Título: Defending Jacob
Autor: William Landay
Editorial: Orion
Canción Identificada: The Art of Self Defense (Black Light Burns)
Sinopsis:
Award-winning author William Landay has written the consummate novel of an embattled family in crisis - a suspenseful, character-driven mystery that is also a spellbinding tale of guilt, betrayal, and the terrifying speed at which our lives can spin out of control.
Andy Barber has been an assistant district attorney in his suburban Massachusetts county for more than twenty years. He is respected in his community, tenacious in the courtroom, and happy at home with his wife, Laurie, and son, Jacob. But when a shocking crime shatters their New England town, Andy is blindsided by what happens next: His fourteen-year-old son is charged with the murder of a fellow student.
Opinión:
Autor: William Landay
Editorial: Orion
Canción Identificada: The Art of Self Defense (Black Light Burns)
Sinopsis:
Award-winning author William Landay has written the consummate novel of an embattled family in crisis - a suspenseful, character-driven mystery that is also a spellbinding tale of guilt, betrayal, and the terrifying speed at which our lives can spin out of control.
Andy Barber has been an assistant district attorney in his suburban Massachusetts county for more than twenty years. He is respected in his community, tenacious in the courtroom, and happy at home with his wife, Laurie, and son, Jacob. But when a shocking crime shatters their New England town, Andy is blindsided by what happens next: His fourteen-year-old son is charged with the murder of a fellow student.
Opinión:
“Predisposition is not predestination.”
Defending Jacob ha sido un gran encuentro con un escritor de prosa detallada, directa e inquietantemente realista. William Landay, autor de muchos libros que se han llevado grandes premios, presenta una historia tal y como a mí me gusta: una trama familiar, un asesinato que parece apuntar al hijo de la pareja, y los esfuerzos de los padres, a lo largo de los meses y en pleno juicio, de demostrar que su hijo es inocente...
“the act does not create guilt unless the mind is also guilty.”
Defending Jacob ha sido un libro como ningún otro, debido a que, pese a que cuenta con bastantes momentos de investigaciones, en general la novela en sí misma es un juego de ratones y gatos, de preguntas mordaces y juegos entre dos abogados, que lleva a hacer del libro un exquisito entresijo de manipulación, conflictos familiares y la eterna búsqueda de probar que aquella persona a la que más ama el protagonista, y que ha sido culpada de algo tan atroz como un asesinato de primer grado de un joven de catorce años, es inocente y sigue siendo el niño que él cree que siempre ha sido...
...¿Hasta qué punto un padre conoce a su hijo? ¿Hasta qué punto está dispuesto a llegar un padre por defenderlo?
Lo digo una vez tras otra: Defending Jacob ha sido un libro único, emocionante y lleno de tensión, donde fuera quedan ideas de persecuciones, armas alzadas y la amenaza de muerte: la tensión de este libro es más sutil, y yo diría que más trabajada... durante sesiones con abogados, con jueces y con psicólogos, la familia Barber pasa de mano en mano tratando de desentrañar el crimen del que se acusa al hijo del matrimonio, sufriendo a manos de incansables interrogatorios y atormentados por la idea, remota pero real, de que todo apunta a que, en efecto, su preciado hijo es el causante de tal horrible asesinato.
“At some point as adults we cease to be our parents' children and we become our children's parents instead.”
Voy a ser sincera: tenía unas altísimas expectativas de este libro. Fue leer sobre su sinopsis y de pronto me saltó al pensamiento ese otro grandioso libro que me he leído este año sobre las relaciones madre-hijo y la manera en la que una familia entera se fractura cuando el más pequeño llega a cometer un delito impensable: no hablo más que de We Need to Talk About Kevin, de Lionel Shriver, libro que fue toda una sorpresa y que me dejó temblando de miedo, inseguridad y emoción contenida.
La reseña de este otro libro mencionado también se encuentra en este blog, y animo a leerla, con la intención de que llegue a engancharos tanto como fue mi caso.
We Need to Talk About Kevin y Defending Jacob son muy distintos entre sí, pese a que tienen en común la eterna pregunta de ¿qué es más fuerte: la manera en la que se cría a un hijo, o la naturaleza del mismo?
