Título: El Beso de la Mujer Araña
Autor: Manuel Puig
Editorial: Ediciones Lanzallamas
Canción Identificada: Wight Spider (Marilyn Manson)
Sinopsis:
El Beso de la Mujer Araña es la novela más celebrada de Manuel Puig y una de las más reconocidas del siglo XX hispanoamericano; sigue sorprendiendo a los lectores con su entramado de cine rosa y negro, informes policiales, diálogos carcelarios y escritos científicos que sostienen una historia fascinante de final enigmático.
Opinión:
... porque nunca es tarde para empezar lecturas diferentes. Que si thriller que si fantasía... mi conocimiento necesitaba más petróleo novedoso: una fórmula única, y de forma peculiar, que consiguiese embobarme tanto como otros muy queridos libros ya leídos.
Vamos, novedad: cambiar de aires, de entorno, de personajes... y de género literario.
Lo que es muy, muy necesario.
Estoy segura de que el lema "nunca es tarde para..." se puede usar en cualquier momento. Habrá libros que ya no me atraigan mucho, pero oportunidades habrá que dar a unos cuantos. En su momento... Igual que ha sido el caso de El Beso de la Mujer Araña, un exitazo que ya preside en mi estantería, escrito por Manuel Puig y aclamado por millones de escritores a lo largo de todo el mundo. Una lectura de características trágicas, tiernas y críticas, una denuncia social que recorre los terrenos del romance en prisión, de la amistad salida de la confianza, y de un periodo de gran inestabilidad social y política en la Argentina de hace no tanto tiempo... En resumen, una novela que no cuadra mucho con mis lecturas habituales, y que corrobora que probar es probar y que de todo se sacan grandes cosas... y que lo desconocido, a veces puede llegar a enamorarte. Como en efecto ha sido el libro de esta lectura.
“Es que habría que saber aceptar las cosas como se dan, y apreciar lo bueno que te pase, aunque no dure. Porque nada es para siempre.” Sin más dilación... El Beso de la Mujer Araña, de Manuel Puig, novela reconocida y muy, muy esencial, digna de ser leída y, es más, a mi parecer una novelaza como pocas lo son.
Manuel Puig es un revolucionario.
Lo son sus palabras y lo es su naturaleza; forma parte de este círculo formidable de escritores que no escriben por el hecho de escribir, sino que tienen algo que decir, algo que denunciar, algo que remarcar... sus palabras no son vanas sino bien enunciadas. Y su mensaje, alto y claro, ya ha llegado a los recodos del planeta.
Y es que, cuando se tiene algo que decir, el escritor no debe callar: que lo vuelque todo en la escritura, hasta quedarse sin tinta, hasta quedarse agotado. Todo mientras exponga pensamientos, ideas, planteamientos y sugerencias de posibles soluciones... Una crítica contundente, bien llevada, que así mismo apacigüe al lector con una prosa más llevadera y con contenido estilísticamente novelesco.
Vamos, que se compagine nuestra realidad con la ficción de la historia. No hay mayor obra de arte que eso.
“- Estoy muy cansado, Valentín. Estoy cansado de sufrir. Vos no sabés, me duelte todo por dentro.
- ¿ Adónde te duele?
- Adentro del pecho, y en la garganta - ¿ Porque será que la tristeza se siente siempre ahí?”
El Beso de la Mujer Araña es, en sí mismo, un libro peligroso. Porque hace pensar. Porque hace rechazar órdenes totalitarios, y porque hace amar la libertad del sentimiento.
Es un libro peligroso porque habla de humanidad, de diversiones y derrotas, de lealtad y de miedo. Y que se hablen sobre estas cosas en muchos lugares está estrictamente prohibido: ¿pensamiento por uno mismo? Cielos, no, los déspotas lo aborrecen... y ese es su punto débil.
Teniendo en cuenta la gravedad de la dictadura militar de Argentina durante el momento en el que el libro fue escrito y publicado (1976), se puede llegar a la conclusión, sin demasiado pensar, que Manuel Puig era un hombre osado, rebelde, y dispuesto a cambiar el mundo. Personas como éstas hay escasas; de haber más, el mundo se encontraría en mejor estado. Admiro profundamente a Manuel Puig, que supo sacar agallas, y revelar sus verdaderas ideas, en un territorio familiar y al mismo tiempo amenazador.
Por supuesto que fue prohibido en el país de manera inmediata. Todos los libros de este estilo en algunas partes son sentenciados al silencio. Pero eso no puso freno a que se conociera de él... allá a finales de los 80, y aun así recibiendo malas críticas... Todo eso, hasta ahora, donde, en diferente visión, se valora la aspereza del relato, la dulzura de su sentimiento, el desgarro de su tragedia.
...Y donde ya no hay temor en que alguien como yo diga que he adorado el libro de principio a final. Y que sí, me ha vuelto un poco más rebelde... Pero para algunas cosas eso es muy positivo, jeje.
Son escasos días los que hacen desde que me terminé la lectura... y hacen ya muchas personas a las que se la he recomendado.
A todas ellas, y como no debe ser menos también a vosotros, comento lo mismo: es una novela que se guía por sí sola.
Las palabras tiemblan, se estremecen, cobran vida, cobran sentimiento. Se unen, se separan, se tuercen y se marchitan. Son palabras que se leen de maneras distintas dependiendo del momento y de la persona que las dice, son palabras que no tienen dueño nada más que la emoción y el pensamiento, son palabras que danzan, que se esconden, que guardan en los entresijos de sus corazones secretos y metáforas.
