RESEÑA:
CASA DE VERANO CON PISCINA
Título: Casa de verano con piscina
Autor: Herman Koch
Editorial: Salamandra
Canción Identificada:
Sinopsis:
Autor: Herman Koch
Editorial: Salamandra
Canción Identificada:
Sinopsis:
Autor de gran renombre en los Países Bajos -su anterior novela, La cena, fue Libro del Año y ganó el Premio del Público de ese país-, Herman Koch vuelve con otra estimulante historia de suspense donde una trama tejida a la perfección es el soporte para explorar sin ambages temas tan actuales como la ética profesional, la falsedad de las relaciones sociales o la difícil comunicación entre padres e hijos, así como los límites de la libertad sexual o el sentido de culpa en el seno de una sociedad permisiva y autocomplaciente.
Próspero médico de cabecera en Ámsterdam, Marc Schlosser ejerce su profesión con cierta dosis de cinismo. Su nutrida clientela valora especialmente el tiempo que dedica a las consultas, pero esta aparente generosidad esconde unas intenciones menos nobles, que Marc disimula con habilidad. Cuando uno de sus pacientes, el famoso actor Ralph Meier, lo invita a pasar unos días de verano junto a su familia, Marc acepta pese a las reticencias de Caroline, su esposa, molesta por la arrogante vulgaridad de Ralph y su actitud de seductor irresistible. Así, los Schlosser y los Meier, con sus respectivos hijos adolescentes, compartirán con un maduro director de Hollywood y su novia, cuarenta años más joven, una casa con piscina a pocos kilómetros de una playa mediterránea. Los días transcurren con apacible monotonía, entre comidas, paseos, largas conversaciones de sobremesa, excesos con el alcohol y flirteos más o menos inocentes, hasta que una noche se produce un grave incidente que interrumpirá las vacaciones y cambiará para siempre la relación entre las dos familias.
Casa de verano con piscina es una novela apasionante en la que nadie es del todo inocente, ni siquiera quienes parecen más frágiles e inofensivos.
Opinión personal:
De madrugada, sientes un pinchazo en el pecho. Fuerte, se hunde en tu cuerpo. Como si te estuvieran atravesando con un afiladísimo alfiler.
Enciendes la luz, porque de pronto te da un miedo atroz esa oscuridad inmensa. Sigues envuelto en tus sábanas. Y miras, con cierto temor, el libro que te has acabado: el libro sobre vacaciones, veranos, amor y costa playera. La ansiedad brota en ti. Tus ojos se abren de par en par. Y recuerdas.
Recuerdas esa casa de verano con piscina. No te engañas; aún es pronto para olvidarla. No crees que lo vayas a hacer jamás. La incomodidad, el deseo y el horror brotan de tu garganta, en forma de una arcada que no tarda en llegar.
Esa casa donde da siempre el sol. Esa costa donde se pueden pedir unas tapas en los bares cercanos o andar al borde del mar. Y esas familias tan perfectas, tan burguesas, que hacen barbacoa prácticamente cada día. Es tan ideal que te cuesta digerirlo.
Y, cuando recuerdas, lo haces desde el mareo. Como yo lo estoy haciendo ahora. El vaivén del oleaje de una playa mediterránea. La velocidad de un coche que va a prácticamente cien por hora. Las rocas cercanas a la arena. El cuerpo tirado sobre estas rocas. ¿Estará tomando el sol? ¿O se trata de otra cosa?
Casa de verano con piscina es un libro incómodo. No hay mejor manera de describirlo. Empieza como todos los de Koch: todo es ideal, todo luce de fábula. El protagonista es un médico cínico y un tanto desagradable, pero creemos que le podremos soportar. Al menos, muchos ya nos hemos leído La cena, la primera novela del autor, por lo que sabemos "soportar" estos personajes tan perversos que viven en la sociedad como mejillones incrustados en las rocas marinas. Se pegan tanto al resto de nosotros que ya no los sabemos diferenciar.
Y así, el médico, en primera persona, comienza a hablar. Su mirada es poco común, nos habla de desnudez, de ojos de doctor, de burla y crítica a los que tienen mucho dinero, y confiesa que no aguanta ni un pelo las chorradas de nuestro mundo actual. Está insatisfecho, se nota en cada poro de su piel. Bueno, pues yo pensé que podría con esto.
“There are times when you run back through your life, to see whether you can locate the point at which it could still have taken a different turn.”