Y, además, cuentan con una gran profundización de hasta qué punto conocemos a quienes más amamos, y los límites del amor de un padre hacia un hijo en los momentos más desesperanzados.
“An emotion is a thought, yes, an idea, but it is also a sensation, an ache in your body. Desire, love, hate, fear, repulsion - you feel these things in your muscle and bones, not just in your mind.”
Así pues, Defending Jacob comienza mismamente con un interrogatorio, en el que un abogado presiona al testigo, ni más ni menos que el padre del acusado, Jacob, a que exponga los hechos de los largos meses que tuvieron lugar una vez Jacob fue acusado como el asesino de uno de sus compañeros de instituto.
Cuando todas las pruebas comienzan a apuntar a Jacob, la familia entera se ve envuelta en una atmósfera claustrofóbica y angustiosa, donde el tiempo juega en su contra, así como los testimonios, y la presión comienza a llevarlos a la desesperación.
Andy Barber, el padre del acusado, está dispuesto a lo que sea para probar que su hijo es inocente, y cree firmemente que ese es el caso, pese a que todo apunta a lo contrario.
Contada desde su punto de vista, la historia entera gira en torno al amor que un padre tiene hacia su hijo, la seguridad de que lo conoce, y hasta qué punto esta falsa seguridad le hace no ver las cosas claras.
¿Podemos llegar a conocer realmente quiénes son de verdad nuestros hijos, y podemos llegar a actuar en consecuencia?
“We are pattern-seeking, storytelling animals, and have been since we began drawing on cave walls.”
Mediante avanza la historia, y mediante el día del juicio está más próximo, cada uno de los personajes principales se enfrentan a la incertidumbre...
Jacob, el querido hijo de Andy y Laurie, es un enigma para el lector. Yo, como lectora, comenzaba a dudar de la manera en la que el propio protagonista y narrador cuenta las cosas, y a medida que comienzan a revelarse cosas sobre el pasado del joven, así como sobre la historia misma de la familia del protagonista, más crece la inseguridad y el miedo de que, en efecto, la realidad sea que Jacob es el asesino de un alumno de su curso...
“Damage hardens us all. It will harden you too, when it finds you—and it will find you”
Como temáticas centrales, nos encontramos con que William Landay trabaja dos vías en especial: en primer lugar, la predilección de un padre por su hijo y la certeza que tiene hacia la inocencia de Jacob; y en segundo lugar el eterno debate de nature vs nurture, encontrándonos metidos en las profundidades del "murder gene", las historias familiares que llevan arrastrando consigo crímenes, y hasta qué punto nuestra propia biología de nacimiento nos hace ser lo que somos.
¿Qué es más fuerte en una conducta: lo social, o lo arraigado en nosotros desde que existimos?
“No one worth knowing can be quite known, no one worth possessing can be quite possessed”
Y realmente, estos son los temas que hacen que ese libro sea una verdadera joya, pues me ha llegado a sacar del clásico thriller que leía sobre persecuciones, investigaciones y búsqueda del asesino y me ha metido en una realidad: todo indica a que el asesino es uno, ahora bien ¿es eso cierto? ¿Quién dice la verdad? ¿Quién es, de hecho, Jacob, y hasta qué punto el protagonista lo conoce?
Hay investigaciones, que no haya engaño: hay búsquedas de la verdad, pasos que da el protagonista para averiguar quién es su hijo y por qué todo parece apuntar a que ha hecho lo impensable.
Pero el libro en sí se centra sobre todo en interrogatorios, combates entre dos muy experimentados abogados, y en ir sabiendo más sobre el acusado de asesinato, Jacob, que ha sido un personaje increíblemente bueno, muy complejo y, en especial, muy difícil de entender.
“I rather doubt he had the sense to see the truth: that there are wounds worse than fatal, which the law's little binary distinctions-guilty/innocent, criminal/victim-cannot fathom, let alone fix. The law is a hammer, not a scalpel.”
Continuando con esto, queda hablar de los personajes, todos ellos muy bien perfilados, con personalidades claras y voces propias y muy destacables. Andy y Jacob son los personajes principales, pero hay otros muchos que son esenciales para entender mejor la obra y para aportar grandes dosis de tensión a la novela.