Este tipo de novelas tan mágicas se identifican porque la lectura fluye, porque uno se adentra en ella sin dificultad, porque uno siente al personaje como uno real, los eventos como cercanos a sus mismas pieles, los pensamientos como si fueran suyos propios.
Es una novela que te ahoga, que te envuelve en su propio mundo.
Además de eso, El Beso de la Mujer Araña es un libro que se conoce, en terminología de habla inglesa, como "character-driven". Es decir, que la novela está dirigida por los personajes, todo gira en torno a ellos y son ellos la chispa de la narrativa.
Para conseguir eso, creo que queda bastante claro que los personajes tienen que ser FORMIDABLES. Éstos, desde luego, lo son, y es por lo tanto que, de ahora en adelante, cuando yo piense en un libro "character-driven", me vendrá a la cabeza en primer lugar éste título.
“—¿Y ella no tiene frío?
—No, no se acuerda del frío, está como en otro mundo, ensimismada dibujando a la pantera.
—Si está ensimismada no está en otro mundo. Ésa es una contradicción.
—Sí, es cierto, ella está ensimismada, metida en el mundo
que tiene adentro de ella misma, y que apenas si lo está empezando a descubrir.”
Es más... El Beso de la Mujer Araña es una novela narrada únicamente por diálogos... a excepción única de unas pocas páginas donde viene escrito un informe carcelario respecto a los personajes centrales.
Esto es tricky tricky... dicho de manera más directa, esto es jodido. Escribir tal cosa requiere, lo aseguro, mucha maña. Para que quede bien un libro que casi enteramente va escrito en forma de diálogo, entre tan solo dos personas... bueno, hay que hacer un trabajo espléndido.
Puedo decir con seguridad que mi visión es que Manuel Puig ha conseguido tal cosa. Y es su estilo, tan peculiar, tan experimental y novedoso, uno de los que más me han inspirado. Pero de su admirable prosa se hablará unos párrafos más adelante...
“—And what's so bad about being soft like a woman? Why is it men or whoever, some poor bastard, some queen, can't be sensitive, too, if he's got a mind to?
—I don't know, but sometimes that kind of behavior can get in a man's way.
—When? When it comes to torturing?”
—No, when it comes to being finished with the torturers.”
—But if men acted like women there wouldn't be anymore torturers.”
Lo primero, ¿de qué trata el libro?
La mayor parte del libro constituye un diálogo a trozos, con espacios de tiempo, entre dos presos en una misma celda en una cárcel de Buenos Aires.
Uno de los presos es conocido como Valentín Arregui, un preso político y activista revolucionario, gran ideólogo, e implacable hombre de frío pensamiento, práctico en sus tareas y llevado por la emoción de la posibilidad de cambiar el mundo.
“Mientras dure la lucha, que durará tal vez toda mi vida, no me conviene cultivar los placeres de los sentidos, ¿te das cuenta?, porque son, de verdad, secundarios para mí. El gran placer es otro, el de saber que estoy al servicio de lo más noble, que es… bueno… todas mis ideas…”
Acompañándolo se encuentra Luis Molina, once años más mayor, un hombre apresado por "corrupción a la juventud" debido a su homosexualidad. Molina es una persona más llevada por las emociones, es divertido, dulce y cariñoso, muy sensible y enamorado por completo del cine. Es alguien agradable, obediente y entrañable, aunque en ocasiones se toma las cosas demasiado a pecho y se hiere con facilidad.
Esta oposición de personalidades, que en apariencia da la sensación de poca compenetración, acaba por formar un vínculo tierno, real y muy humano entre los dos presos... una relación de confianza que va dando paso a la amistad, y que va guiando la narración a lo largo de las escasas páginas del libro hasta llegar al final.
Pues bien, el libro consiste en este tan bien llevado intercambio de palabras (y de pensamientos y emociones con ellas) que va dejando ver la vida personal de los dos presos...
Luis Molina, que tiene muy vívidas grandes obras cinematográficas, acompaña esta narración con su tan enganchante manera de contar la historia de las películas.
Mediante Molina relata eventos cinematográficos, de una manera tan resuelta, tan apasionada y tan intrigante que logra hacer que el lector sienta deseos de ver esas películas reales (que ya nombro aquí que son La Mujer Pantera (1942), Die Grosse Liebe (1942), I walked with a zombie (1943) e Hipócrita (1949)), vamos conociendo más de las personalidades de cada uno, de pequeños guiños de sus vidas anteriores, de sus planteamientos de vida, sus relaciones personales, sus puntos fuertes y sus momentos en los que las piernas flaquean.
Así mismo, el libro se va encaminando a un final que resultó ser para mí inesperado, y que, debido a esto, no es introducido para amortiguar nuestra caída... me di de bruces contra el doloroso suelo por la manera en la que, de una trama que siempre giraba en torno a la celda, en charlas e intercambios de emociones, todo acabó de una manera... impactante sería decir poco.
En relación a los personajes, qué decir... son impecables.
Como ya he mencionado, llevan por completo la novela.
