RESEÑA:
LA SOSPECHA DE SOFÍA
Título: La sospecha de Sofía
Autora: Paloma Sánchez-Garnica
Editorial: Planeta
Canción Identificada:
Sinopsis:
Autora: Paloma Sánchez-Garnica
Editorial: Planeta
Canción Identificada:
Sinopsis:
En una Europa dividida por un muro insalvable, dos hombres y una mujer buscan desesperadamente su destino.
La anodina vida de Sofía y Daniel cambia radicalmente cuando él recibe una carta anónima en la que se le dice que Sagrario, a la que venera, no es su verdadera madre y que si quiere conocer la verdad de su origen debe ir a París esa misma noche. Intrigado, pregunta a su padre por esta cuestión y él le recomienda que lo deje pasar, que no remueva el pasado. Sin embargo, hay preguntas que necesitan una respuesta y esta búsqueda desencadenará una sucesión de terribles acontecimientos y encuentros inesperados de infortunado desenlace que trastocará su vida y la de su mujer, Sofía, para siempre. Madrid, París y su mayo del 68, el muro de Berlín, la Stasi y la KGB, los servicios de contraespionaje en la España tardofranquista y tres personajes en busca de su identidad son las claves de esta fantástica novela con el inconfundible sello de Paloma Sánchez-Garnica.
Opinión personal:
Un muro enorme, rociado de sangre y balas, ha estado extendido a lo largo de todo Berlín durante un tiempo dolorosamente largo.
Los que lo veían desde las ventanas de su casa, o desde el barrio de al lado, o desde las noticias, a veces podían también fijarse en esos pobres desesperados que trataban de saltarlo.
No era en sí una tarea complicada... al menos, no a nivel físico o deportivo; pero requería algo mucho peor que un esfuerzo de entrenamiento. Tenías que saber mirar bien el día, la hora, el momento exacto. Asegurarte de que nadie más te miraba. Coger carrerilla, auparte, ayudarte de las personas que te acompañaban, y que morirían junto a ti de seguro... por probabilidad, siempre tienes la esperanza de ser tú el que llegue a la cima, la salte, y sea libre, exactamente como cantan las canciones más decididas.
Pero demasiada gente tuvo esta creencia. Armarse de valor, intentarlo, para morir, al final, por un tiro en la nuca, que te saca los sesos desde el otro lado de la cara.
Aquí no acaba tu historia.
Al día siguiente, otra persona, probablemente fiel acatador de las órdenes de los de arriba, recogerá tu cadáver tratando de que no permanezcan demasiadas manchas en ese gigantesco muro de cemento. Realmente, tú ya estás muerto, pero también te reconoces en este rostro apenado que te recoge en silencio, con cuidado, con el miedo de que a él le pueda pasar exactamente lo mismo.
La humanidad, en situaciones límite, acaba siendo siempre la misma cosa. Y, por tanto, tanto los de un bando como de otro, en tiempos de guerra, en el fondo jamás han sido tan semejantes entre sí.
Todos tienen miedo, angustia, despecho, terror. No duermen por las noches. Tienen pesadillas durante el día. El espionaje los agota, los secretos pesan como piedras en su estómago, saben que, si fueran un mínimo instante ellos mismos, sinceros y libres, también caerían por una ráfaga de tiros de metralleta.
La sospecha de Sofía es mucho más que una historia que trata sobre desgracias. Habla de repercusiones, consecuencias debido a ideologías enfrentadas que no solo afectan a la comunidad y al nivel social... individualmente, también te dejan macerado. Te cocinan vivo con angustia, eres la propia receta de un mal común.
Porque si algo me parece que debe plasmarse sí o sí en una novela histórica, es la unanimidad, es decir, que cada valor y conducta sea expuesta a un proceso de reflexión, objetividad, y sentido moral.
Hay episodios en la historia que podrían acusarse de terribles si únicamente miráramos a su figura central, a su líder supremo, su villano más temible... pero cuando ves el "culto" alrededor de estos malos hábitos (y nótese que digo hábitos, pues a veces el "mal" está tan interiorizado que ni siquiera sabes que lo tienes dentro), te das cuenta de que la situación es más compleja.