Andy Barber ha sido un personaje de cabo a rabo espléndido, porque estaba muy bien creado y cada pensamiento suyo se presentaba con precisión y seguridad.
El escritor sabe perfectamente lo que hace a la hora de narrar, y en lugar de hacerlo desde una voz fiable la historia está narrada desde un padre dispuesto a lo que sea por probar que su hijo es inocente.
Desde el punto de vista de Andy, nos metemos en el mundo de los juicios, de las investigaciones y de los contra-argumentos, donde retrata el sistema de justicia y la manera en la que no siempre es infalible.
Como él aclara, hay distintas capas en el sistema, pero la mayoría de ellas son humanas y pueden llevar a errores, los jueces con personas como otras muchas y pueden sentirse más inclinados subjetivamente hacia algo que hacia otra cosa.
Con todo, suele funcionar el sistema, pero queda su miedo de ¿qué ocurre si falla? ¿Qué ocurre si su hijo es expuesto como culpable?
Sabiendo de los defectos del campo en el que trabaja, Andy se mete en un juego complicado donde cada malentendido puede llevara un veredicto erróneo, y donde lo que averigua sobre su hijo es callado, silenciado, y, en ocasiones, con sus huellas borradas a favor de Jacob.
Andy muestra un tono de voz seguro, habla con claridad y no está dispuesto a pensar mal de su hijo, en ningún momento.
En toda la novela, apenas le invade el pensamiento de que haya algo que él no sepa de Jacob, pese a que comience a saber de las actividades que éste hacía en secreto, y la narrativa es tan buena que cada idea de Andy se pone en papel, es realista y sus pensamientos tienen mucha coherencia.
“But then, we all tell ourselves stories about ourselves. The money man tells himself that by getting rich he is actually enriching others, the artist tells himself that his creations are things of deathless beauty, the soldier tells himself he is on the side of the angels.” Jacob Barber, en cambio, ha sido un personaje mucho más difícil de leer, era complicado saber sobre él, era callado, mostraba poco de sí mismo y, sin embargo, tenía muchas capas en él que comenzaban a ser sacadas en la obra.
Un punto magno de la misma es la interacción que Jacob tiene en las redes sociales: la crítica que se hace a ellas, como la cantidad de falsos amigos que sugieren, la manera en la que una persona "sigue" a otra virtualmente sin saber realmente con quién está tratando (mismamente, con un culpable de asesinato, como es el caso), y cómo los comentarios que se hacen en las redes sociales quedan grabados para siempre, y, en muchos casos, son rebatidos y combatidos con vileza y crueldad.
Jacob, que se mueve por el Internet como un fantasma, deja a su paso un rastro de malos comentarios, de historias macabras y de enemistades, y todo ello lo hace, de alguna manera, bajo una adrenalina intensa y violenta, un deseo de suscitar opiniones negativas o en su contra y mostrar pensamientos que, en habla social, no están vistos como correctos o morales. Las redes sociales, apunta el escritor, muestran otra cara de nosotros, y, en muchos casos, la peor.
“The rest-the vast majority, tens of thousands of days-are unremarkable, repetitive, even monotonous. We glide through them then instantly forget them. We tend not to think about this arithmetic when we look back on our lives. We remember the handful of Big Days and throw away the rest.
We organize our long, shapeless lives into tidy little stories...But our lives are mostly made up of junk, of ordinary, forgettable days, and 'The End' is never the end.”
Laurie, la esposa del protagonista, ha sido un personaje también muy desarrollado, que duda más que su marido de la inocencia de su hijo, y cuyo pasado y legado familiar la lleva a confiar en que un retrato psicológico puede ser la única y verdadera clave para entender a una persona.
Laurie ha sido una mujer de gran inteligencia, que pierde los nervios con el caso y comienza a decolorarse poco a poco, perdiendo lo que era y dando paso a una mujer llena de dudas que desconfía de su propio hijo y empieza a ver las cosas de distinta manera...
Desde el minuto cero, Laurie estaba muy bien retratada, es alguien que valora la palabra por encima de todo lo demás y que conoce bastante sobre la manera de actuar de las personas.
