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domingo, 13 de junio de 2021

Reseña: Killing Stalking. Parte 1

 

RESEÑA:
KILLING STALKING. PARTE 1



Título:  Killing Stalking. Parte 1
Autora:  Koogi
Editorial:  Milky Way Ediciones
Canción Identificada:  Killing Me Softly (The Fugees)




Sinopsis:

Oh Sang-woo es un estudiante universitario que a vista de todos es alguien perfecto y ejemplar, sin embargo, en realidad es un sádico asesino en serie. Yoon Bum, un chico solitario que padece de un trastorno límite de la personalidad, se ha enamorado perdidamente de Sang-woo y lo ha estado acechando de forma obsesiva. Un día, cuando la obsesión de Yoon Bum hacia Sang-woo alcanza su punto límite, este decide ingresar en la casa de Sang-woo cuando cree que se ha ido, donde termina descubriendo la verdadera faceta del hombre que ama. Bum es descubierto por Sang-woo, pero este decide mantenerlo cautivo en lugar de matarlo. La historia sigue los múltiples intentos de Bum por escapar y sus consecuencias, así como también el surgimiento de un enfermizo y tóxico afecto mutuo.



Opinión:

Strumming my pain with his fingers, Singing my life with his words, Killing me softly with his song...

¡Qué barbaridad de novela gráfica! Estoy que no sé si llorar, reír, gritar, o pedir auxilio con lamentos. Estoy destrozada. ¡Qué pasada de manhwa!


Killing Stalking me lo recomendó una persona muy preciada y cercana en mi vida, y, debido que hablaba de parejas disfuncionales, asesinos seriales y relaciones tóxicas, me dije: "¡Qué menos! ¡Pero si es justo lo que me gusta!" (No os preocupéis, esta clase de truculencias solo las valoro en la literatura, cine y demás artes, no en la vida real). 


Total, que estaba de los nervios, porque era un manhwa (nombre que se le da a un manga de Corea) que llevaba anticipando un tiempo. De hecho, no pude más y lo leí a la par que la novela 300,000,000, cuya reseña hice hace muy poquito tiempo. 

La verdad, hay muchas cosas que me gustan en un thriller, pero la tensión, la amenaza y el peligro tienen que ser los pilares fundamentales. 

Recuerdo, pues, la primera escena de este manhwa... se me cortó la respiración del estrés que estaba sintiendo. Killing Stalking es un hard-boiled cómic coreano, frenético a más no poder, gore y, sobre todo, muy gráfico y explícito con el sexo (y ya voy avisando, es un sexo tan violento, tan desgarrador y sin consentimiento que a veces cuesta digerirlo). 

Para ojos sensibles, este manhwa no es nada recomendado, porque es muy, muy, muy heavy, probablemente LA COSA MÁS HEAVY CON LA QUE ME HE ENCONTRADO EN MI VIDA. 

Pero, si uno se atreve, si se ve con fuerzas, ya voy diciendo que es un thriller buenísimo, ¡extraordinario! Todo lo que ha recaudado de dinero (que no es poco para nada) es completamente merecido, y qué menos que felicitar a la autora por crear un manhwa tan extraordinario como éste...


Pero bueno, no nos explayemos, ¡vayamos a ello!



¿De qué trata?

Todo lo que más miedo te dé, esta obra lo tiene. Todo lo que te retuerza el estómago, es el contenido principal de esta historia. Killing Stalking es un manhwa escrito por Koogi, una escritora que muy merecidamente ha pasado a ser historia por la obra que nos ha dejado como legado de sangre y vísceras. 


Killing Stalking cuenta la historia de Yoon Bum, un joven muy inseguro y con muchos problemas mentales que está obsesionado con Oh Sang-woo, el modélico y perfecto chico con el que compartió formación militar, y quien, además, le salvó de un intento de violación. Yoon Bum, con muchos problemas familiares y una obcecación muy grande por quienes considera sus salvadores, vive tan intensamente su idealización de Yoon Bum que lo ha estado siguiendo (stalkeando) a todas partes, y, finalmente, consigue averiguar al contraseña de acceso a su casa...

Bum, que no vacila en hacerlo, entra en el hogar de Sang-woo, en el cual vive él solo tras la tragedia que sucedió con respecto a sus padres... Y lo que se encuentra en su sótano lo deja en completo estado de shock... En el sótano está el cuerpo, aún vivo pero amordazado y atado, de una joven magullada. Un secuestro, que pronto se convertirá en un asesinato. 
Justo en esos momentos, llega Oh Sang-woo a su casa... para encontrarse con el paralizado Yoon Bum. 

Lo que fácilmente se resolvería con que Oh Sang-woo acaba matando también a Bum, al final se convierte en algo mucho más complejo, pues decide dejarlo con vida, y lo mantiene cautivo en su hogar. 


