradecer enormemente a la escritora por la evidente dedicación que ha puesto al hacer una historia de este calibre, tan honesta y humana, así como quiero haceros plantear, como yo lo he pensado, si no será que, cuando hablamos de caminos de vuelta a nuestra casa, estamos buscando en el sitio equivocado: ¿y si lo que consideramos el seguro hogar no es del todo como al inicio nos esperamos?
PUNTUACIÓN
♫ Personajes: 6/5
♫ Acción: 3/5
♫ Trama: 4/5
♫ Originalidad: 3.75/5
♫ Tensión: 3.75/5
♫ Tensión: 3.75/5
♫ Desenlace: 5/5
♫ Prosa: 6/5
VALORACIÓN PERSONAL: 10.5/10!!!
Más reseñas aquí en el blog La Llanura de los Mil Mundos: http://lallanuradelosmilmundos.blogspot.com/
VALORACIÓN PERSONAL: 10.5/10!!!
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