No obstante, a medida que avanzaba el libro y toda la presión caía sobre ella, se volvía poco a poco un retrato en sepia, y yo comencé a tener la sospecha (como acabé sospechando de muchos personajes) de que había algo en ella que no marchaba del todo bien (como cuando está en una de las sesiones de la psiquiatra a la que contratan para saber más de su hijo).
El pensamiento me llegó poco a poco, y no deseo decir mucho, pero... Laurie tiene un importante papel en al historia.
“A jury verdict is just a guess - a well-intentioned guess, generally, but you simply cannot tell fact from fiction by taking a vote.”
Hay otros muchos personajes que están muy bien creados, como los chicos de la edad de Jacob, que salen de vez en cuando y hablan de manera coloquial, vacilante, y aportan muchas revelaciones a la historia. También está otro de los sospechosos, un amigo de Andy que tras la acusación pierde el contacto, la familia de la víctima y el mejor amigo de Jacob, que tiene una relación complicada con éste.
Pero un personaje que tengo que sacar por encima de todos ellos es, sin duda alguna, Neal Logiudice, un inteligentísimo y muy profesional abogado que juega en contra de Jacob, y cuyas artimañas, formas de hablar y cómo mete siempre el dedo en la llaga hicieron de él para mí un personaje sensacional, sagaz y barbáricamente perspicaz, insistente y, en especial, un personaje que, pese a ser antagónico con respecto a los propósitos del protagonista, tiene muchas caras y resulta envidiablemente real y humano.
La batalla entre Neal Logiudice y Andy Barber era descomunal, y el abogado de los Barber también tenía un papel importante en todo esto.
“The human element in any system is always prone to error. Why should the courts be any different? They are not. Our blind trust in the system is the product of ignorance....”
Ya finalizando, la prosa ha sido otro claro ejemplo de la manera tan efectiva en la que el libro está narrado: la prosa era directa, no tenía artificios y no se andaba por las ramas. Había pocas descripciones, y las que había resultaban breves, muy pictóricas y realistas.
Lo central de la prosa estaba en los pensamientos de Andy, sus testificaciones y sus alegatos, la manera con la que se refería a su hijo y lo que pensaba del caso. Los pensamientos de Andy Barber estaban muy bien representados, en ocasiones yo dejaba de tener en cuenta que en escritor era Landay y me metía de lleno en la forma de narrar de Andy, cada una de sus emociones, sus miedos e inseguridades, el debate que tenía consigo mismo y la manera en la que no acababa de creer lo que le decían de su propio hijo.
“Every father knows the disconcerting when you see your child as a weird, distorted double of yourself. It is as if for a moment your identities overlap. You see an idea, a conception of your boyish inner self...made real and flesh.
He is you restarted, rewound; at the same time he is as foreign and unknowable as any other person.”
La prosa era muy efectiva, muy buena, sabía por dónde ir y lo que hacer para dejar intriga, intercalaba las explicaciones del protagonista con intervenciones en lo que parecía un juicio con Logiudice, y la forma de escribir, que cada vez llevaba consigo más tensión y dejaba en mí más duda, me ha llevado a sospechar de muchos personajes, a formar teorías propias y, en especial, a estar atenta a cada detalle, siempre el libro consiguiéndome sorprender, y encaminándose todo hacia el veredicto final...
“You have to follow your intuition. That is what expertise is: all the experience, the cases won and lost, the painful mistakes, all the technical details you learn by rote repetition, over time these things leave you with an instinctive sense of your craft. A "gut" for it.”
En último lugar, tengo que hacer una breve mención al desenlace, que aseguro que yo no veía venir para nada, pese a que notaba que había ciertas cosas de los interludios de la narrativa (donde Andy testificaba, escritos en distinta letra) que me llevaban a creer que algo iba a pasar o que algo no iba del todo bien...
En fin, que el final es una verdadera brutalidad, una barbaridad de tensión acumulada que dio su fruto y logró hacer que se me congelase la sangre de las venas, en serio.
Es un final muy impactante, inquietante y muy bueno, que deja algunas cosas claras de la novela y unas pocas en el aire.
Defending Jacob es una obra sensacional, un magistral thriller legal que me ha llenado de intriga en toda la lectura y ha profundizado en grandes bases de la psicología, de la abogacía y de la justicia en sí misma, donde la devoción paterna, la lucha por conocer a tu hijo y defenderlo hasta el final, cada vez se volvía más peliaguda, más impensable, hasta un punto en el que la realidad y los pensamientos del narrador entraban en desacuerdo y solo quedaba esperar, ansiosamente, al brutal final del libro.