Pero a medida que Casa de verano con piscina va progresando, comencé a sentirme más y más incómoda. Ya no me gustaba lo que leía, lo que veía, lo que sentía. No me gustaba, de vez en cuando, estar de acuerdo con el personaje. Y odiaba aún más su forma de hablar, tan coherente, tan sexista al mismo tiempo. Me entraba un miedo atroz.
Pero esta incomodidad es aún más palpable cuando refleja una mirada de hombre hacia el sexo opuesto, una mirada de alguien que siente deseo y placer como todo animal, y que evalúa siempre la manera más idónea con la que perpetuar a la especie.
Para él, hombres y mujeres a partes iguales somos carnaza, productos que cuelgan en un escaparate, donde la gente tiene de dónde elegir. Rechaza a algunos y se queda con otros.
Y, entonces, su mirada se vuelve hacia sus hijas menores.
Y comienza a analizarlas con su "mirada de médico", su "mirada de padre", y su mirada de algo más.
Poco a poco, esta mirada se da cuenta de varias cosas. De la gente con la que está. De las intenciones que todo ser humano tiene. Del impulso sexual. Y de, evidentemente, el egocentrismo tan maximizado que tiene la sociedad contemporánea, en el que "todo vale" y cualquier cosa está hecha a medida para complacernos, para que no nos quejemos, para que seamos mansos.
Es una incomodidad visceral. Surge de lo más profundo de nosotros. De golpe, yo ya no quería seguir leyendo. No quería seguir escuchando las palabras del protagonista. No quería seguir mirando como él miraba los otros cuerpos, y cómo, encima, se justificaba.
Pero seguí haciéndolo, porque esta novela tiene algo de encantador, algo de hechizante, algo que te mantiene el vilo. Sabes que está mal leer cosas así. Pero, en el fondo, lo disfrutas. Y, encima, te descubres incapaz de dejar de leer.
Y cuando termino el libro, me siento aún más ansiosa. Tengo ganas de explotar de cualquier manera, y que otro tenga que ser el que limpie de las paredes mi carne hecha pedazos. Pero me contengo, qué remedio. Y, en esa noche de madrugada, vuelvo a apagar la luz. Obviamente, no duermo nada de nada.
¿De qué trata?
Complicado decir esto. Herman Koch tiene un estilo único de escribir, porque cimienta todo su discurso y toda su narrativa a partir de las bases de lo que quiere criticar.
Y, en cada página, critica cosas con una coherencia brutal, y, sobre todo, de manera cuantiosa y con peso relevante en la historia.
No se deja nada sin criticar, es más, al final, ya no sabes en qué postura verte.
Otra cosa buenísima de Koch, que además él afirma, es que trata de separarse de lo que escribe, que seamos los lectores los que lleguemos a nuestras propias conclusiones, los que decidamos de qué manera ver este clarísimo reto literario.
En realidad, se puede decir que todas las novelas de este escritor tienen una muy fuerte intención: ser polémicas, muy polémicas. Pero encima, son polémicas con sentido; no se contenta, como muchos, con tan solo exponer, sino que analiza, excusa, justifica, o deja cosas en el aire para que las interpretemos. Te desafía muy abiertamente: atrévete a unirte a este enredo, parece querer decirte. Y una vez entras, ya no sales.
Pero más concretamente, Casa de verano con piscina ha sido, para mí, la novela más incómoda de leer de toda mi vida. Mira que hasta me he leído a Burroughs, que sencillamente es el rey de lo explícito con el sexo y las drogas, pero esto es completamente diferente, porque Koch escribe de manera elegante, culta, recatada, con clase, y eso dificulta más que podamos echar en cara atrocidades a los personajes, pues todos, a su manera de ser, son encantadores y están justificados.
¡Qué palabra más fea, eso de la justificación! Crees que porque el análisis psicológico de los personajes es coherente y tiene cohesión con eso vale para explicar las cosas. Y crees que porque haya un origen del problema, y que todo personaje es indefenso y al mismo tiempo culpable, eso deja claro que no existen realmente villanos en el mundo humano.
"Solo existen escalas de grises", como la gente dice, y, así, la gente mala simplemente se carcajea y se aprovecha de esta mirada humana tan piadosa.
Creemos que, porque una acción es entendible, y que logramos comprenderla, basta para que no se pueda sencillamente tachar a alguien como mala persona.
Quizá sea así, pero, ¿no excusa eso a gente que tiene comportamientos que son, en el fondo, inexcusables?
