Autor: Belinda Bauer
Editorial: Corgi
Canción Identificada: Lamb of God (Marilyn Manson)
Sinopsis:
Twelve-year-old Steven Lamb digs holes on Exmoor, hoping to find a body. Every day after school, while his classmates swap football stickers, Steven goes digging to lay to rest the ghost of the uncle he never knew, who disappeared aged eleven and is assumed to have fallen victim to the notorious serial killer Arnold Avery.
Only Steven's Nan is not convinced her son is dead. She still waits for him to come home, standing bitter guard at the front window while her family fragments around her. Steven is determined to heal the widening cracks between them before it's too late. And if that means presenting his grandmother with the bones of her murdered son, he'll do it.
So the boy takes the next logical step, carefully crafting a letter to Arnold Avery in prison. And there begins a dangerous cat-and-mouse game between a desperate child and a bored serial killer . . .
Opinión:
Como tercer libro que me leo de Belinda Bauer, Blacklands ha vuelto a afirmar el arte de esta escritora al crear thrillers. Aunque personalmente me ha gustado más Rubbernecker, Blacklands ha sido un libro impresionante, y altamente recomendado.
“Steven was writing to the Devil and asking for mercy.”
La visión global que tuve de este libro nada más acabarlo fue el de una batalla entre la inocencia y el mal. Fue esa una de las razones por las que estaba deseando tener el libro en mis manos: la trama, aunque no dijese mucho sobre lo que este libro me aportaría, parecía sugerir una historia de depredadores y presas, de una mentalidad infantil contra los oscuros pensamientos de un asesino en serie... que resultó ser el argumento central de la novela, en el mejor de los sentidos.
Blacklands es una novela que no abunda en acción. La mayor parte del libro transcurre en dos sitios distintos, bajo el punto de vista de dos personajes, aunque luego haya un recorrido por otros puntos de vista (un punto que aportó mucho al libro).
Pese a no ser una novela llena de acción, intriga o misterio, hay algo en ella que hace que te sea imposible dejar de leer.
La fluidez y la sencillez de la trama convierten a este libro en una adicción para todo lector, una novela breve, directa y escrita de forma clara, con las descripciones necesarias y un absorbente argumento.
La historia es narrada, como ya he mencionado, desde dos puntos de vista: el del protagonista, Steven Lamb, y el del asesino en serie, Arnold Avery. No hay mucho más allá que contar acerca de la trama que no esté dicho en la sinopsis del libro, lo que hace una lectura aún más ágil y dinámica.
El punto de vista de Steven está muy bien logrado: es creíble, ingenuo y honesto; Belinda Bauer ha sabido cómo narrar la novela desde los ojos de un niño inocente, la "presa", logrando crear un ambiente aún más tenso en las escenas finales.
“He stared at Avery's socks and felt an odd sense of wonder. Socks were so normal. So mundane. How could someone who pulled on socks in the morning be a serial killer? Socks were not hard or dangerous. Socks were funny; foot mittens, that's what socks were. They made a knobbly hinge of your toes and became comical sock-puppets. Surely anyone who wore socks could not truly be a threat to him or anyone else?”
Por otro lado, me he sentido alejada de este protagonista. Para tener doce años, Steven Lamb me ha parecido en muchos aspectos inexperto hacia la vida, quizás demasiado ingenuo. Con doce años ya tienes una edad para pensar por ti solo, pero, lo que es más importante y no ha tenido lugar en el libro, es que a esa edad ya empiezas a reflexionar, a introspeccionarte y ver más allá de lo que se muestra en el presente.
Steven experimentaba la historia como un espectador alejado, su voz nos narraba lo que ocurría únicamente en el exterior, sin tener en cuenta sus ideas, pensamientos y sentimientos.
Blacklands, que trata en gran medida acerca de la historia de una familia fracturada (razón por la cual Steven decide hacer algo al respecto, con motivos que a mí, a diferencia de muchos lectores de quienes he visto reseñas, no me ha resultado tan descabellado teniendo en cuanta lo que Steven sufría en su casa y su desesperación de querer salir de esa situación), necesitaba más pensamientos internos de Steven, al menos para mi gusto.
No he sido capaz de conectar con él como me gustaría, aunque sí hubo una escena bajo la lluvia conmovedora, una de mis partes favoritas de la novela porque es donde se ve a la perfección por qué está haciendo lo que está haciendo, su desesperación, su sufrimiento, y, sobre todo, su soledad.
Uno de los puntos fuertes de la novela, y uno de los mayores problemas a los que se enfrenta Steven, es la soledad, tan cruda y descarnada que yo como lectora me sentía igual de perdida y desorientada que él.
Los problemas en su familia diarios no le dan posibilidad de elegir o de cuestionarse las consecuencias de sus actos, y es una voz narrativa muy buena, la encarnación de la soledad, el distanciamiento y la ingenuidad desesperada, pero necesitaba cierta emoción para que resultara más creíble, los problemas eran descritos por encima, me faltaba un desencadenante agobiante y chocante, un golpe duro que le hiciese reaccionar súbitamente para decidirse a mandar la primera carta...