Sin duda alguna, Defending Jacob es una historia llena de matices, donde nada está del todo claro y donde el secreto de que el libro enganche tanto está en la gran tensión que hay ante el desconocimiento, y ante los interrogatorios, pesquisas, alegatos, y confesiones.
La verdad, que no es solo una, entra en juego en una historia llena de misterio, de engaños y de entresijos y maquinaciones por parte de los defensores de la justicia.
Una novela que, sin duda alguna, no hay que perderse.
Una verdadera maravilla, hablo desde mi más profunda admiración.
Más reseñas aquí en el blog La Llanura de los Mil Mundos: http://lallanuradelosmilmundos.blogspot.com/
Defending Jacob ha sido un gran encuentro con un escritor de prosa detallada, directa e inquietantemente realista. William Landay, autor de muchos libros que se han llevado grandes premios, presenta una historia tal y como a mí me gusta: una trama familiar, un asesinato que parece apuntar al hijo de la pareja, y los esfuerzos de los padres, a lo largo de los meses y en pleno juicio, de demostrar que su hijo es inocente...
“the act does not create guilt unless the mind is also guilty.”
Defending Jacob ha sido un libro como ningún otro, debido a que, pese a que cuenta con bastantes momentos de investigaciones, en general la novela en sí misma es un juego de ratones y gatos, de preguntas mordaces y juegos entre dos abogados, que lleva a hacer del libro un exquisito entresijo de manipulación, conflictos familiares y la eterna búsqueda de probar que aquella persona a la que más ama el protagonista, y que ha sido culpada de algo tan atroz como un asesinato de primer grado de un joven de catorce años, es inocente y sigue siendo el niño que él cree que siempre ha sido...
...¿Hasta qué punto un padre conoce a su hijo? ¿Hasta qué punto está dispuesto a llegar un padre por defenderlo?
Lo digo una vez tras otra: Defending Jacob ha sido un libro único, emocionante y lleno de tensión, donde fuera quedan ideas de persecuciones, armas alzadas y la amenaza de muerte: la tensión de este libro es más sutil, y yo diría que más trabajada... durante sesiones con abogados, con jueces y con psicólogos, la familia Barber pasa de mano en mano tratando de desentrañar el crimen del que se acusa al hijo del matrimonio, sufriendo a manos de incansables interrogatorios y atormentados por la idea, remota pero real, de que todo apunta a que, en efecto, su preciado hijo es el causante de tal horrible asesinato.
“At some point as adults we cease to be our parents' children and we become our children's parents instead.”
Voy a ser sincera: tenía unas altísimas expectativas de este libro. Fue leer sobre su sinopsis y de pronto me saltó al pensamiento ese otro grandioso libro que me he leído este año sobre las relaciones madre-hijo y la manera en la que una familia entera se fractura cuando el más pequeño llega a cometer un delito impensable: no hablo más que de We Need to Talk About Kevin, de Lionel Shriver, libro que fue toda una sorpresa y que me dejó temblando de miedo, inseguridad y emoción contenida.
La reseña de este otro libro mencionado también se encuentra en este blog, y animo a leerla, con la intención de que llegue a engancharos tanto como fue mi caso.
We Need to Talk About Kevin y Defending Jacob son muy distintos entre sí, pese a que tienen en común la eterna pregunta de ¿qué es más fuerte: la manera en la que se cría a un hijo, o la naturaleza del mismo?
Y, además, cuentan con una gran profundización de hasta qué punto conocemos a quienes más amamos, y los límites del amor de un padre hacia un hijo en los momentos más desesperanzados.
“An emotion is a thought, yes, an idea, but it is also a sensation, an ache in your body. Desire, love, hate, fear, repulsion - you feel these things in your muscle and bones, not just in your mind.”
Cuando todas las pruebas comienzan a apuntar a Jacob, la familia entera se ve envuelta en una atmósfera claustrofóbica y angustiosa, donde el tiempo juega en su contra, así como los testimonios, y la presión comienza a llevarlos a la desesperación.
