Título: An Enchantment of Ravens
Autor: Margaret Rogerson
Editorial: McElderry Books
Canción Identificada: The King Wants You (Avatar)
Sinopsis:
A skilled painter must stand up to the ancient power of the faerie courts—even as she falls in love with a faerie prince—in this gorgeous debut novel.
Isobel is a prodigy portrait artist with a dangerous set of clients: the sinister fair folk, immortal creatures who cannot bake bread, weave cloth, or put a pen to paper without crumbling to dust. They crave human Craft with a terrible thirst, and Isobel’s paintings are highly prized. But when she receives her first royal patron—Rook, the autumn prince—she makes a terrible mistake. She paints mortal sorrow in his eyes—a weakness that could cost him his life.
Furious and devastated, Rook spirits her away to the autumnlands to stand trial for her crime. Waylaid by the Wild Hunt’s ghostly hounds, the tainted influence of the Alder King, and hideous monsters risen from barrow mounds, Isobel and Rook depend on one another for survival. Their alliance blossoms into trust, then love—and that love violates the fair folks’ ruthless laws. Now both of their lives are forfeit, unless Isobel can use her skill as an artist to fight the fairy courts. Because secretly, her Craft represents a threat the fair folk have never faced in all the millennia of their unchanging lives: for the first time, her portraits have the power to make them feel.
Opinión:
Debo decir que, en primer lugar, lo primero que me llamó fue su portada. Cuando investigué acerca del libro, con esta portada tan preciosa (a mí, al menos, me cautivó), me llamó bastante la atención su sinopsis. Criaturas fantásticas, artistas, conjuros, un príncipe que es capaz de transformarse en cuervo y, ante todo, seres feéricos... y yo ADORO a los seres feéricos.
En este aspecto, el libro no me decepcionó en absoluto, pero sí ha habido varios defectos que han hecho que este libro no llegue a quedarse grabado a fuego en mi mente...
En primer lugar, comencemos con la trama.
La trama me llamó bastante la atención: una unión entre el mundo de los humanos, los mortales que son capaces de hacer Arte, una habilidad de la que los feéricos carecen; y el mundo de los feéricos, estos seres inmortales que tanto se han tratado de incorporar en los libros de fantasía épica.
“But isn’t absurdity part of being human? We aren’t ageless creatures who watch centuries pass from afar. Our worlds are small, our lives are short, and we can only bleed a little before we fall.”
Conozco pocos casos en los que esto ocurra en nuestro mundo, y al instante esto me trajo recuerdos de The Darkest Part of the Forest, de Holly Black, un libro que me encantó y que no tardaré en reseñar.
Este libro, sin embargo, no se parece en nada al mencionado anteriormente. Manejar un mundo con seres feéricos cuesta mucho, pues hay que crear una gran sociedad que tenga bases de la cultura de los elfos o las hadas que ya conocemos, tiene que ser seres fríos, que adoren las fiestas, pero al mismo tiempo muy estremecedores.
En el inicio del libro, Margaret Rogerson logra crear a la perfección este ambiente. Y hablo en serio cuando digo que en pocas ocasionares se me ha presentado un libro que sea capaz de crear una sociedad tan atractiva y bien hecha como la que nos presenta esta escritora.
Su mundo me cautivó en el acto. Las descripciones de los seres, de las bestias, de los feéricos y sus costumbres, y de la forma en la que convivían ambas razas... todo ello era perfecto. Me sentí atraída por la historia, me moría de ganas de saber más de esa cultura y poder ver al fin cómo era la corte de los feéricos.
Nuestra protagonista, Isobel, vive en Whimsy, un pueblo muy unido al mundo feérico, donde, sin embrago, también se les teme. Los feéricos me llamaron la atención en el acto cuando son descritos como ya les conocemos, seres imperturbables, inmortales y sin sentimientos, pero que, además, buscan con ansias el arte humano, pues ellos no son capaces de crearlo.
Por esta razón, pese al peligro que suponen (literalmente, si no les haces una reverencia pueden algunos acabar con tu vida en el acto), algunos habitantes de Whimsy buscan ser sus artistas, Isobel una de ellos.