Casa de verano con piscina parece que va a ser un libro modosito; tiene pocas páginas, un encanto que atrapa y te hace dudar, y una filosofía agresiva en la manera de contar las cosas.
Pero con todo, sientes que puedes aguantarlo, que la lectura va a ser breve, rápida, concisa y bastante entretenida.
Y lo es, es todo esto, pero claro, también es mucho más: cuando comienza a sacar temas muy controvertidos, a cada siguiente aún más, nos encontramos en una lectura que no duda en mencionar lo más tabú de nuestra sociedad, las reglas y las bases de lo que nos hace humanos, y también lo que evidentemente nos hace ser, muy en el fondo, animales instintivos (protección de la familia y de los seres queridos, perpetuación de la especie a través de la reproducción y sexualidad, detección de amenazas, y erradicación de las mismas cuando las ves demasiado próximas a tu supervivencia).
Como se nota claramente, no quiero decir demasiado de esta novela. Igual que en La cena, el libro se sitúa en un momento concreto, pero por muy eventual que éste sea, se ve cada realidad de los personajes, tanto pasada, como presente, como futura, tanto la cercana como la más lejana, y comenzamos a ver una dimensión del problema que complica mucho más determinar dónde está la bondad y la maldad en un mundo que, realmente, prácticamente potencia y recompensa a ambas por igual.
“Free-ranging single men are like a house that has been empty too long. There must be something fishy about the house, the woman thinks. Up for sale for six months and it's still vacant.”
La lectura avanza, los días van pasando en la historia, y va quedando claro que la raíz del problema no son ni siquiera los actos, sino el pensamiento detrás de ellos, la justificación que todos nos damos a nosotros mismos: que si el director de cine, por ser famoso, acostándose con una chavala adolescente; que si el padre que comienza a ver a sus hijas como algo más que niñas, como algo que tiene que preservar, pero que, al mismo tiempo, tienen atributos ya de mujer que las hace ser factores para "aparearse" (siento el término bruto, pero es así como en el libro se emplea); que si las diferencias entre sexos se han de tener en cuenta a la hora de tratar con la gente; que si el dinero realmente importa para ser feliz, o, al menos, para sentirte más especial; que dónde radica la ética, tanto profesional como personal... Y, en el fondo, qué nos hace, a nosotros como individuos separados, relacionarnos con otros seres sociales, conformar un mundo con reglas y estructura, y tratar de mantenerlo estable a lo largo del tiempo, aun cuando nuestro instinto, muchas veces, va en contra de la ley que nos controla como colectivo.
“You get a stain on your pants. Your favorite pair of pants. You wash them ten times in a row at 160 degrees. You scrub and scour and rub. You bring in the heavy artillery. Bleaches. Abrasive cleaners. But the spot doesn’t go away. If you scrub and scour too long, it will only be replaced by something else. By a stretch of fabric that is thinner and paler. The paler cloth is the memory. The memory of the spot. Now there are two things you can do. You can throw the pants away, or you can walk around for the rest of your life with the memory of the stain. But the paler cloth reminds you of more than just the stain. It also reminds you of when the pants were still clean.”
Se habla de venganza, persuasión, despotismo y manipulación emocional, de muchísimos temas que al inicio parecen desordenados (aunque nos olemos que ha habido algo parecido a un asesinato entre medias), pero que poco a poco todas estas piezas encajan y dejan ver una realidad diferente, menos mental y más física: la realidad de que seguimos siendo como otros homínidos en el fondo, y que la justicia, la ética, la moral, el bien y la bondad, quedarán completamente dejados de lado cuando nos sintamos en peligro.
Una temática coherente, bien hilada, con una crítica social espeluznantemente compleja y detallada, y una mirada quirúrgica que se mete de lleno en los personajes y su entorno inmediato
Koch saca a relucir tantísimas críticas que cuesta poner en orden cómo éstas te hacen sentir.
Por un lado, habla de la relación de padres a hijos, las libertades que se dan a estos últimos, los permisos, las confianzas, o todo lo contrario, la falta completa de comunicación. "Dejar espacio a los críos" acaba resultando, a veces, en cosas muy desagradables.
También habla de la hipocresía, una hipocresía que no solo lleva el título de burguesa, sino en realidad de humana en su plenitud, una hipocresía que encima es primermundista, educada, sutil, dañina y malintencionada; las relaciones sociales son todo máscaras y todo falsedad, la ética profesional es un cuento absurdo que no tiene bases científicas que realmente se pongan en práctica, y el mundo es demasiado permisivo con las cosas, se acepta de todo, no se llega a castigar en casi ninguna ocasión.