Andy Barber, el padre del acusado, está dispuesto a lo que sea para probar que su hijo es inocente, y cree firmemente que ese es el caso, pese a que todo apunta a lo contrario.
Contada desde su punto de vista, la historia entera gira en torno al amor que un padre tiene hacia su hijo, la seguridad de que lo conoce, y hasta qué punto esta falsa seguridad le hace no ver las cosas claras.
¿Podemos llegar a conocer realmente quiénes son de verdad nuestros hijos, y podemos llegar a actuar en consecuencia?
“We are pattern-seeking, storytelling animals, and have been since we began drawing on cave walls.”
Mediante avanza la historia, y mediante el día del juicio está más próximo, cada uno de los personajes principales se enfrentan a la incertidumbre...
Jacob, el querido hijo de Andy y Laurie, es un enigma para el lector. Yo, como lectora, comenzaba a dudar de la manera en la que el propio protagonista y narrador cuenta las cosas, y a medida que comienzan a revelarse cosas sobre el pasado del joven, así como sobre la historia misma de la familia del protagonista, más crece la inseguridad y el miedo de que, en efecto, la realidad sea que Jacob es el asesino de un alumno de su curso...
“Damage hardens us all. It will harden you too, when it finds you—and it will find you”
¿Qué es más fuerte en una conducta: lo social, o lo arraigado en nosotros desde que existimos?
“No one worth knowing can be quite known, no one worth possessing can be quite possessed”
Y realmente, estos son los temas que hacen que ese libro sea una verdadera joya, pues me ha llegado a sacar del clásico thriller que leía sobre persecuciones, investigaciones y búsqueda del asesino y me ha metido en una realidad: todo indica a que el asesino es uno, ahora bien ¿es eso cierto? ¿Quién dice la verdad? ¿Quién es, de hecho, Jacob, y hasta qué punto el protagonista lo conoce?
Hay investigaciones, que no haya engaño: hay búsquedas de la verdad, pasos que da el protagonista para averiguar quién es su hijo y por qué todo parece apuntar a que ha hecho lo impensable.
Pero el libro en sí se centra sobre todo en interrogatorios, combates entre dos muy experimentados abogados, y en ir sabiendo más sobre el acusado de asesinato, Jacob, que ha sido un personaje increíblemente bueno, muy complejo y, en especial, muy difícil de entender.
“I rather doubt he had the sense to see the truth: that there are wounds worse than fatal, which the law's little binary distinctions-guilty/innocent, criminal/victim-cannot fathom, let alone fix. The law is a hammer, not a scalpel.”
Continuando con esto, queda hablar de los personajes, todos ellos muy bien perfilados, con personalidades claras y voces propias y muy destacables. Andy y Jacob son los personajes principales, pero hay otros muchos que son esenciales para entender mejor la obra y para aportar grandes dosis de tensión a la novela.
Andy Barber ha sido un personaje de cabo a rabo espléndido, porque estaba muy bien creado y cada pensamiento suyo se presentaba con precisión y seguridad.
El escritor sabe perfectamente lo que hace a la hora de narrar, y en lugar de hacerlo desde una voz fiable la historia está narrada desde un padre dispuesto a lo que sea por probar que su hijo es inocente.
Desde el punto de vista de Andy, nos metemos en el mundo de los juicios, de las investigaciones y de los contra-argumentos, donde retrata el sistema de justicia y la manera en la que no siempre es infalible.
Como él aclara, hay distintas capas en el sistema, pero la mayoría de ellas son humanas y pueden llevar a errores, los jueces con personas como otras muchas y pueden sentirse más inclinados subjetivamente hacia algo que hacia otra cosa.
Con todo, suele funcionar el sistema, pero queda su miedo de ¿qué ocurre si falla? ¿Qué ocurre si su hijo es expuesto como culpable?
Sabiendo de los defectos del campo en el que trabaja, Andy se mete en un juego complicado donde cada malentendido puede llevara un veredicto erróneo, y donde lo que averigua sobre su hijo es callado, silenciado, y, en ocasiones, con sus huellas borradas a favor de Jacob.
Andy muestra un tono de voz seguro, habla con claridad y no está dispuesto a pensar mal de su hijo, en ningún momento.