De todas formas, sus actos, conmovedores y simples, con la única intención de cambiar el curso de su familia, junto con la maravillosa y delicada forma de escribir de la escritora, hacían que este libro fuese precioso y enternecedor.
En relación al punto de vista de Arnold Avery... lo que probablemente más me ha gustado de la novela.
Tengo la impresión de que es la primera vez en la que realmente consigo ponerme en la piel de un asesino en serie (por escalofriante que suene este dato), y ha sido alucinante.
Todas las características que definen a esta clase de asesinos estaban dentro de la mente y de los razonamientos de Avery (superioridad, narcisismo, supremacía, aburrimiento, curiosidad e impulsos irrefrenables).
“Avery adapted so fast he'd have blown a hole straight through Darwinism.”
Los momentos en los que él narraba eran estremecedores y los mejores de la novela, dejándome con los pelos de punta, pues la conexión con él era tan directa que resultaba casi asfixiante comprobar todo lo que ocurre dentro de la mente de un asesino en serie... con Arnold Avery sí había lugar para fuertes y profundos pensamientos llenos de impactantes controversias.
La novela también escondía otros puntos de vista, que daban un toque más realista, tonos de voces distintos a la inocencia infantil o al sadismo y demencia de un asesino en serie. Esto relevaba la narración de las dos figuras iniciales y nos permitía verlas desde otros puntos de vista a parte del nuestro: la abuela de Steven, elemento de máxima importancia, un hombre con poca relación con la trama, la madre de Steven (cuyo punto de vista fue como una explosión interna para mí, pues creo que jamás he llegado a odiar tanto a un personaje de forma tan súbita, cuando de golpe me di cuenta de lo mal que Steven lo pasaba y de todo lo que soportaba).
“to suffer his share of the discipline pool. It wasn't a deep pool, or a dangerous one, but what the hell; his mother had a short fuse and a punishment shared was a punishment halved in Steven's eyes. Maybe even a punishment escaped altogether.”
El desenlace era bueno, globalmente hablando. Sin embargo, los últimos momentos del final me parecieron demasiado rápidos, de manera demasiado superficial, ya que toda la novela me había estado preparando para dicho desenlace.
Salvo por este detalle, el final era sorprendente, una bomba de relojería que finalmente explotaba y todo ocurría de forma devoradora, in darme tiempo a reaccionar, y el libro nos deja en su conclusión con un desenlace abierto y satisfactorio.
Blacklands ha sido un gran e inquietante libro, con una gran tensión e su final, siguiendo un curso veloz en una trama unidireccional que, inconscientemente, me ha hecho pensar largo y tendido rato acerca de los temas profundos y controversiales que este libro toca de forma sutil, mientras pasaba una página tras otra en búsqueda de su final, tan desesperada por conocer lo que se escondía como Steven.
Blacklands es un constante tira y afloja entre la maldad y la inocencia, arrasando otros temas delicados y conmovedores, rompiéndote el corazón y al mismo tiempo acelerándotelo en cada momento de extrema tensión.
“Steven was writing to the Devil and asking for mercy.”
La visión global que tuve de este libro nada más acabarlo fue el de una batalla entre la inocencia y el mal. Fue esa una de las razones por las que estaba deseando tener el libro en mis manos: la trama, aunque no dijese mucho sobre lo que este libro me aportaría, parecía sugerir una historia de depredadores y presas, de una mentalidad infantil contra los oscuros pensamientos de un asesino en serie... que resultó ser el argumento central de la novela, en el mejor de los sentidos.
Blacklands es una novela que no abunda en acción. La mayor parte del libro transcurre en dos sitios distintos, bajo el punto de vista de dos personajes, aunque luego haya un recorrido por otros puntos de vista (un punto que aportó mucho al libro).
Pese a no ser una novela llena de acción, intriga o misterio, hay algo en ella que hace que te sea imposible dejar de leer.
La fluidez y la sencillez de la trama convierten a este libro en una adicción para todo lector, una novela breve, directa y escrita de forma clara, con las descripciones necesarias y un absorbente argumento.
La historia es narrada, como ya he mencionado, desde dos puntos de vista: el del protagonista, Steven Lamb, y el del asesino en serie, Arnold Avery. No hay mucho más allá que contar acerca de la trama que no esté dicho en la sinopsis del libro, lo que hace una lectura aún más ágil y dinámica.
El punto de vista de Steven está muy bien logrado: es creíble, ingenuo y honesto; Belinda Bauer ha sabido cómo narrar la novela desde los ojos de un niño inocente, la "presa", logrando crear un ambiente aún más tenso en las escenas finales.
“He stared at Avery's socks and felt an odd sense of wonder. Socks were so normal. So mundane. How could someone who pulled on socks in the morning be a serial killer? Socks were not hard or dangerous. Socks were funny; foot mittens, that's what socks were. They made a knobbly hinge of your toes and became comical sock-puppets. Surely anyone who wore socks could not truly be a threat to him or anyone else?”