El poder de las masas es lo que cambia realmente el mundo. Y, a veces, estas masas están asustadas.
Se pegan las unas a las otras y creen que esto es algo así como un sentido de justicia, orden y totalitarismo. Creen que para estar seguras tienen que acabar con la amenaza. Y, en ocasiones, es cierto que así es, pero, ¿a qué coste?
Las muy sucesivas guerras que ha habido en el siglo XX nos dejan a todos muy claro lo que somos el ser humano en su conjunto. No un tío particular y zumbado que causa el terror... todos tenemos nuestra parte de interacción con un sistema que se va fabricando hasta ser dañino, ya sea para gente ajena, o incluso para sus propios integrantes. La ideología, la religión, la política, la sociología, la filosofía... todo estudio del comportamiento humano y su propia proyección de un mundo mejor frente al mundo actual pueden dejar graves estragos si se manejan de mala manera.
La sospecha de Sofía no es un libro que en sí mismo explore toda esta ambigüedad, pero, fiel a su formato de novela histórica, sí que expone con todo detalle que la decisión individual puede generar terribles consecuencias a un nivel muy grande.
Tus seres queridos, tus visiones de la realidad, tu salud, tu cordura, tu vida... todo cae a manos de quienes tienen el poder para doblegarte. Si quieres ser libre, si quieres decidir por ti mismo, has de tener en cuenta que muchos serán los que traten de volver a controlarte (o eliminarte de la ecuación si conformas una amenaza mayor), pero, además, incluso tus propias acciones, con buenas intenciones en muchos casos, pueden afectar negativamente a tantas otras personas.
¿Debemos por eso dejar de actuar? No; qué va. Pero este libro saca a la luz que, en una situación de crisis mundial, una toma de decisiones precipitada, y una cascada de sucesivos eventos cada vez de mayor violencia, pueden llevar al mayor sufrimiento inimaginable.
Así que, yendo a la reseña, empezaré comentando:
¿De qué trata?
La sospecha de Sofía es una novela histórica pero escrita en este mismo presente, y ¿por qué es necesario que diga esto? Porque, aunque hay una gran exposición de la vida que se tenía anteriormente, la autora domina un atributo maravilloso de nuestros tiempos que es la posibilidad de pensar, juzgar, opinar y valorar los aspectos sociales pasados que nos conforman como las personas de hoy en día.
Y La sospecha de Sofía abarca un aspecto muy social, muy complejo, donde la política se entremezcla con cosas que ni siquiera son de disciplinas de estudio, sino que tienen que ver más con las interacciones humanas, incluso, mismamente, con el propio individuo.
En esta novela, la escritora, Paloma Sánchez-Garnica, teje una historia donde el núcleo más importante no está tanto en el qué hacemos (y si esto está bien o mal), sino en el contexto que rodea nuestras acciones, el cual es realmente el que determina si son buenas, malas, fructuosas, o incluso muy perjudiciales.
Y aquí hablamos de la historia, de una historia bastante cercana, mediante la cual la escritora depura su mensaje y se centra en un relato que, aunque se inicia de manera un tanto lenta, va cogiendo fuerza para pasar a ser una muy buena disertación novelística sobre lo que significa la familia, la lealtad a tus seres queridos, la fidelidad a tu propio país, y tus propios deseos como persona individual de ser libre, a toda costa.
El marco de la novela es el de dos países autoritarios, uno bajo el velo de una dictadura (la España franquista), y el otro bajo el contexto de una división nacional entre dos partidos políticos e ideologías extremas que reproduce la violencia que muy, muy reciente ese mismo país acababa de experimentar... aquí, hablamos de Alemania. La Alemania del Muro de Berlín.
Entre lo que parece centrarse en intrigas familiares pero va escalando más y más hasta que estamos en el centro del corazón del espionaje y la violencia gubernamental, nos encontramos con una historia complicada, elaborada, y con bastante juego de giros argumentales, que a mi parecer a muchos les puede encantar... en especial, y esto casi de seguro, si sois amantes de las novelas históricas.