En toda la novela, apenas le invade el pensamiento de que haya algo que él no sepa de Jacob, pese a que comience a saber de las actividades que éste hacía en secreto, y la narrativa es tan buena que cada idea de Andy se pone en papel, es realista y sus pensamientos tienen mucha coherencia.
“But then, we all tell ourselves stories about ourselves. The money man tells himself that by getting rich he is actually enriching others, the artist tells himself that his creations are things of deathless beauty, the soldier tells himself he is on the side of the angels.” Jacob Barber, en cambio, ha sido un personaje mucho más difícil de leer, era complicado saber sobre él, era callado, mostraba poco de sí mismo y, sin embargo, tenía muchas capas en él que comenzaban a ser sacadas en la obra.
Un punto magno de la misma es la interacción que Jacob tiene en las redes sociales: la crítica que se hace a ellas, como la cantidad de falsos amigos que sugieren, la manera en la que una persona "sigue" a otra virtualmente sin saber realmente con quién está tratando (mismamente, con un culpable de asesinato, como es el caso), y cómo los comentarios que se hacen en las redes sociales quedan grabados para siempre, y, en muchos casos, son rebatidos y combatidos con vileza y crueldad.
Jacob, que se mueve por el Internet como un fantasma, deja a su paso un rastro de malos comentarios, de historias macabras y de enemistades, y todo ello lo hace, de alguna manera, bajo una adrenalina intensa y violenta, un deseo de suscitar opiniones negativas o en su contra y mostrar pensamientos que, en habla social, no están vistos como correctos o morales. Las redes sociales, apunta el escritor, muestran otra cara de nosotros, y, en muchos casos, la peor.
“The rest-the vast majority, tens of thousands of days-are unremarkable, repetitive, even monotonous. We glide through them then instantly forget them. We tend not to think about this arithmetic when we look back on our lives. We remember the handful of Big Days and throw away the rest.
We organize our long, shapeless lives into tidy little stories...But our lives are mostly made up of junk, of ordinary, forgettable days, and 'The End' is never the end.”
Laurie, la esposa del protagonista, ha sido un personaje también muy desarrollado, que duda más que su marido de la inocencia de su hijo, y cuyo pasado y legado familiar la lleva a confiar en que un retrato psicológico puede ser la única y verdadera clave para entender a una persona.
Laurie ha sido una mujer de gran inteligencia, que pierde los nervios con el caso y comienza a decolorarse poco a poco, perdiendo lo que era y dando paso a una mujer llena de dudas que desconfía de su propio hijo y empieza a ver las cosas de distinta manera...
Desde el minuto cero, Laurie estaba muy bien retratada, es alguien que valora la palabra por encima de todo lo demás y que conoce bastante sobre la manera de actuar de las personas.
No obstante, a medida que avanzaba el libro y toda la presión caía sobre ella, se volvía poco a poco un retrato en sepia, y yo comencé a tener la sospecha (como acabé sospechando de muchos personajes) de que había algo en ella que no marchaba del todo bien (como cuando está en una de las sesiones de la psiquiatra a la que contratan para saber más de su hijo).
El pensamiento me llegó poco a poco, y no deseo decir mucho, pero... Laurie tiene un importante papel en al historia.
“A jury verdict is just a guess - a well-intentioned guess, generally, but you simply cannot tell fact from fiction by taking a vote.”
Hay otros muchos personajes que están muy bien creados, como los chicos de la edad de Jacob, que salen de vez en cuando y hablan de manera coloquial, vacilante, y aportan muchas revelaciones a la historia. También está otro de los sospechosos, un amigo de Andy que tras la acusación pierde el contacto, la familia de la víctima y el mejor amigo de Jacob, que tiene una relación complicada con éste.
Pero un personaje que tengo que sacar por encima de todos ellos es, sin duda alguna, Neal Logiudice, un inteligentísimo y muy profesional abogado que juega en contra de Jacob, y cuyas artimañas, formas de hablar y cómo mete siempre el dedo en la llaga hicieron de él para mí un personaje sensacional, sagaz y barbáricamente perspicaz, insistente y, en especial, un personaje que, pese a ser antagónico con respecto a los propósitos del protagonista, tiene muchas caras y resulta envidiablemente real y humano.