“A look says more than words alone. That's a cliche, of course. But a cliche, also says more than words alone.”
También trata al mismísimo concepto de culpa, tanto de las víctimas como de los verdaderos culpables, la pérdida de inocencia y juventud, y esa manera tan clara con la que los adolescentes, con tal de llevar la contraria a sus padres y buscar su propia independencia, pueden llegar a tomar decisiones muy erróneas; lo cual, de hecho, ni siquiera debería ser motivo, aun con la mala suerte que pueda haber, de que un padre se vuelva demasiado controlador.
Habla de la prosperidad de familias adineradas, con buenos recursos, que desean el mal a todos los que consideran inferiores, ya sea económicamente inferiores o con temas aún más complejos, como moralmente inferiores o hasta humanamente inferiores.
Se critica el sistema sanitario holandés, la actitud de extrema arrogancia y pretensión de los artistas, el rol de los médicos y los engaños que hasta estas figuras de autoridad generan en sus pacientes, la manipulación en la relación profesional-cliente, y la toma de decisiones, tanto positivas como negativas, que llevan a la formación de personalidad, sexualidad, ideología y, finalmente, un determinismo que, mal usado, puede llevar a la muerte.
El tema que más aborda, no obstante, es el del sexo, o el instinto sexual. Habla de hombres, de mujeres, de muchas bases biológicas que apoyarían a un machismo que en realidad carece de fundamentos, de sexismo, roles de género, dominancia y sumisión, pedofilia, pederastia, abusos sexuales, violaciones, agresión sexual, y un sin fin de otros temas que, seamos sinceros, aborda de manera muy directa y explícita.
Pero creo que de las cosas más jugosas de esta novela es que no presenta a los indefensos como los buenos y vulnerables, sino que hasta los más débiles tienen un papel de culpa en todo ello, y no me refiero a lo que han sufrido, sino que siguen teniendo tantas caras de ciertos conflictos que, en el fondo, en alguno son ellos los mismísimos partícipes de las cosas "malas".
“Biology is a force to be reckoned with. An ugly child you love with all your heart and soul, you. But it's different. You're pleased with your third-floor walk-up, also, until someone invites you I've to dinner at a house with a pool in the garden.”
Eso es lo bueno, que no victimiza, sino que otorga el mismo papel a cada personaje, sin tachar de pobrecito a ninguno. La visión del protagonista, Marc, es al inicio plenamente machista, de reduccionismo biológico, donde cree que el instinto sexual explica cada conducta humana, como, por ejemplo, que se tienda a elegir a la juventud en edad de fertilidad como las personas más atractivas a nivel de reproducción.
Pero poco a poco, debido a una escena que acaba llegando, Marc cambia su punto de vista por uno aún más rabioso y no tan lógico-biológico, donde hace muestra de su dolor expresando que hay defectos humanos que deberían sencillamente ser eliminados. Estos defectos de fábrica, a los que compara con botellas que salen de un lote en mal estado, describe como, por ejemplo, violadores, merecedores de un castigo tan grande que directamente debería llevar a la condena de muerte.
Por tanto, existe también una clarísima evolución en los personajes, especialmente en el protagonista, el cual al inicio estaba acomodado en criticar y criticar y darse de superior frente al resto con sus ideas intelectualmente ricas en detalles, pero, a tanto que de pronto se ponen en práctica, es decir, que algo de sus teorías lo daña personalmente, se descubre con las ideas completamente cambiadas: el instinto sexual no excusa nada al comportamiento de un humano integrado en una sociedad uniforme, y los actos vandálicos contra otro ser humano deben ser propiamente castigados, incluso con la muerte (esto, evidentemente, desde su nuevo punto de vista, no el mío)
“Flippancy. A laughing matter. It’s like with funerals. They are, first and foremost, expected to be fun. There is laughter and drinking and bad language. To keep the whole thing from being too bourgeois. A bourgeois funeral is an artist’s worst nightmare.”
Aquí se añade ya el tema finalísimo que trata: la pena de muerte en sí misma, referida a esta como algo justiciero, personal y por derecho propio, que, sin embargo, en caso de un malentendido (que tristemente es más común de lo que parece), puede llevar a cargarse a una vida inocente.