Un retrato increíblemente detallado y realista de la mentalidad de aquel momento, con personajes no siempre gratos, pero, sin duda, muy importantes en la historia
Por supuesto, como toda historia, La sospecha de Sofía tiene toques de originalidad y misterio que algunas veces están con un alto nivel de especulación. Incorpora a organizaciones que existieron de verdad (la Stasi, la KGB...), e incluso personajes que han existido y respirado en nuestro mundo, pero también añade su propio toque personal, que es dar forma a una historia de enorme complejidad, la cual, además, consigue ligarse magníficamente a la mentalidad de la gente de por aquel entonces.
Cabe decir (y, es más, me parece fundamental comentarlo), que sus personajes no son héroes en el sentido más estricto de la palabra, ya que carecen de los valores morales que hoy en día nuestra sociedad tiene.
La ética de los personajes se basa de nuevo en el contexto social y en un entorno histórico determinado; uno de los tres personajes principales, por ejemplo, apoya en ideología al franquismo, y considera con mucho ímpetu que el orgullo nacional (a veces llevado al extremo) no es algo que resulte vergonzoso. Y quizá en otra época no sea vergonzoso, pero cuando conoce a Klaus Zaisser, con quien digamos que tiene algo muy importante en común, algo que acaba por convertirse en el enemigo de los dos, Daniel, el personaje del que antes hablaba, se da cuenta de que su visión de orgullo nacional en otros países se puede ver como un signo de extremismo.
Todo depende de la perspectiva y, de nuevo, de la cultura en la que uno se encuentre.
En este caso, Klaus le trata de hacer ver que España se encuentra sometida a una dictadura que priva de toda libertad de expresión, pero hay más datos que se nos escapan al inicio para entender la profundidad de los personajes de la escritora Paloma Sánchez-Garnica.
Una de estas cosas es que los personajes que parecen que van a compartir nuestra manera de ver las cosas resulta que también están sometidos a su propio entorno, el cual es la causa de acciones que, a ojos del lector de hoy en día, pueden verse como bastante crueles.
Sé que se dice que en esta clase de lecturas históricas lo que mejor hay que hacer es quitarse de todo prejuicio e idea preconcebida, pero claro, eso es complicado, y por eso me parece muy valioso que Sánchez-Garnica sea la que nos ayuda a ir poco a poco entrando en la historia -una historia densa de contenido, con temas difíciles de tratar pero que supera de excelente manera-, y así, con esa lentitud tan característica de las novelas históricas, vamos entendiendo un poco más ese contexto, hasta meternos finalmente en los personajes, y ponernos por completo en su piel.
Así vamos entendiendo un poco mejor el por qué de las cosas.
Daniel ha sido un personaje muy difícil de leer, y es raro que diga esto justo de él, porque era un protagonista asequible, entrañable, muy amable, muy tierno, que comete un grave error y ciertamente no tiene las manos limpias al cien por cien, pero que se esfuerza por recuperar el amor que ha perdido, y la libertad que así mismo le ha sido arrebatada.
Pero claro, Daniel también es un hombre de un siglo anterior, con otras costumbres y otras formas de ver la vida.
Adora a su esposa Sofía, licenciada en química, quien tiene muchas ganas de poder volver a ejercer y trabajar, pero, sin embargo, Daniel le impide trabajar fuera de casa, y no en sí porque quiera controlarla, o porque simplemente le quiera hacer la vida imposible... Daniel no se para a pensar que su esposa pueda ser algo más que simplemente "esposa" y "madre", debido a todo lo que ha aprendido desde pequeño. Por eso es complicado entrar del todo en un personaje que comparte valores antiguos: a veces machistas, otras veces excesivamente nacionalistas... en cualquier caso, alguien con las ideas demasiado fosilizadas en su cabeza.