Poco a poco, la relación de ambos, en la que no deja de peligrar la vida de Yoon Bum, se va volviendo más posesiva y tóxica, hasta que se dan cuenta de que no pueden vivir sin el otro... 

No obstante, a medida que pasan los días, el cautiverio de Yoon Bum se transforma en algo mucho más siniestro, e irá conociendo una parte de Oh Sang-woo sádica e impredecible, a la que tendrá que habituarse, y saber manejar, si quiere seguir con vida un día más...



Argumento demoledor, aplastante y lleno de frenesí, que abre una historia delirante y llena de pánico que deja con el corazón en la boca

Me ha gustado tanto tanto esta novela gráfica que, de hecho, he decidido dividirla según las partes en las que se fragmenta para hacer varias reseñas de la misma. Killing Stalking es una serie de manhwas que realmente me han hecho sentir horror en todo el cuerpo, ¡una gran experiencia!



El argumento del libro es alucinante. Ya voy avisando que esta obra, que podría considerarse yaoi en parte (un manga erótico que presenta la relación sexual entre dos hombres), es muy, muy explícita con su contenido, tanto de agresiones como de violaciones, pero, si uno mira más allá de eso, aunque le incomode bastante, se encontrará con una historia formidable, que habla de una relación disfuncional y peligrosa entre dos jóvenes que no están nada bien de la cabeza. Uno, porque es un asesino serial insensible; y el otro, porque es un acosador y un idealista que seguramente padezca del Síndrome de Estocolmo. 


El argumento en realidad es muy sencillo: supervivencia pura y dura. Pero lo que de primeras parece sencillo siempre tiene luego muchísimas capas de contenido lleno de detalle, y esta obra no es excepción, ya que, para vivir un día más, Yoon Bum se someterá a Oh Sang-woo y aprenderá a las malas a ser su esclavo servicial... 


Vale, ahora, hay quienes de verdad consideran que esto es un romance. No entiendo a esa gente. No sé quién puede ver como una buena relación lo que se presenta en estas páginas, o quién osa shippear a Sang-woo con Bum, cuando claramente los dos necesitan alejarse del otro y mucha ayuda psicológica. De verdad que no entiendo la gente que ve su relación como algo a lo que aspiran, me produce escalofríos. 


Pero sea como sea, el argumento no se detiene en ningún momento. Desde el minuto uno, es todo aceleración, tensión, pánico y estrés, el miedo se vive en cada poro del cuerpo y uno cuenta los segundos que Bum sigue con vida, porque son muy preciados. Mientras tanto, vamos descubriendo más sobre los dos personajes y su pasado... quiénes son, qué quieren, qué relaciones han tenido, qué problemas los hacen vivir en tal tormento... 

La historia es puro pánico: amenazas, insultos, golpes, violencia extrema y ni un solo respiro. 
Cuando parece que las cosas se calman, de pronto vuelve a llegar el peligro, Sang-woo tiene las riendas del asunto pero, mediante pasa el tiempo, seguimos también la perspectiva de un policía y antiguo detective que comienza a sospechar de esta modélico estudiante. 


Ahora bien, ¿cuánto tiempo de vida le queda a Yoon Bum? ¿Llegará el policía a frenar a Oh Sang-woo antes de que sea demasiado tarde? ¿Qué pasará cuando ambos colisionen? 
¿Quién es este asesino, y hasta qué límite llegará con tal de seguir matando?



Unos personajes tóxicos, enfermizos y peligrosos, genialmente retratados y llenos de complejidades

Lo que más miedo da, de todo todo, son los personajes. Me parecen muy, muy inquietantes. Están obsesionados con el otro, y juegan con fuego constantemente. Oh Sang-woo, que todo el tiempo ha estado ocultando los asesinatos que efectuaba, finalmente muestra una vulnerabilidad y deja a Yoon Bum con vida; y en cuanto a este último, se enamora, de manera peligrosa y enfermiza, de un asesino psicópata que disfruta sintiéndose imponente. 


Lo que peor llevo de Oh Sang-woo, de todo todo, es cuando cuida a Yoon Bum. 
Sí, sé que eso debería ser unos momentos en los que finalmente puedo respirar en paz, pero me parece tan extraño que un asesino como Sang-woo llegue a ser tan cuidadoso que me espero siempre lo peor. 
Porque ese cuidado no es gratuito, y vamos viendo, por ejemplo, cómo la compleja relación que Sang-woo tenía con su madre, y el concepto tan distorsionado que tiene de maternidad, se confunden con la imagen vulnerable de Yoon Bum, a quien a veces ve como su madre fallecida.  