Unos personajes conflictivos, descarados, disfrazados para la ocasión, y con una psique compleja, detallada, y con tantas capas que nos veremos teniendo que abandonar el "juicio" prematuro
Lo bueno de los personajes de Koch es que no los puedes "calar" de primeras. Hay personajes en otros libros que entran en escena y ya sabes al instante qué rol jugarán en la historia, si serán simpáticos o no, o qué intenciones tienen. Casi puedes oír cómo suena una música siniestra con algunos de ellos de fondo.
Pero en Casa de verano con piscina, todos se mueven por una necesidad tan humana, social y personal que cuesta mucho identificarlos como buenos o malos.
Están todos llenísimos de capas, y son muy reales, desde gestos y partes relacionadas con el comportamiento y el lenguaje corporal (como el actor de teatro que se rasca sus partes bajas delante de todo el mundo, o que, con su mirada, parece que se pretende comer a toda mujer atractiva que se cruce en su camino); pero también entran en juego el lenguaje verbal (por ejemplo, Marc, el protagonista, es violento, pero no como ese actor, sino que su violencia es más mental, más de pensamientos, de ideologías, de teorías y justificaciones, es una violencia intelectual y muy desarrollada en una perfecta tesis, que, no obstante, hace el mismo daño que un puñetazo contra la mesa); y existen otras clases de lenguajes, como el sentimental, el fantasioso, el personal o el que se va formando entre todos ellos, un sistema de entendimiento que saben algunos y otros no, y que va conformando alianzas, y también enemistades, así como traiciones, mayores desconfianzas, amores, infidelidades, y un sin fin de otros componentes que dan a estas relaciones un valor que no tiene réplica, y que, entre unos y otros, va dando forma a una historia mucho más perturbada de lo que en principio parece.
“Suicide is a realistic option, I hear myself saying a minute later. Some people take comfort in the realization that they have control over the way their life ends. What they dread most of all is the implementation. The way in which. A train is so violent. Cutting your wrists in the bathtub is so bloody. Hanging is painful—it takes a long time before death comes. Sleeping pills may be vomited up. But there are substances that bring about a painless, easy death.”
Como siempre con Koch, los personajes no son necesariamente malos, incluso los más polémicos dan juego a una voz profunda, reflexiva, y con una entonación incluso moral.
Cada uno esboza su propio esquema de intriga, y dudamos de, por ejemplo, la veracidad de la voz narradora, de la fidelidad de sus seres queridos, y hasta del grado de confianza que tiene con los que acaba de conocer. Mientras que hay personajes que simplemente son cortos de miras (véase el actor, un tipo ávaro y descuidado que no parece tener miedo a exponerse ante nadie), hay otros que tienen un nivel de pensamiento interno que alcanza el extremo de la intelectualización (lo que también es un problema en sí mismo, como el protagonista tan cínico y severo de la obra, que no duda en tratar con condescendencia y crueldad a todo aquel diferente a él).
En realidad, entre copa y copa de vino y tumbados para broncearse al sol, cada uno de los personajes va demostrando que forman parte de esa escena de "culpa" en la que todos están metidos, hasta los que menos lo parecen. Si el que calla, si el que es testigo, si el que curiosea, si el que es partícipe, si el que lo ejecuta, si el que decide no evitarlo antes de que ocurra... Cada uno tiene su papel en la historia, que desemboca en una escena que, como digo, me dejó tan helada por dentro, tan angustiada, que esa noche, tras haber acabado la novela, me fue imposible conciliar el sueño.
De los personajes, ya voy diciendo que hay una amplísima variedad, y unas teorías sociológicas, psicológicas y biológicas en ellos que me parecen increíblemente bien conseguidas, lo mejor de todo es cómo están expuestos y representados sus conflictos internos y, sobre todo, cómo cada uno de estos pensamientos y emociones primarias da lugar a una conducta que entra completamente en el juego de la hipocresía y la falsedad.
Así, queda cada vez más claro que no sabemos quién es más seguro, si el personaje más honesto y sin filtros, o si el que se controla pero miente como un bellaco de cara al resto...
Entre unos y otros, la verdad es que se forma un entramado completamente complicado, donde creo que no importa tanto pensar en quién tiene más culpa y quién menos, sino, sobre todo, en tratar de entender qué es lo que a cada uno de ellos les lleva a comportarse como se acaban comportando... y, en realidad, por qué nos sentimos todos los lectores tan familiares con el asunto...