La batalla entre Neal Logiudice y Andy Barber era descomunal, y el abogado de los Barber también tenía un papel importante en todo esto.
“The human element in any system is always prone to error. Why should the courts be any different? They are not. Our blind trust in the system is the product of ignorance....”
Ya finalizando, la prosa ha sido otro claro ejemplo de la manera tan efectiva en la que el libro está narrado: la prosa era directa, no tenía artificios y no se andaba por las ramas. Había pocas descripciones, y las que había resultaban breves, muy pictóricas y realistas.
Lo central de la prosa estaba en los pensamientos de Andy, sus testificaciones y sus alegatos, la manera con la que se refería a su hijo y lo que pensaba del caso. Los pensamientos de Andy Barber estaban muy bien representados, en ocasiones yo dejaba de tener en cuenta que en escritor era Landay y me metía de lleno en la forma de narrar de Andy, cada una de sus emociones, sus miedos e inseguridades, el debate que tenía consigo mismo y la manera en la que no acababa de creer lo que le decían de su propio hijo.
“Every father knows the disconcerting when you see your child as a weird, distorted double of yourself. It is as if for a moment your identities overlap. You see an idea, a conception of your boyish inner self...made real and flesh.
He is you restarted, rewound; at the same time he is as foreign and unknowable as any other person.”
La prosa era muy efectiva, muy buena, sabía por dónde ir y lo que hacer para dejar intriga, intercalaba las explicaciones del protagonista con intervenciones en lo que parecía un juicio con Logiudice, y la forma de escribir, que cada vez llevaba consigo más tensión y dejaba en mí más duda, me ha llevado a sospechar de muchos personajes, a formar teorías propias y, en especial, a estar atenta a cada detalle, siempre el libro consiguiéndome sorprender, y encaminándose todo hacia el veredicto final...
“You have to follow your intuition. That is what expertise is: all the experience, the cases won and lost, the painful mistakes, all the technical details you learn by rote repetition, over time these things leave you with an instinctive sense of your craft. A "gut" for it.”
En último lugar, tengo que hacer una breve mención al desenlace, que aseguro que yo no veía venir para nada, pese a que notaba que había ciertas cosas de los interludios de la narrativa (donde Andy testificaba, escritos en distinta letra) que me llevaban a creer que algo iba a pasar o que algo no iba del todo bien...
En fin, que el final es una verdadera brutalidad, una barbaridad de tensión acumulada que dio su fruto y logró hacer que se me congelase la sangre de las venas, en serio.
Es un final muy impactante, inquietante y muy bueno, que deja algunas cosas claras de la novela y unas pocas en el aire.
Defending Jacob es una obra sensacional, un magistral thriller legal que me ha llenado de intriga en toda la lectura y ha profundizado en grandes bases de la psicología, de la abogacía y de la justicia en sí misma, donde la devoción paterna, la lucha por conocer a tu hijo y defenderlo hasta el final, cada vez se volvía más peliaguda, más impensable, hasta un punto en el que la realidad y los pensamientos del narrador entraban en desacuerdo y solo quedaba esperar, ansiosamente, al brutal final del libro.
Sin duda alguna, Defending Jacob es una historia llena de matices, donde nada está del todo claro y donde el secreto de que el libro enganche tanto está en la gran tensión que hay ante el desconocimiento, y ante los interrogatorios, pesquisas, alegatos, y confesiones.
La verdad, que no es solo una, entra en juego en una historia llena de misterio, de engaños y de entresijos y maquinaciones por parte de los defensores de la justicia.
Una novela que, sin duda alguna, no hay que perderse.
Una verdadera maravilla, hablo desde mi más profunda admiración.
PUNTUACIÓN
♫ Personajes: 4/5
♫ Acción: 3/5
♫ Trama: 3.5/5
♫ Originalidad: 4.5/5
♫ Tensión: 4/5
♫ Tensión: 4/5
♫ Desenlace: 4/5
♫ Pluma: 4.5/5
VALORACIÓN PERSONAL: 9/10
VALORACIÓN PERSONAL: 9/10
Más reseñas aquí en el blog La Llanura de los Mil Mundos: http://lallanuradelosmilmundos.blogspot.com/
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