Son sus voces las que marcan los pasos la narrativa, las que tiñen todo de tensión, de ternura o de tristeza. Son los tonos de voz en las palabras escritas (y es formidable cómo, sin descripciones, ésto está muy logrado) los que tensionan, los que agobian, los que apagan por dentro... A veces gritan, otras mascullan, otras susurran, otras lloran... Y no hay ningún final de diálogo que aclare todo esto, pero se sabe debido a la maestría en la manera de escribir de Manuel Puig.
Son, además, personajes con inseguridades, con miedos y con atributos menos agradables.
A veces hacen comentarios secos y otras veces se faltan al respeto. A veces se sienten heridos por el otro de manera demasiado melodramática y otras veces se faltan al respeto llevados por sus propias problemáticas. A veces uno no quiere hablar con el otro, a veces el otro no quiere escuchar al uno.
De manera que la relación es... humana. Cosa que a veces cuesta ver en los libros, pero que aquí es MUY real.
“la cara linda y alegre del muchacho en el recuerdo de la sirvientita y me digo yo: ¿qué es lo que la hace linda a una cara?, ¿por qué dan tantas ganas de acariciarla a una cara linda?,”
Hay muchas escenas, que acuden por sí solas sin necesidad de empujoncitos del escritor. Se nota que el libro avanza por sí solo, la historia transcurre de manera fluida, llevadera, cada momento entra en escena cuando debe hacerlo, con excelente progresión de acontecimientos previos.
Los personajes marcan el ritmo de la novela, son los que tiran de ella, los que a veces la frenan, los que a veces la transforman. Casi parece que el escritor se deja llevar por sus propios personajes.
En un tweet, la escritora con el pseudónimo Robin Hobb dijo, traducido: "Ninguno (de mis personajes) me escuchan. Les digo "¡No hagas eso! Me llevará 3 capítulos apartarte de ahí." Y entonces lo hacen, y mi esquema se va a la basura."
Cuando esto ocurre, es que el escritor va por el buen camino: sus personajes son tan reales que es inevitable que tengan que pasar por algunas cosas, aunque uno no quiera tener que escribirlas. Algo así es lo que pasa cuando el diálogo de El Beso de la Mujer Araña toma una dirección.
“—¿Qué es ser hombre, para vos? —Es muchas cosas, pero para mí… bueno, lo más lindo del hombre es eso, ser lindo, fuerte, pero sin hacer alharaca de fuerza, y que va avanzando seguro. Que camine seguro, como mi mozo, que hable sin miedo, que sepa lo que quiere, adonde va, sin miedo de nada. —Es una idealización, un tipo así no existe. —Sí existe, él es así. —Bueno, dará esa impresión, pero por dentro, en esta sociedad, sin el poder nadie puede ir avanzando seguro, como vos decís.”
El libro es una lucha. Puede que se trate de una lucha menos heroica o épica que aquella de grandes guerras, pero es una lucha en la que dos presos, cada uno detenido por motivos muy diferentes y sentenciados a una condena injusta, tratan de hacerse oír y tratan de enseñar al mundo de lo que están hechos...
Valentín Arregui tiene un objetivo más fijado, sus ansias lo llevan a desear poder ser puesto en libertad y seguir en su batalla contra el mandato actual de su país. Su voz, debido a que se encuentra en oposición con la autoridad, y debido a tratarse de una dictadura, no es escuchada... por sus enemigos. Sin embargo, Valentín poco a poco va mostrando a su compañero de celda sus ideologías, sus propósitos, sus motivos y sus estudios.
“No creo en eso de vivir el momento, Molina, nadie vive el momento.”
No obstante, hay otra lucha que él lleva internamente de la que no se da cuenta hasta no descubrir cosas nuevas de él mismo gracias a Molina... los sentimientos soterrados por hacer demasiado caso a la razón, la rabia, la impotencia, la desesperación.
“-Es curioso que uno no pueda estar sin encariñarse con algo. Es como si la mente segregara sentimiento sin parar...
-¿Vos creés?
-... lo mismo que el estómago segrega jugo para digerir.”
Luis Molina, por su parte, jamás ha estado muy metido en ideales políticos... él vive su vida inmerso en la fantasía del romance peliculero, de los primeros amores y del cariño de compartir emociones. Una realidad dulce y muy bien trazada, que, sin embargo, puede ser demasiado idealista y separar de mundo verdadero...
Mientras que Valentín tiene que aprender a dejarse llevar por las emociones, Molina se ve ayudado por el otro preso a bajar del cielo y aprender también de los forcejeos sociales e incluso desagradables del mundo actual.
“- But you have to reason it out then and convince yourself.
- Yes, but there are reasons of the heart that reason doesn't encompass.”
Hay algo que en muchos libros se comenta y me sigue resultando fascinante... el momento en el que los personajes llegan a pasar tanto tiempo con el otro que, de manera natural, características de uno van pasando al otro y viceversa.
Hay un libro muy bueno que retrata muy bien esto de lo que hablo: ni más ni menos que El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, donde Don Quijote va recogiendo atributos de su fiel compañero Sancho Panza, y donde éste otro va siendo cambiado por el complicado Don Quijote.
Pero eso ya es irse por las ramas.
En El Beso de la Mujer Araña, es fascinante ver cómo cada uno de los protagonistas va siendo cambiado por el otro, entendiendo otras facetas de la realidad y evaluando al mundo con distintos ojos. Esto puede llegar a tener un destino más fatal, más difícil, pero también ayuda a abrir más la mente a diferentes puntos de vista.