Pero pese a todo, la autora consigue que Daniel me importe, que empatice con él de otra forma: no simpatizo porque él sea parecido a mí y vea en su personalidad algo que me resulta familiar, sino que conecto con él porque creo que es un personaje muy bien trabajado, que se ve cada detalle, que se ve su esfuerzo, sus miedos, sus angustias, su desesperación, todas las esperanzas que tiene, cómo saca sus vulnerabilidades con aún más terror, y la lucha que conserva por escapar, por ser libre, algo que es un derecho del que, por esos tiempos, se privaba a algunas personas simplemente para manejar mejor una situación conflictiva.
De los personajes hay mucho que decir. Sofía resulta importante, pues es incluso quien está presente en el título, pero ella es importante desde otro punto de vista.
Sofía no es una experta en los temas tan liberadores sobre los que hoy tantas mujeres están activas y luchando... Sofía sigue con ese perfil que digo que tiene la obra, de ser fiel a los ideales de esa época, y es bastante dócil en cuanto a la cultura en la que vive.
Pero, no obstante, hay algo en ella que destaca, como destaca en toda persona que se siente oprimida, y es esa sensación de justicia, de querer merecerse finalmente algo bueno en la vida.
Sofía es un personaje que consigue romper con varias barreras, pero no lo hace de golpe, sino que le lleva toda la historia.
Sus partes han sido las menos interesantes, precisamente porque estaba un poco más aparte en la narración, su rol era otro, y su forma de actuar también era diferente, más apocada, más silenciosa.
Pero Sofía también deja huella en el lector, eso de seguro.
La novela, y perdonad la expresión, pero es "un dramón", aunque un dramón con sentido; es una tragedia en la que se hace énfasis a lo largo de todo el relato, para que conozcamos cada ángulo de lo ocurrido, para que veamos que una misma situación afecta de diferentes maneras a cada persona a la que concierne.
En ese sentido, me atrevería a decir que esta novela se trata de una lectura muy multidimensional, con muchas facetas, con diferentes caras de un mismo cubo, donde tienes que ir comprendiendo poco a poco a los personajes, el porqué hacen lo que hacen.
Hay que pensar que, en mi caso, yo partía de una idea ya bastante cerrada en mi cabeza, algo que había estudiado en los libros de historia y que había visto en las películas descrito con bastante sencillez.
Pero lo sucedido hace muy pocas décadas en realidad no se puede leer con los términos de bueno, malo, favorable, desfavorable... Los eventos que han afectado a las personas no se leen igual para cada una, y me parece que lo que más trabajo supone de esta lectura es precisamente romper los esquemas que uno tiene, y descubrir la historia social desde otra perspectiva... o, mejor dicho, desde unas cuantas; porque eso es lo que se propone hacer Paloma Sánchez-Garnica... y lo consigue.
Hay más personajes que tienen importancia en la historia. En ella, me parece que sí que están más diferenciados los hombres de las mujeres, se nota esa segmentación que había entre unos y otros por aquella época, también incluso en la manera e comportarse y pensar, pues la educación separaba mucho más por sexos.
En cualquier caso, ha vuelto a ser refrescante descubrir que cada personaje, que por nacimiento o por adoctrinamiento o educación cultural ya estaban encasillados de una determinada manera, iban saliendo de estos cajoncitos que tenía preparados para ellos la sociedad, y va moviéndose y explorando un nuevo terreno.
Es un proceso duro, en muchos aspectos, porque no depende solo de su voluntad. La historia también cuenta con bastantes amenazas, problemas de los grandes, situaciones muy estresantes, o hasta trágicas y llenas de sufrimiento, que consiguen hacer que el lector conecte con las situaciones.
No me parece que sea un libro que se ciña al dolor innecesario, pero sí que creo que se va a leer desesperación en esta novela... Aunque no sé tampoco qué se espera uno encontrar diferente, dada la temática de la obra.