Esto se debe a que, cuando el arte que creas es de su agrado (y ya puedes rogar que así sea, ellos te devuelven el favor pagándote con un conjuro/hechizo, cualquiera.
Esto... esto era asombroso. Me encantó.
Un hechizo como forma de pago, mas había que tener cuidado pues, aunque los seres feéricos no pueden decir mentiras, sí pueden jugar con las palabras...
“Walking along a blade’s edge was only fun until the blade stopped being a metaphor.”
Isobel es una artista que hace cuadros a estos seres. Lleva años en este oficio y ha sido precavida en atisbar sus artimañas.
Es una noven que me gustó. No es de mis personajes favoritos femeninos, pero tampoco me desagradó: Isobel sabe lo que hace, es sensata y no se deja llevar por las emociones
Es leal y valiente y piensa en su familia pese a estar locamente enamorada... y eso es algo que no se puede decir del resto de personajes femeninos del romance paranormal.
La familia de Isobel también me ha encantado. Lamentablemente, apenas han salido en esta historia, pero creo que tienen mucho que contar, y eran unos personajes verdaderamente curiosos de leer.
Tenemos a Emma, una mujer que, aunque se preocupa por Isobel, la deja elegir y no está sobre ella todo el rato; y también tenemos a sus "hermanas"... March y May, que no son precisamente humanas... bueno, ahora sí, pero, en realidad, ellas antes eran cabras.
Lo sé. Yo también me quedé igual de estupefacta.
Se las presenta en las primeras páginas de forma natural, como si no fuese nada raro su origen, y eran unas niñas muy traviesas y monísimas, de las que quiero saber más acerca de sus aventuras.
La trama comienza cuando a Isobel se la presenta un nuevo cliente... el príncipe feérico, Rook, para que le haga un retrato... y, cundo lo hace, como bien dice la sinopsis, ve tristeza en sus ojos, algo inaceptable por su raza, así que Rook la secuestra para llevársela a un juicio y lograr salvar su dignidad y su puesto en el trono.
De camino a la corte, sin embrago, tras encontrarse con algunos peligros, los dos comienzan a enamorarse... (predecible). Y, por lo visto, enamorase un humano con un feérico está prohibido (aún más predecible).
¿¿¿Tanto se aburren los seres feéricos en su inmortalidad que deciden poner esta norma tan sólo para que haya algo más de tensión el la corte???
¿¿¿Qué demonios les va a importar a estos seres mágicos y poderosos que uno de los suyos se enamore de un humano??? ¡¡¡¡Si el humano estará muerto en menos de un segundo para sus eternas vidas!!!!
En fin, un misterio más de este género.
“The ability to feel is a strength, not a weakness.” (¿¿¿cuántas veces se ha dicho esta frase en una novela de este género???)
La novela me estaba gustando bastante, he de decirlo, su mundo era fantástico... hasta que se dejó todo lo fantástico de lado para dar paso al romance.
No era un culebrón, gracias la cielo, pero se me hacía demasiado irreal, y, en especial, muy rápido... no niego que dos personas puedan tener uno de esos amores instantáneos, pero es que, en el caso de Rook... ¡¡él es un maldito feérico, ha vivido tantos milenios que ya ni se acuerda de su edad!! ¿¿Por qué ahora está dispuesto a abandonarlo todo por una simple mortal??
Vale que Isobel mole, pero tampoco era nada del otro mundo.
“Isobel, I love you wholly. I love you eternally. I love you so dearly it frightens me. I fear I could not live without you. I could see your face every morning upon waking for a thousand years and still look forward to the next as though it were the first.”
(ya nos ha quedado claro, Rook, amas mucho a Isobel porque una buena mañana decidiste hacerlo, no hace falta que lo repitas cada tres páginas).
Por otro lado, algo que me ha hecho mucha gracia (de veras, tenía unas ganas tremendas de empezar a reír) es Rook.
Rook es adorable, para qué negarlo. Pero esa no era la intención de la escritora... ella quería mostrarnos a un príncipe fuerte, orgulloso, guapo y capaz, engreído pero que en el fondo está perdidamente enamorado de Isobel. Al mismo tiempo, quería hacernos ver que pese a ser muy poderoso (ejem... de eso hablaremos a continuación), también era muy humano, y tenía sentimientos... y vale, no me parece mal, pero... qué demonios... ¡¡¡Rook parecía una caja de hormonas andante!!!