“El amor que late en las piedras viejas de esta casa ha hecho un milagro más: el de permitir que, como si fueran ciegos, no se vieran el cuerpo sino sólo el alma.”
Por concluir este apartado, tan solo decir que ha habido cierto detalle que me ha estado incomodando en la lectura... Mi edición traía varias notas explicando la homosexualidad vista desde distintos psicólogos importantes en la historia contemporánea, entre los que se encuentra el propio Freud, y claro, los tiempos eran otros y la visión de la homosexualidad era muy poco acertada (he llegado a leer que era considerada un pecado)... Total, que, aunque ha sido interesante, me ha perturbado un poco no saber la intención de estos apartados, si tan solo informativos o afirmando las ideas, ahora equivocadas, de estos célebres psicólogos. Puede que haya sido solo cosa mía.
El libro, por otro lado, tiene muy claras las ideas con respecto al tema... En cierto momento, una de mis partes preferidas de la lectura, Valentín trata de hacer ver a Molina que su forma de comportarse como una mujer no le debe hacer comportarse como si fuera inferior, puesto que hombres y mujeres deben tener la misma igualdad, y que por nada en el mundo Molina ha de someterse a otros, acobardarse o incluso pensar que está bien y es incluso atractivo sentirse inferior en una relación con otra persona. Puede que Valentín no acabe de comprender por qué Molina a veces habla de sí mismo como de "ella", pero tiene sin duda la clara idea de que, pase lo que pase, Molina ha de ser libre y debe estar feliz.
Luego, por sacar a relucir mis ideas... este libro fue escrito en 1976, hay mucho cambio de entonces a ahora. Según las palabras de Molina, cito: "Nosotras somos mujeres normales que nos acostamos con hombres", por lo que yo he llegado a pensar que se trata más de una frase que habla de la transexualidad que de la homosexualidad, que es posible que, en aquél entonces, una mujer transexual siguiese siendo vista como un hombre con conductas femeninas y no como la mujer que en verdad se es. Pero eso ya es dar demasiadas vueltas. La novela es espléndida por lo avanzada en su tiempo que es, y lo revolucionaria que sigue siendo.
“—Es que habría que saber aceptar las cosas como se dan, y apreciar lo bueno que te pase, aunque no dure. Porque nada es para siempre. —Sí, eso es fácil decirlo. Pero sentirlo es otra cosa. —Pero tenés que razonar entonces, y convencerte. —Sí, pero hay razones del corazón que la razón no entiende. Y eso lo dijo un filósofo francés muy de los mejores. Así que te embromé. Y creo que hasta me acuerdo el nombre: Pascal. ¡Chupate esa mandarina!”
Y lo que está detrás de esta tan imprescindible novela... la prosa del autor, que lo hace todo.
Aunque sin hablar directamente del tema, ya he repasado bastantes cosas... lo impresionante de los diálogos, la infalibilidad de los personajes, la manera en la que cada palabra tiene vida propia, cómo la cultura pop que mete Puig en el libro acaba por formar una enorme metáfora sobre el mismo, las fuentes de inspiración, la crítica social, la mutabilidad de los personajes gracias al otro, la manera en la que, sin descripciones, sin aclaraciones, se sabe cada sentimiento en lo que dicen los personajes... Eso lleva mucho, mucho trabajo, mucho ingenio.
“las luces apagadas para evitar verse, tres ciegos reunidos a la hora más triste del día,”
Llega un punto en el libro en el que, aunque te pierdas un instante por causas externas o por pensamientos propios (como as veces pasa), sabes perfectamente qué personaje es el que está hablando, por las palabras que emplea, por sus pausas, por sus silencios, por sus gustos y por sus tonos a la hora de hablar. Y eso es algo... impresionante. Algo que se ve poco, ¡en serio!, y desde luego nunca he visto algo igual a la maestría con la que Manuel Puig lleva a cabo eso.
Ya comienzo a entender por qué prohibieron la novela en su momento... porque es aterrador todo lo que Puig hace pensar, y sentir, en menos de 270 páginas. Porque Puig revoluciona, a la mente y al corazón. Y eso es algo que tiene mucho poder.
“Este sueño es corto, pero es feliz”
Del final, tan solo decir lo necesario... que me ha roto en dos. El libro ha ido liberando cada parte de mí, y el final me ha abierto en canal y me ha arrebatado lo que yo más apreciaba... Ha sido un final duro, por eso no suelo leer libros que me devoren tanto de tristeza. Pero ha sido un final muy bueno, muy completo, que no finaliza una lucha, sino que la empieza.
Pero basta de ponerse sensiblera... En resumidas cuentas, El Beso de la Mujer Araña es un libro sublime, escrito con una habilidad impresionante y con un tremendo apaño a la hora de crear diálogos, que engancha de primeras y que absorbe hasta el punto de perder por completo el mundo de tu alrededor.
Se trata de una novela esencial, liberadora, esperanzadora y al mismo tiempo desgarradora, que remueve muchas cosas en uno y deja con ganas de, uno mismo, remover el mundo.
Ágil, fluido y de intenso ritmo, con escenas inolvidables y alguna que otra revelación, El Beso de la Mujer Araña es un libro indispensable, emocionante y cargado de significado, que estoy segura que levantará en muchos una sensación de profundo amor... hacia la lectura, hacia uno mismo, hacia la vida, qué se yo... una lucha que no acaba, y que no debemos silenciar.