Es decir, esto que cuenta Koch, pasa diariamente en distintas partes del mundo. Es habitual, y no digo en sí el tema que trata sobre la sexualidad y la culpa, sino mucho más, la ambición, el hedonismo, la falta de agallas o la falta de talento, la autodeterminación a costa de otros, la envidia, la brutalidad, la violencia, el machismo, el abuso... Hay un montonazo de temas que nos dejan completamente intranquilos, porque los conocemos; de una manera u otra, todos hemos oído hablar de ellos, porque, lo queramos o no, están en contacto directo con la naturaleza humana.
Ahora queda pensar qué hacemos con eso.
Un ritmo ágil, impulsivo y con arrojo, e incluso con una fuerza violenta que contagia, enmarcado en diferentes escenas donde la toma de decisiones y los actos inmediatos son el resultado de quiénes somos en realidad... y el resultado no será de nuestro agrado
Pienso en la "sociedad", ese término tan usado, como un acto de contención. Una prisión del alma animal. Sentamos las bases de lo bueno y lo malo, de la recompensa y el castigo, de los aplausos y los abucheos, y transmitimos el conocimiento de generación en generación, claramente con la intención de que el ser humano sobreviva en conjunto unos siglos más.
La perpetuación de las especies lleva muchas fases, entre ellas, tiene que haber protección, enseñanza, inteligencia y sociabilidad. Pero sobre todo, tiene que haber reproducción; la especie humana siendo al completo infértil llevaría a un concepto de "ser humano" completamente diferente, probablemente separado de cualquier ser viviente de naturaleza biológica.
Y la reproducción es, siento ser tan directa, sexo, que incluye saber reconocer a los de tu misma especie, saber diferenciar entre sexos, saber seducir y atraer con los que te quieres aparear, y saber elegir bien a la persona con quien dejar descendencia.
“Life as a widow, she thinks, will always be like this. The friends will go on proposing toasts for months (for years!). To her. To their new center of attention. What she doesn't know yet is that, after a few courtesy calls, it will all be over. The silence that will follow is the same silence that always falls after a life in the shadows.”
Afortunadamente, existe algo que llamamos la ética social que consiste en dar una organización moral, correcta e igualitaria a todo ser humano (o eso intentamos, al menos). El entorno social, con leyes, derechos, Estados y obligaciones, nos ha permitido ser algo más que trozos de carne que fecundar o trozos de carne que eliminar si suponen una amenaza para otros. Nos ha dado un orden, un sentido.
Pero ¿cuánto se puede luchar contra nuestra genética? ¿Y contra nuestros impulsos?
Porque sigue ahí, solo que expresado con otro lenguaje: seducimos ahora de otra manera, interaccionamos con el medio de otra manera, nos pensamos de otra manera. Pero en todo momento, queremos sobrevivir, y que otros sobrevivan, y preservar esto que tenemos como "humanidad".
La biología nos ha permitido no extinguirnos, la codificación genética nos ha dado una serie de pautas para no hacerlo, y la heredabilidad nos ha permitido preservar lo bueno y beneficioso para mantenernos un día más en este mundo... y poder transmitir nuestros genes a nuestros descendientes, y así una vez tras otra. Si somos algo, no me cansaré de decir que es miedo a la muerte. Nos movemos en torno a ella como sucias moscas al borde del colapso.
“I looked at her face. Besides being covered in tears, it was above all marked by dissatisfaction. Deep-lying dissatisfaction, the kind a person is born with. Nothing helps to drive out that dissatisfaction. Expensive espresso machines, attention, a new wing on the house— for a fleeting moment the dissatisfaction disappears into the background, but it's like a leak coming through the wallpaper: You can cover it with new wallpaper, but after a while the brown spots soak through, anyway. There's not much you can do about it. You can muffle it for a bit with medication, with what they call “mother’s little helpers,” but in the end it only comes back with renewed strength.”
¿Quiénes somos en realidad, ese producto de la contención de lo biológico a lo que llamamos sociedad, o todo lo contrario, lo que tenemos en verdad dentro de nosotros, que es en el fondo lo único que de verdad nos permite sobrevivir?
Dependiendo de lo que penséis, este libro os impactará de una forma u otra, pero tengo muy claro que os impactará sí o sí.