Por otro lado, me he sentido alejada de este protagonista. Para tener doce años, Steven Lamb me ha parecido en muchos aspectos inexperto hacia la vida, quizás demasiado ingenuo. Con doce años ya tienes una edad para pensar por ti solo, pero, lo que es más importante y no ha tenido lugar en el libro, es que a esa edad ya empiezas a reflexionar, a introspeccionarte y ver más allá de lo que se muestra en el presente.
Steven experimentaba la historia como un espectador alejado, su voz nos narraba lo que ocurría únicamente en el exterior, sin tener en cuenta sus ideas, pensamientos y sentimientos.
Blacklands, que trata en gran medida acerca de la historia de una familia fracturada (razón por la cual Steven decide hacer algo al respecto, con motivos que a mí, a diferencia de muchos lectores de quienes he visto reseñas, no me ha resultado tan descabellado teniendo en cuanta lo que Steven sufría en su casa y su desesperación de querer salir de esa situación), necesitaba más pensamientos internos de Steven, al menos para mi gusto.
No he sido capaz de conectar con él como me gustaría, aunque sí hubo una escena bajo la lluvia conmovedora, una de mis partes favoritas de la novela porque es donde se ve a la perfección por qué está haciendo lo que está haciendo, su desesperación, su sufrimiento, y, sobre todo, su soledad.
Uno de los puntos fuertes de la novela, y uno de los mayores problemas a los que se enfrenta Steven, es la soledad, tan cruda y descarnada que yo como lectora me sentía igual de perdida y desorientada que él.
Los problemas en su familia diarios no le dan posibilidad de elegir o de cuestionarse las consecuencias de sus actos, y es una voz narrativa muy buena, la encarnación de la soledad, el distanciamiento y la ingenuidad desesperada, pero necesitaba cierta emoción para que resultara más creíble, los problemas eran descritos por encima, me faltaba un desencadenante agobiante y chocante, un golpe duro que le hiciese reaccionar súbitamente para decidirse a mandar la primera carta...
De todas formas, sus actos, conmovedores y simples, con la única intención de cambiar el curso de su familia, junto con la maravillosa y delicada forma de escribir de la escritora, hacían que este libro fuese precioso y enternecedor.
En relación al punto de vista de Arnold Avery... lo que probablemente más me ha gustado de la novela.
Tengo la impresión de que es la primera vez en la que realmente consigo ponerme en la piel de un asesino en serie (por escalofriante que suene este dato), y ha sido alucinante.
Todas las características que definen a esta clase de asesinos estaban dentro de la mente y de los razonamientos de Avery (superioridad, narcisismo, supremacía, aburrimiento, curiosidad e impulsos irrefrenables).
“Avery adapted so fast he'd have blown a hole straight through Darwinism.”
Los momentos en los que él narraba eran estremecedores y los mejores de la novela, dejándome con los pelos de punta, pues la conexión con él era tan directa que resultaba casi asfixiante comprobar todo lo que ocurre dentro de la mente de un asesino en serie... con Arnold Avery sí había lugar para fuertes y profundos pensamientos llenos de impactantes controversias.
La novela también escondía otros puntos de vista, que daban un toque más realista, tonos de voces distintos a la inocencia infantil o al sadismo y demencia de un asesino en serie. Esto relevaba la narración de las dos figuras iniciales y nos permitía verlas desde otros puntos de vista a parte del nuestro: la abuela de Steven, elemento de máxima importancia, un hombre con poca relación con la trama, la madre de Steven (cuyo punto de vista fue como una explosión interna para mí, pues creo que jamás he llegado a odiar tanto a un personaje de forma tan súbita, cuando de golpe me di cuenta de lo mal que Steven lo pasaba y de todo lo que soportaba).
“to suffer his share of the discipline pool. It wasn't a deep pool, or a dangerous one, but what the hell; his mother had a short fuse and a punishment shared was a punishment halved in Steven's eyes. Maybe even a punishment escaped altogether.”
El desenlace era bueno, globalmente hablando. Sin embargo, los últimos momentos del final me parecieron demasiado rápidos, de manera demasiado superficial, ya que toda la novela me había estado preparando para dicho desenlace.
Salvo por este detalle, el final era sorprendente, una bomba de relojería que finalmente explotaba y todo ocurría de forma devoradora, in darme tiempo a reaccionar, y el libro nos deja en su conclusión con un desenlace abierto y satisfactorio.
Blacklands ha sido un gran e inquietante libro, con una gran tensión e su final, siguiendo un curso veloz en una trama unidireccional que, inconscientemente, me ha hecho pensar largo y tendido rato acerca de los temas profundos y controversiales que este libro toca de forma sutil, mientras pasaba una página tras otra en búsqueda de su final, tan desesperada por conocer lo que se escondía como Steven.
Blacklands es un constante tira y afloja entre la maldad y la inocencia, arrasando otros temas delicados y conmovedores, rompiéndote el corazón y al mismo tiempo acelerándotelo en cada momento de extrema tensión.
PUNTUACIÓN
♫ Acción: 2/5
♫ Personajes: 3/5
♫ Originalidad: 3/5
♫ Trama: 3/5
♫ Desenlace: 4.5/5
♫ Pluma: 4/5
VALORACIÓN PERSONAL: 8.5/10
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