Autor: Manuel Puig
Editorial: Ediciones Lanzallamas
Canción Identificada: Wight Spider (Marilyn Manson)
Sinopsis:
El Beso de la Mujer Araña es la novela más celebrada de Manuel Puig y una de las más reconocidas del siglo XX hispanoamericano; sigue sorprendiendo a los lectores con su entramado de cine rosa y negro, informes policiales, diálogos carcelarios y escritos científicos que sostienen una historia fascinante de final enigmático.
Opinión:
... porque nunca es tarde para empezar lecturas diferentes. Que si thriller que si fantasía... mi conocimiento necesitaba más petróleo novedoso: una fórmula única, y de forma peculiar, que consiguiese embobarme tanto como otros muy queridos libros ya leídos.
Vamos, novedad: cambiar de aires, de entorno, de personajes... y de género literario.
Lo que es muy, muy necesario.
Estoy segura de que el lema "nunca es tarde para..." se puede usar en cualquier momento. Habrá libros que ya no me atraigan mucho, pero oportunidades habrá que dar a unos cuantos. En su momento... Igual que ha sido el caso de El Beso de la Mujer Araña, un exitazo que ya preside en mi estantería, escrito por Manuel Puig y aclamado por millones de escritores a lo largo de todo el mundo. Una lectura de características trágicas, tiernas y críticas, una denuncia social que recorre los terrenos del romance en prisión, de la amistad salida de la confianza, y de un periodo de gran inestabilidad social y política en la Argentina de hace no tanto tiempo... En resumen, una novela que no cuadra mucho con mis lecturas habituales, y que corrobora que probar es probar y que de todo se sacan grandes cosas... y que lo desconocido, a veces puede llegar a enamorarte. Como en efecto ha sido el libro de esta lectura.
“Es que habría que saber aceptar las cosas como se dan, y apreciar lo bueno que te pase, aunque no dure. Porque nada es para siempre.” Sin más dilación... El Beso de la Mujer Araña, de Manuel Puig, novela reconocida y muy, muy esencial, digna de ser leída y, es más, a mi parecer una novelaza como pocas lo son.
Manuel Puig es un revolucionario.
Lo son sus palabras y lo es su naturaleza; forma parte de este círculo formidable de escritores que no escriben por el hecho de escribir, sino que tienen algo que decir, algo que denunciar, algo que remarcar... sus palabras no son vanas sino bien enunciadas. Y su mensaje, alto y claro, ya ha llegado a los recodos del planeta.
Y es que, cuando se tiene algo que decir, el escritor no debe callar: que lo vuelque todo en la escritura, hasta quedarse sin tinta, hasta quedarse agotado. Todo mientras exponga pensamientos, ideas, planteamientos y sugerencias de posibles soluciones... Una crítica contundente, bien llevada, que así mismo apacigüe al lector con una prosa más llevadera y con contenido estilísticamente novelesco.
Vamos, que se compagine nuestra realidad con la ficción de la historia. No hay mayor obra de arte que eso.
“- Estoy muy cansado, Valentín. Estoy cansado de sufrir. Vos no sabés, me duelte todo por dentro.
- ¿ Adónde te duele?
- Adentro del pecho, y en la garganta - ¿ Porque será que la tristeza se siente siempre ahí?”
El Beso de la Mujer Araña es, en sí mismo, un libro peligroso. Porque hace pensar. Porque hace rechazar órdenes totalitarios, y porque hace amar la libertad del sentimiento.
Es un libro peligroso porque habla de humanidad, de diversiones y derrotas, de lealtad y de miedo. Y que se hablen sobre estas cosas en muchos lugares está estrictamente prohibido: ¿pensamiento por uno mismo? Cielos, no, los déspotas lo aborrecen... y ese es su punto débil.
Teniendo en cuenta la gravedad de la dictadura militar de Argentina durante el momento en el que el libro fue escrito y publicado (1976), se puede llegar a la conclusión, sin demasiado pensar, que Manuel Puig era un hombre osado, rebelde, y dispuesto a cambiar el mundo. Personas como éstas hay escasas; de haber más, el mundo se encontraría en mejor estado. Admiro profundamente a Manuel Puig, que supo sacar agallas, y revelar sus verdaderas ideas, en un territorio familiar y al mismo tiempo amenazador.
Por supuesto que fue prohibido en el país de manera inmediata. Todos los libros de este estilo en algunas partes son sentenciados al silencio. Pero eso no puso freno a que se conociera de él... allá a finales de los 80, y aun así recibiendo malas críticas... Todo eso, hasta ahora, donde, en diferente visión, se valora la aspereza del relato, la dulzura de su sentimiento, el desgarro de su tragedia.
...Y donde ya no hay temor en que alguien como yo diga que he adorado el libro de principio a final. Y que sí, me ha vuelto un poco más rebelde... Pero para algunas cosas eso es muy positivo, jeje.
Son escasos días los que hacen desde que me terminé la lectura... y hacen ya muchas personas a las que se la he recomendado.
A todas ellas, y como no debe ser menos también a vosotros, comento lo mismo: es una novela que se guía por sí sola.