Y además, os hará pensar como nunca. Casa de verano con piscina es tan complejo y moralmente ambiguo que te hace dudar de todo, y te hace cuestionarte todo; pero, además, tiene un ritmo de historia ágil, el argumento engancha de inmediato, y, entre tesis filosóficas muy bien elaboradas, reflexiones del protagonista moralmente inaceptables, o diálogos entre de los personajes completamente difíciles de clasificar, se va moviendo una trama que tiene como principal núcleo la muerte de uno de los personajes, y qué llevó a que esto sucediera. Una muerte que quizá en el fondo sea un asesinato.
En un contexto de gente "suertuda", adinerada y egoísta, vamos entendiendo que en el fondo da igual el dinero que tengamos en los bolsillos, seguiremos siendo los mismos monstruos humanos que el resto de nuestra especie, indefensos pero también peligrosos, todo depende de la situación que se dé. Y nadie se salva de esto.
La ambientación también es muy adecuada, tiene enganche, mucha clase, y una hipocresía que está por las nubes. Koch es muy preciso con los detalles, y cada puntualización concreta de algo es de gran valor, tanto para hacernos una imagen mental más completa del contexto como para entender un poco por dónde Koch quiere tirar, cuál es su juego, qué pistas nos está dejando, y la de planteamientos morales que nos lanza... planteamientos que además no están necesariamente medidos por unas leyes éticas sociales, sino que muchas veces tanto una solución como su contraria son igual de válidas para responder a un mismo conflicto que nos atañe a todos.
El libro es violento, pero su violencia es sutil, entre algodones, furtiva y camuflada, la mayoría de veces esta agresividad es verbal, los daños que se hacen se llevan a cabo por medio de diálogos, o incluso tan solo leyendo sobre los pensamientos del protagonista, cuyas ideologías y puntos de vista no nos dejarán indiferentes.
Cuando la tensión cubre cada palmo de la novela, esta violencia primero intra-mental se va haciendo más y más física, hasta resultar en un desenlace que me dejó en un tremendo ataque de nervios (literariamente hablando, claro).
Es una obra difícil de digerir, eso sin duda, hay que tener un fuerte estómago para leerla entera, y no es que me dé de fuerte, pero sí que creo que para gente más sensible, los temas de los que trata esta obra, y la manera en la que estamos ante un antihéroe como protagonista que, además, resulta a veces hasta repugnante por su manera de pensar, la obra puede incomodar demasiado, o irritar, y puede que no se la considere como era la intención del escritor: una crítica tan completa que ya ni siquiera el lector sabe de qué bando está el autor.
Y casi mejor, porque no nos influimos por sus ideas: todo lo que sucede, es completamente crítico y reflexivo, tanto desde una perspectiva, como desde otra.
Una prosa muy protagonista, con papel activo en la historia, dura de leer, intensa, carismática y con mucha tendencia a andar en la cuerda floja por temas muy polémicos... Atrevida, resuelta, y sin pelos en la lengua: expone la realidad sin dejarse nada entre medias
La prosa de Koch es algo a lo que últimamente me estoy habituando más, y me gusta, porque es la clase de escritura que no solo sabes que está muy bien hilada, con mucha coherencia y mucha lógica en sus ideas, también tiene una gran carga emocional que facilita que entremos en la historia.
Herman Koch tiene una prosa que invita a pensar, que te integra en la obra desde el inicio, que te hace estar tan activo como el propio escritor en cómo se va anudando más fuertemente la obra, hasta crear algo sólido, completo, y perfectamente acabado.
La prosa no es constante ni mucho menos, y, tal y como le gusta a este escritor, al inicio es bastante cauta, cuenta las cosas pero sabes de sobra que hay otras muchas que se está dejando sin contar. Hay secretos, la voz narrativa mismamente tiene muchísimos de ellos, y éstos se van resolviendo y revelando a medida que avanzamos, así viendo que hay mucha más complejidad de lo que en principio parecía.
“An overburdened liver sounds different from a healthy one. An overburdened liver groans. It groans and begs. It begs for a day off. A day to deal with the worst of the garbage.”
Koch me parece un maestro con las voces narrativas no fiables, gente que puede mentirte sin parpadear y hacer que te tragues sus mentiras, y la historia es un constante forcejeo entre el bien y el mal, esa batalla que se rinde dentro de cada ser humano y que aquí tiene una presencia muy descriptiva y detallada, completamente familiar. Los buenos actos pueden esconder malos pensamientos, y viceversa, así que es complicado categorizar de antemano.