Rook tenía más emociones incluso que la propia Isobel, de un momento a otro podía estar haciéndose el gallito o a punto de llorar no se sabe por qué razón... Margaret Rogerson quería recordarnos que Rook es distinto a otros feéricos, que él tiene sentimientos y ama a Isobel con toda su alma, pero lo recordaba tantas veces que prácticamente cada vez que este personaje hablaba se le describía con alguna emoción fuerte en sus ojos, ya fuese rabia, tristeza, melancolía...
Era extremadamente gracioso, todo Rook quería parecer un personaje muy guay pero en realidad parecía más un niño perdido en la inmensa nada.
Además, repetidamente, se trata de dar el papel de heroína a la chica, haciendo que sea esta la fuerte e inteligente que siempre salve al protagonista masculino, y esto está muy bien, pero, nuevamente, esto ocurría con demasiada frecuencia...
Esto ha sido lo más extraño y gracioso de todo.
Rook es un príncipe. Ha vivido milenos. Ha visto imperios caer y otros alzarse, ha luchado en innumerables batallas y tiene la magia más poderosa de todos los feéricos, a excepción del rey... y, sin embrago, en este libro Rook no dejaba de desmayarse; que yo recuerde, en ningún momento ha llegado a lanzar algún sortilegio chulo o a luchar.
Siempre huía pese a que no dejaba de decirle a Isobel que él era muy muy poderoso e inmortal y que nadie o nada le podía matar... e incluso estuvo a punto de morir por un maldito palo.
Un. Palo.
No le busquéis el sentido.
Se supone que, si un ser feérico trata de hacer Arte, esa habilidad tan maravillosa de la raza humana, se consume y acaba muriendo.
Esto era de lo más raro, pero es que además Margaret Rogerson llevó esta idea hasta su punto más alto, hasta el punto de que, cuando Isobel estaba asando un conejo y le tendió a Rook el palo con el que lo había hecho, este estuvo a punto de morir, y se pasó las siguientes páginas débil y febril.
¿¿¿Y este es el famoso e indestructible príncipe de los feéricos???
El poder del que tanto se había hablado de estos seres apenas estaba presente, además de que todos parecían tener unas emociones muy humanas. El libro comenzó con fuerza pero su desenlace no me gustó nada, fue muy rápido y sin sentido, y el amor era de la noche a la mañana, trasformando a nuestros personajes en personas aún más inconscientes.
“This wasn't like me. So many years of being cautious, and in a matter of minutes I'd started slipping up.”
(al menos se ha dado cuenta... eso no evita que siga haciendo cosas inconscientes)
No sólo eso, nuestros adorados seres feéricos parecían una parodia de cómo deberían ser en realidad. El Arte de los seres humanos les afecta, hasta el punto de la muerte.
(¿¿En serio crees eso, Rook??)
En la página 215, por ejemplo, un ser feérico confiesa que tiene una biblioteca entera de libros pero que, como son Arte del ser humano, no los puede leer.
Ya no estamos hablando sólo de que al tocar un maldito palo te dé un ataque epiléptico... los seres feéricos estaban representados como seres estúpidos e incompetentes, realmente, ninguno me ha sorprendido como al inicio se les describía, todos tenían emociones humanas y parecían fáciles de vencer, eran casi cómicos.
En conclusión, aun con algunos defectos, esta ha sido una lectura entretenida, fácil de leer y con una prosa suave y descriptiva.
Es un libro breve que, sin embargo, sí se me llegó a hacer un poco largo, pero lo recomiendo por su gran y amplio mundo acerca de los seres feéricos, que era el que le dio color a la novela y la hizo una buena lectura al final.
PUNTUACIÓN
♫ Acción: 3.5/5
♫ Personajes: 2.5/5 (indudablemente graciosos aunque esa no era la intención)
♫ Originalidad: 4.5/5
♫ Trama: 3/5
♫ Desenlace: 3/5
♫ Pluma: 3.25/5
♫ Originalidad: 4.5/5
♫ Trama: 3/5
♫ Desenlace: 3/5
♫ Pluma: 3.25/5
VALORACIÓN PERSONAL: 7/10
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