Las palabras tiemblan, se estremecen, cobran vida, cobran sentimiento. Se unen, se separan, se tuercen y se marchitan. Son palabras que se leen de maneras distintas dependiendo del momento y de la persona que las dice, son palabras que no tienen dueño nada más que la emoción y el pensamiento, son palabras que danzan, que se esconden, que guardan en los entresijos de sus corazones secretos y metáforas.
Este tipo de novelas tan mágicas se identifican porque la lectura fluye, porque uno se adentra en ella sin dificultad, porque uno siente al personaje como uno real, los eventos como cercanos a sus mismas pieles, los pensamientos como si fueran suyos propios.
Es una novela que te ahoga, que te envuelve en su propio mundo.
Además de eso, El Beso de la Mujer Araña es un libro que se conoce, en terminología de habla inglesa, como "character-driven". Es decir, que la novela está dirigida por los personajes, todo gira en torno a ellos y son ellos la chispa de la narrativa.
Para conseguir eso, creo que queda bastante claro que los personajes tienen que ser FORMIDABLES. Éstos, desde luego, lo son, y es por lo tanto que, de ahora en adelante, cuando yo piense en un libro "character-driven", me vendrá a la cabeza en primer lugar éste título.
“—¿Y ella no tiene frío?
—No, no se acuerda del frío, está como en otro mundo, ensimismada dibujando a la pantera.
—Si está ensimismada no está en otro mundo. Ésa es una contradicción.
—Sí, es cierto, ella está ensimismada, metida en el mundo
que tiene adentro de ella misma, y que apenas si lo está empezando a descubrir.”
Es más... El Beso de la Mujer Araña es una novela narrada únicamente por diálogos... a excepción única de unas pocas páginas donde viene escrito un informe carcelario respecto a los personajes centrales.
Esto es tricky tricky... dicho de manera más directa, esto es jodido. Escribir tal cosa requiere, lo aseguro, mucha maña. Para que quede bien un libro que casi enteramente va escrito en forma de diálogo, entre tan solo dos personas... bueno, hay que hacer un trabajo espléndido.
Puedo decir con seguridad que mi visión es que Manuel Puig ha conseguido tal cosa. Y es su estilo, tan peculiar, tan experimental y novedoso, uno de los que más me han inspirado. Pero de su admirable prosa se hablará unos párrafos más adelante...
“—And what's so bad about being soft like a woman? Why is it men or whoever, some poor bastard, some queen, can't be sensitive, too, if he's got a mind to?
—I don't know, but sometimes that kind of behavior can get in a man's way.
—When? When it comes to torturing?”
—No, when it comes to being finished with the torturers.”
—But if men acted like women there wouldn't be anymore torturers.”
Lo primero, ¿de qué trata el libro?
La mayor parte del libro constituye un diálogo a trozos, con espacios de tiempo, entre dos presos en una misma celda en una cárcel de Buenos Aires.
Uno de los presos es conocido como Valentín Arregui, un preso político y activista revolucionario, gran ideólogo, e implacable hombre de frío pensamiento, práctico en sus tareas y llevado por la emoción de la posibilidad de cambiar el mundo.
“Mientras dure la lucha, que durará tal vez toda mi vida, no me conviene cultivar los placeres de los sentidos, ¿te das cuenta?, porque son, de verdad, secundarios para mí. El gran placer es otro, el de saber que estoy al servicio de lo más noble, que es… bueno… todas mis ideas…”
Acompañándolo se encuentra Luis Molina, once años más mayor, un hombre apresado por "corrupción a la juventud" debido a su homosexualidad. Molina es una persona más llevada por las emociones, es divertido, dulce y cariñoso, muy sensible y enamorado por completo del cine. Es alguien agradable, obediente y entrañable, aunque en ocasiones se toma las cosas demasiado a pecho y se hiere con facilidad.
Esta oposición de personalidades, que en apariencia da la sensación de poca compenetración, acaba por formar un vínculo tierno, real y muy humano entre los dos presos... una relación de confianza que va dando paso a la amistad, y que va guiando la narración a lo largo de las escasas páginas del libro hasta llegar al final.
Pues bien, el libro consiste en este tan bien llevado intercambio de palabras (y de pensamientos y emociones con ellas) que va dejando ver la vida personal de los dos presos...
Luis Molina, que tiene muy vívidas grandes obras cinematográficas, acompaña esta narración con su tan enganchante manera de contar la historia de las películas.
Mediante Molina relata eventos cinematográficos, de una manera tan resuelta, tan apasionada y tan intrigante que logra hacer que el lector sienta deseos de ver esas películas reales (que ya nombro aquí que son La Mujer Pantera (1942), Die Grosse Liebe (1942), I walked with a zombie (1943) e Hipócrita (1949)), vamos conociendo más de las personalidades de cada uno, de pequeños guiños de sus vidas anteriores, de sus planteamientos de vida, sus relaciones personales, sus puntos fuertes y sus momentos en los que las piernas flaquean.
Así mismo, el libro se va encaminando a un final que resultó ser para mí inesperado, y que, debido a esto, no es introducido para amortiguar nuestra caída... me di de bruces contra el doloroso suelo por la manera en la que, de una trama que siempre giraba en torno a la celda, en charlas e intercambios de emociones, todo acabó de una manera... impactante sería decir poco.
En relación a los personajes, qué decir... son impecables.
Como ya he mencionado, llevan por completo la novela.