Además, Koch tiene otra cosa muy buena en su estilo de escritura, y es que éste es uno personal, que solo tiene él.
He conocido ya a muchísimos escritores que se juegan el pellejo al exponer historias amorales o incómodas, a veces hasta desagradables, pero Koch es de los pocos que, además de situarte en una historia que es incómoda de leer y que te hace sentir mal, también te deja fascinado por su manera de contar las cosas, porque tiene algo muy, muy importante en un escritor: carisma.
Sus personajes te enganchan porque son ambiciosos, interesantes, y tienen encanto. De esta manera, no podemos dejar de leer, porque por mucho que nos estén comentando algo que ideológicamente no cuadra con nosotros, sentimos que lo presentan con tanta contundencia y coherencia que en parte no tenemos forma buena de argumentárselo.
Es decir, Koch plantea debates morales que encima son difíciles de resolver, aunque parezca completamente obvia la respuesta "correcta" a nivel ético.
Y os aseguro que en esta clase de relatos es mejor despojarse de todo, quedarse sin nada de "ropa" que cubrirte, librarte de toda idea preconcebida, para mirar el problema desde muchos otros ángulos.
Koch no se contenta con exponer cosas truculentas y conflictivas, también las razona y las plantea dentro de un contexto muy particular, y eso nos permite ver al completo cada una de las dimensiones de la polémica. A esto, hay que añadir que tiene una prosa muy suya, narrada de manera directa, muy concisa, sin pelos en la lengua, sin trabarse en ningún momento; hay gran fluidez y se sigue el relato sin problemas, pero a veces es necesario hacer pausas, tan solo para respirar, pues de los nervios y la tensión a veces te olvidas de ello.
Además, Herman Koch es un escritor que no es categórico, que te permite pensar, reflexionar, llegar a tus propias conclusiones.
Aunque se guía con la voz cínica y completamente cerrada de miras del protagonista central, llega incluso a cuestionar a su propia voz narrativa, y muchísimo lo hace, lo expone completamente desnudo ante el mundo y deja que nosotros decidamos hasta qué punto podemos excusar a su personaje, y hasta qué punto nos identificamos con él, muy en el fondo.
El debate moral que deja es complejo, por un lado hay mucha teoría que tenemos que digerir, tanto teoría social como biológica y evolutiva, pero también entran en juego cuestiones más prácticas, somo escenas que exponen mucho mejor lo que el escritor plantea, y momentos en el relato donde incluso es el lector el que tiene que decidir qué paso dar a continuación.
Sí o sí, todo trae consecuencias, y nos hace plantearnos cuánto podríamos haber evitado el desenlace, y cuándo dejaría de estar en nuestra mano hacer que exista un buen "final feliz" como en los buenos cuentos infantiles.
En resumen, una obra de la que aún me queda mucho por asimilar, pero que sí o sí ya tengo bien claro que me ha parecido sensacional.
Conclusión
Casa de verano con piscina es una novela breve, de narrativa muy ágil y con mucha carisma, pero que va introduciendo poco a poco una conflictiva en la que no es tan fácil posicionarte y que te hará cuestionarte prácticamente todo lo que creías saber sobre el ser humano y el entorno social en el que nos construimos.
Con una forma concisa pero muy precisa de contar las cosas, un argumento que va avanzando y cada vez se vuelve más vertiginoso y peligroso, y, sobre todo, unos personajes que te harán plantearte mil y una dudas y te harán desear tanto matarlos como tratar de entenderlos a toda costa, Casa de verano con piscina es una historia que no se deja nada atrás, que formula muy bien sus planteamientos y expone muy bien cada una de las variables que intervienen, hasta que nos encontramos ante un esquema muy complejo, con mucho contenido, y con un desarrollo muy enriquecido en polémica, controversia, y un sin fin de preguntas sin respuesta.
Una obra sencillamente espléndida, extremadamente recomendada, pero con la que hay que ir con cuidado.
PUNTUACIÓN
♫ Personajes: 5/5
♫ Acción: 4/5
♫ Trama: 4.5/5
♫ Originalidad: 4.5/5
♫ Tensión: 4.75/5
♫ Tensión: 4.75/5
♫ Desenlace: 4.75/5
♫ Prosa: 6/5
VALORACIÓN PERSONAL: 11/10!!!!
Más reseñas aquí en el blog La Llanura de los Mil Mundos: http://lallanuradelosmilmundos.blogspot.com/
VALORACIÓN PERSONAL: 11/10!!!!
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