En cualquier caso, me parece que la historia ha repercutido muy bien en mi juicio, me ha entretenido, creo que ha llegado a cambiarme algunos esquemas mentales que ya tenía hechos de antemano... pero todo con todo, en sí como "novela" no me ha logrado enganchar tanto, la he sentido muy diferente a las que leo normalmente (y esto es evidente, no hay más que ver la diferencia de temática y género), y creo que ha vuelto a confirmarme que, aunque a veces me hacen aprender cosas nuevas, las novelas históricas para mí no tienen la clase de emoción literaria que yo busco.
Pero, eso sí, puedo decir sin duda que el estilo de escritura era adecuado. No de mi estilo, de nuevo, pero sin duda era completamente idóneo para una novela histórica. Al igual que toda la historia se ambienta en un tiempo concreto, Paloma Sánchez-Garnica hace otro tanto, y sin duda se vuelve hábil a la hora de representarnos cada escenario.
Una prosa cuidada, pulida, trabajada, algo lenta y en algunas partes quedándose algo atrancada, pero, a mi parecer, bastante adecuada para el género literario al que pertenece, y, en especial, para una historia cargada de reflexión
En primer lugar, tengo que indicar lo que para mí es un punto muy clave en una novela: que tenga personalidad. No basta con contar las cosas, o tener ideas buenas e incluso bastante originales. Hay que saber llevar la historia, poner parte de ti en ella, tener carisma, ingenio, hacer que haya ganas para leerla, que lo que se cuenta no esté sacado de un manual, sino que tú tienes genuino interés por terminar la obra, por ver cómo es su desenlace, en qué quedan los personajes... El lector tiene que estar comprometido con lo que lee, pero, para eso, antes el escritor tiene que estar comprometido con lo que escribe.
Si se ve a dónde quiero llegar, entonces no sorprenderá que diga que, en ese sentido, me gusta poder decir que esta autora ha sabido manejar la historia con muchas agallas, y añadiéndole un toque completamente suyo y personal.
Es complicado, para empezar, crear una novela histórica y no cargarla de tus propias ideologías o críticas del momento que cuentas, pero Sánchez-Garnica consigue ser justa con lo que dice, escuchar a todos los bandos por igual, dar un significado y una importancia a cada personaje, por mucho que las intenciones de éstos no sean del todo las más correctas.
Les da un contexto, los abre en canal ante nosotros, expone cada problema al detalle y depura mucho el lenguaje, para que sea fácil de entender, con palabras profesionales y cuidadas pero, también, un lenguaje que permita que el lector se interne en las páginas del libro y naufrague en ellas todo lo que quiera.
La prosa de Sánchez-Garnica es precisamente muy "facilitadora", porque te ayuda mucho a entrar en cada momento del libro, te lleva con cuidado, te hace estar atento de cada peldaño o escalón peligroso... de cada bajada y subida, de cada desnivel.
No te tiene totalmente agarradito de la mano, ni mucho menos, pero sí que consigue que no te pierdas, aun cuando la historia es un cacao en algunas partes, y aun cuando cuesta saber qué harán los personajes para salir del gravísimo problema en el que se han metido.
El argumento está muy bien hilado, y la trama avanza a buen ritmo, quizá más lento de lo que a mí me hubiera gustado (y quizá sobrándole varias páginas), pero me parece que poseía muy buena coherencia interna; al final del libro, cada aspecto de éste estaba muy bien organizado.
Así que, la pregunta más importante: ¿por qué no le doy una nota muy elevada, si tan bien he hablado de este libro en la reseña?
Pues bien, porque este libro se MERECE que se hable bien de él.
Me parece que no le falla nada, que todo está en su justa medida, y que la escritora tiene una forma de expresarse e involucrarse en su propio relato muy hermosa...
Simplemente, no ha podido ser de mi estilo.
No conseguí interesarme por ninguno de los personajes, y eso que no era cariño lo que buscaba, sino alguien curioso de leer, alguien que me dejara huella, que me hiciera darle vueltas a las cosas. No encontré a ninguno que me pareciera muy destacable, y en alguna ocasión llegué a encontrarlos aburridos, incluso cuando seguían teniendo realismo.