Son sus voces las que marcan los pasos la narrativa, las que tiñen todo de tensión, de ternura o de tristeza. Son los tonos de voz en las palabras escritas (y es formidable cómo, sin descripciones, ésto está muy logrado) los que tensionan, los que agobian, los que apagan por dentro... A veces gritan, otras mascullan, otras susurran, otras lloran... Y no hay ningún final de diálogo que aclare todo esto, pero se sabe debido a la maestría en la manera de escribir de Manuel Puig.
Son, además, personajes con inseguridades, con miedos y con atributos menos agradables.
A veces hacen comentarios secos y otras veces se faltan al respeto. A veces se sienten heridos por el otro de manera demasiado melodramática y otras veces se faltan al respeto llevados por sus propias problemáticas. A veces uno no quiere hablar con el otro, a veces el otro no quiere escuchar al uno.
De manera que la relación es... humana. Cosa que a veces cuesta ver en los libros, pero que aquí es MUY real.
“la cara linda y alegre del muchacho en el recuerdo de la sirvientita y me digo yo: ¿qué es lo que la hace linda a una cara?, ¿por qué dan tantas ganas de acariciarla a una cara linda?,”
Hay muchas escenas, que acuden por sí solas sin necesidad de empujoncitos del escritor. Se nota que el libro avanza por sí solo, la historia transcurre de manera fluida, llevadera, cada momento entra en escena cuando debe hacerlo, con excelente progresión de acontecimientos previos.
Los personajes marcan el ritmo de la novela, son los que tiran de ella, los que a veces la frenan, los que a veces la transforman. Casi parece que el escritor se deja llevar por sus propios personajes.
En un tweet, la escritora con el pseudónimo Robin Hobb dijo, traducido: "Ninguno (de mis personajes) me escuchan. Les digo "¡No hagas eso! Me llevará 3 capítulos apartarte de ahí." Y entonces lo hacen, y mi esquema se va a la basura."
Cuando esto ocurre, es que el escritor va por el buen camino: sus personajes son tan reales que es inevitable que tengan que pasar por algunas cosas, aunque uno no quiera tener que escribirlas. Algo así es lo que pasa cuando el diálogo de El Beso de la Mujer Araña toma una dirección.
“—¿Qué es ser hombre, para vos? —Es muchas cosas, pero para mí… bueno, lo más lindo del hombre es eso, ser lindo, fuerte, pero sin hacer alharaca de fuerza, y que va avanzando seguro. Que camine seguro, como mi mozo, que hable sin miedo, que sepa lo que quiere, adonde va, sin miedo de nada. —Es una idealización, un tipo así no existe. —Sí existe, él es así. —Bueno, dará esa impresión, pero por dentro, en esta sociedad, sin el poder nadie puede ir avanzando seguro, como vos decís.”
El libro es una lucha. Puede que se trate de una lucha menos heroica o épica que aquella de grandes guerras, pero es una lucha en la que dos presos, cada uno detenido por motivos muy diferentes y sentenciados a una condena injusta, tratan de hacerse oír y tratan de enseñar al mundo de lo que están hechos...
Valentín Arregui tiene un objetivo más fijado, sus ansias lo llevan a desear poder ser puesto en libertad y seguir en su batalla contra el mandato actual de su país. Su voz, debido a que se encuentra en oposición con la autoridad, y debido a tratarse de una dictadura, no es escuchada... por sus enemigos. Sin embargo, Valentín poco a poco va mostrando a su compañero de celda sus ideologías, sus propósitos, sus motivos y sus estudios.
“No creo en eso de vivir el momento, Molina, nadie vive el momento.”
No obstante, hay otra lucha que él lleva internamente de la que no se da cuenta hasta no descubrir cosas nuevas de él mismo gracias a Molina... los sentimientos soterrados por hacer demasiado caso a la razón, la rabia, la impotencia, la desesperación.
“-Es curioso que uno no pueda estar sin encariñarse con algo. Es como si la mente segregara sentimiento sin parar...
-¿Vos creés?
-... lo mismo que el estómago segrega jugo para digerir.”
Luis Molina, por su parte, jamás ha estado muy metido en ideales políticos... él vive su vida inmerso en la fantasía del romance peliculero, de los primeros amores y del cariño de compartir emociones. Una realidad dulce y muy bien trazada, que, sin embargo, puede ser demasiado idealista y separar de mundo verdadero...
Mientras que Valentín tiene que aprender a dejarse llevar por las emociones, Molina se ve ayudado por el otro preso a bajar del cielo y aprender también de los forcejeos sociales e incluso desagradables del mundo actual.
“- But you have to reason it out then and convince yourself.
- Yes, but there are reasons of the heart that reason doesn't encompass.”
Hay un libro muy bueno que retrata muy bien esto de lo que hablo: ni más ni menos que El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, donde Don Quijote va recogiendo atributos de su fiel compañero Sancho Panza, y donde éste otro va siendo cambiado por el complicado Don Quijote.
Pero eso ya es irse por las ramas.
En El Beso de la Mujer Araña, es fascinante ver cómo cada uno de los protagonistas va siendo cambiado por el otro, entendiendo otras facetas de la realidad y evaluando al mundo con distintos ojos. Esto puede llegar a tener un destino más fatal, más difícil, pero también ayuda a abrir más la mente a diferentes puntos de vista.
“El amor que late en las piedras viejas de esta casa ha hecho un milagro más: el de permitir que, como si fueran ciegos, no se vieran el cuerpo sino sólo el alma.”
Por concluir este apartado, tan solo decir que ha habido cierto detalle que me ha estado incomodando en la lectura... Mi edición traía varias notas explicando la homosexualidad vista desde distintos psicólogos importantes en la historia contemporánea, entre los que se encuentra el propio Freud, y claro, los tiempos eran otros y la visión de la homosexualidad era muy poco acertada (he llegado a leer que era considerada un pecado)... Total, que, aunque ha sido interesante, me ha perturbado un poco no saber la intención de estos apartados, si tan solo informativos o afirmando las ideas, ahora equivocadas, de estos célebres psicólogos. Puede que haya sido solo cosa mía.
El libro, por otro lado, tiene muy claras las ideas con respecto al tema... En cierto momento, una de mis partes preferidas de la lectura, Valentín trata de hacer ver a Molina que su forma de comportarse como una mujer no le debe hacer comportarse como si fuera inferior, puesto que hombres y mujeres deben tener la misma igualdad, y que por nada en el mundo Molina ha de someterse a otros, acobardarse o incluso pensar que está bien y es incluso atractivo sentirse inferior en una relación con otra persona. Puede que Valentín no acabe de comprender por qué Molina a veces habla de sí mismo como de "ella", pero tiene sin duda la clara idea de que, pase lo que pase, Molina ha de ser libre y debe estar feliz.
Luego, por sacar a relucir mis ideas... este libro fue escrito en 1976, hay mucho cambio de entonces a ahora. Según las palabras de Molina, cito: "Nosotras somos mujeres normales que nos acostamos con hombres", por lo que yo he llegado a pensar que se trata más de una frase que habla de la transexualidad que de la homosexualidad, que es posible que, en aquél entonces, una mujer transexual siguiese siendo vista como un hombre con conductas femeninas y no como la mujer que en verdad se es. Pero eso ya es dar demasiadas vueltas. La novela es espléndida por lo avanzada en su tiempo que es, y lo revolucionaria que sigue siendo.
“—Es que habría que saber aceptar las cosas como se dan, y apreciar lo bueno que te pase, aunque no dure. Porque nada es para siempre. —Sí, eso es fácil decirlo. Pero sentirlo es otra cosa. —Pero tenés que razonar entonces, y convencerte. —Sí, pero hay razones del corazón que la razón no entiende. Y eso lo dijo un filósofo francés muy de los mejores. Así que te embromé. Y creo que hasta me acuerdo el nombre: Pascal. ¡Chupate esa mandarina!”
Y lo que está detrás de esta tan imprescindible novela... la prosa del autor, que lo hace todo.
Aunque sin hablar directamente del tema, ya he repasado bastantes cosas... lo impresionante de los diálogos, la infalibilidad de los personajes, la manera en la que cada palabra tiene vida propia, cómo la cultura pop que mete Puig en el libro acaba por formar una enorme metáfora sobre el mismo, las fuentes de inspiración, la crítica social, la mutabilidad de los personajes gracias al otro, la manera en la que, sin descripciones, sin aclaraciones, se sabe cada sentimiento en lo que dicen los personajes... Eso lleva mucho, mucho trabajo, mucho ingenio.
“las luces apagadas para evitar verse, tres ciegos reunidos a la hora más triste del día,”
Llega un punto en el libro en el que, aunque te pierdas un instante por causas externas o por pensamientos propios (como as veces pasa), sabes perfectamente qué personaje es el que está hablando, por las palabras que emplea, por sus pausas, por sus silencios, por sus gustos y por sus tonos a la hora de hablar. Y eso es algo... impresionante. Algo que se ve poco, ¡en serio!, y desde luego nunca he visto algo igual a la maestría con la que Manuel Puig lleva a cabo eso.
Ya comienzo a entender por qué prohibieron la novela en su momento... porque es aterrador todo lo que Puig hace pensar, y sentir, en menos de 270 páginas. Porque Puig revoluciona, a la mente y al corazón. Y eso es algo que tiene mucho poder.
“Este sueño es corto, pero es feliz”
Pero basta de ponerse sensiblera... En resumidas cuentas, El Beso de la Mujer Araña es un libro sublime, escrito con una habilidad impresionante y con un tremendo apaño a la hora de crear diálogos, que engancha de primeras y que absorbe hasta el punto de perder por completo el mundo de tu alrededor.
Se trata de una novela esencial, liberadora, esperanzadora y al mismo tiempo desgarradora, que remueve muchas cosas en uno y deja con ganas de, uno mismo, remover el mundo.
Ágil, fluido y de intenso ritmo, con escenas inolvidables y alguna que otra revelación, El Beso de la Mujer Araña es un libro indispensable, emocionante y cargado de significado, que estoy segura que levantará en muchos una sensación de profundo amor... hacia la lectura, hacia uno mismo, hacia la vida, qué se yo... una lucha que no acaba, y que no debemos silenciar.
PUNTUACIÓN
♫ Personajes: 5.75/5
♫ Acción: 3/5
♫ Trama: 4/5
♫ Originalidad: 4/5
♫ Tensión: 3.75/5
♫ Tensión: 3.75/5
♫ Desenlace: 4.25/5
♫ Pluma: 5/5
VALORACIÓN PERSONAL: 10/10
Más reseñas aquí en el blog La Llanura de los Mil Mundos: http://lallanuradelosmilmundos.blogspot.com/
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