Otra cosa que influye es la temática, que no va mucho conmigo. A no ser que se note la tensión en la novela, de esto de llegar a ponerme la carne de gallina, o bien que me haga darle vueltas a un asunto largo y tendido durante quién sabe cuántas horas al día, no me parece que un libro vaya a tener para mí una elevada calificación. Tampoco me gusta en sí dar un número de nota a los libros, pero a mí me sirve como guía para saber cómo una novela me ha hecho sentir.
Y, aunque me he interesado por La sospecha de Sofía, y he sentido curiosidad, en realidad no me ha parecido que me hiciera sentir demasiado, estaba atenta, sí, pero tampoco enfocada en la lectura.
Finalmente, me parece que el argumento, que es una idea bastante original, al final queda un poco pobre con cómo se desarrolla, en el sentido de que el hecho de que el ritmo sea tan lento a veces frenaba la historia, y volvía a costar encontrar el hilo argumental. Tampoco me termina de convencer el final, que me parece demasiado esperado e incluso algo surrealista, sobre todo las conversaciones finales que se tienen, pero tampoco era un desenlace tan malo como para hablar más de él.
Por terminar de nuevo con algo positivo, tengo que decir que La sospecha de Sofía ha sido una lectura muy distinta, y eso es bueno, porque había completa implicación de la escritora en ella, las cosas estaban ordenadas y se iba entendiendo poco a poco todo lo que rodeaba a los personajes y a lo que había tenido lugar. Las cosas se explicaban, y los temas un poco más polémicos se llevaban muy bien; de nuevo, tengo que decir que no se reflexiona demasiado, pero sí que te hace pensar sobre algún detalle complicado de un momento de nuestra historia como humanidad que, sinceramente, está muy reciente aún.
Conclusión
En conclusión, me parece que La sospecha de Sofía es una novela con muchas caras y muchas lecturas, que se puede interpretar de diferentes maneras, debido sobre todo a que la escritora decide no marcar muy fuertemente sus propios pensamientos en la obra, y, así, me parece aún más trabajado lo bien hilado que está cada detalle para componer un "todo" que acaba por dar forma a una historia donde los términos culturales se desdibujan, y solo entra en juego la supervivencia, la percepción individual, y la propia voluntad de cada personaje.
La sospecha de Sofía es una novela escrita a conciencia, a la que no le falta rigor, aunque sí que he echado de menos más emoción a la hora de contar las cosas y transmitir los mensajes.
Los diálogos eran bastante escasos, y, además, aportaban muy poco a la historia, pero, en cambio, las descripciones y la precisa narración facilitaban que se entrara rápido en la obra, y que uno disfrutara en algunas partes con la manera de contar las cosas, de sugerir ideas, de animar a reflexionar sobre lo que se lee.
La sospecha de Sofía no es solamente un libro que te coges un verano para pasar el rato, hay que entrar en profundidad, y me parece que, cuando uno lo hace, lo disfruta de veras.
Quizá eso sea lo que ha hecho que a mí no me gustara tanto... no conseguí entrar del todo. Pero, en cualquier caso, sí que creo que debe aplaudirse el esfuerzo de la escritora. Eso, y que, como ella ya indica, debe valorarse también cada sacrificio y cada lucha por la felicidad y la libertad de todos los que participaron de una u otra manera en este momento concreto de la historia. Porque, como bien indica la escritora en esta novela, y como muy seguramente todos deberíamos aplicar, "la lectura es el germen de toda revolución".
PUNTUACIÓN
♫ Personajes: 3/5
♫ Acción: 2.75/5
♫ Trama: 3.5/5
♫ Originalidad: 3.25/5
♫ Tensión: 2.75/5
♫ Tensión: 2.75/5
♫ Desenlace: 2.75/5
♫ Prosa: 3/5
VALORACIÓN PERSONAL: 5.5/10
Más reseñas aquí en el blog La Llanura de los Mil Mundos: http://lallanuradelosmilmundos.blogspot.com/
VALORACIÓN PERSONAL: 5.5/10
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