Y estas partes intimidan un montón, pero me parece que Oh Sang-woo es UNO DE LOS MEJORES ASESINOS SERIALES DE TODA LA LITERATURA, no todo por la ilustración de él, que es salvaje y siniestra, sino también por cómo de controlador, dominante y seguro de sí mismo es, las partes en las que habla, sin emoción pero con un humor extraño, y el encanto que tiene, un aura de perfección y agrado que es todo menos segura. 
Pocos asesinos me han hecho sentir tanto miedo, pero aquí está la prueba viviente, una vez más, de que la literatura me puede hacer pasar muchísimo miedo.


Por otro lado, existe una tensión sexual muy notable, que está muy bien llevada. 
Por ejemplo, me parece que era en el capítulo 3, al inicio parece que los dos jóvenes están manteniendo relaciones sexuales (por los ruidos, las expresiones, y la posición), pero al final se descubre que los ruidos de lamento son por las heridas de Yoon Bum, y que el sudor de Oh Sang-woo es porque está haciendo flexiones. Este pequeño engaño que nos hace la autora me ha parecido muy bueno, hacía que crecieran las ganas de seguir leyendo, y de esperar al momento en el que realmente las relaciones tuvieran lugar. 

Me parece que escribir una novela erótica, si se hace bien, puede ser realmente muy complicado,Koogi logra hacer que la tensión sexual se sienta en cada escena, desde cuando Sang-woo ducha a su víctima, hasta cuando llega incluso a cortarle parte del cuello con la lengüeta de una lata de conservas. Se vive todo con mucha cercanía, y eso es lo más siniestro de todo.


La relación que ambos comparten es muy, muy, muy poco sana. Quien shippee a estos personajes está fatal, no puedo imaginarme quién encuentra bonita su relación. Pero precisamente lo que a mí me gusta de ello es lo disfuncional que es, cómo los miedos de uno se plasman en el otro, y cómo se controlan y se tratan de manera muy posesiva. 

Es una relación muy peligrosa, que va compaginada con unos diálogos intensos, muy expresivos y estremecedores, que presentan a la perfección la personalidad de los personajes, de principio a final. 

Unos protagonistas llenos de complejidades, que se mueven en un entorno muy claustrofóbico (la mayor parte de la historia sucede dentro de la casa de Oh Sang-woo), y que tienen con el otro una relación muy enferma, tóxica y peligrosa...



Una ilustración a color, oscura e inquietante, mediante la que el miedo se vive como una segunda piel

Sombras, expresiones misteriosas, mucha oscuridad y un sin fin de violencia... La ilustración de Koogi quita el oxígeno de los pulmones. 

La acción se muestra muy real, los forcejeos, los golpes, la lucha y los cortes y heridas me hicieron temblar de adentro afuera, me veía incapaz de apartar la mirada de tal escenario de morbo y dolor. 


Las ilustraciones son buenísimas, las mejores que me he encontrado en muchísimo tiempo, y son muy oscuras. 
Hay escasa luz en las mismas, además de que, generalmente, el fondo en el que están las viñetas suele ser de colores oscuros, como rojo sangre seca o negro noche. Pese a que es una obra que está hecha a color, esto se ve mucho más siniestro que si fuera en blanco y negro, y hay más realismo. 

Las sombras son unos puntos fundamentales de la ilustración: cómo el cabello o la sombra oculta los ojos, cómo el contraste claroscuro deja unas expresiones congeladas y fantasmagóricas, cómo el terror crece y crece y se ve en cómo se mueven y actúan los personajes... 


La ilustración es muy inquietante, sangrienta y a veces hasta muy excesiva con lo explícito, y en especial me ha parecido buenísima cuando enfoca en los rostros de los protagonistas, y se ve, en el brillo de sus ojos o en cómo tuercen con temblores la boca, el miedo que sienten... o la rabia, o el deseo, o el placer originado por su propia crueldad. 


Las expresiones de horror de Yoon Bum eran las que más compaginaban con las mías, pero me he sentido mucho más interesada por las inquietantes formas que adquiría el rostro de Oh Sang-woo cuando estaba a punto de hacer algún acto cruel... Cómo bajaba la mirada al suelo, cómo sonreía con encanto, cómo sus ojos no tenían ni una sola pizca de brillo... Era muy estremecedor.

Pese a que todos los personajes están muy bien esbozados, los dibujos que creo que mejor quedan son los de los dos protagonistas centrales. Yoon Bum es enclenque, torpe y lleno de inseguridad, es pequeño y sumiso, y en sus expresiones siempre estaba esa huella de miedo. Aun así, se ve también, en algunas escenas, cómo sobresale la fantasía, el delirio y la manera en la que idealiza a Sang-woo, teniendo un rostro más imaginativo y distraído que a mí me daba mucho miedo... Se le ve débil, pero también algo ausente, en las ilustraciones, como si algo en él no estuviera del todo bien... porque, en efecto, hay muchas cosas que no van bien con respecto a Bum. 


Sang-woo es el que mejor dibujado está, a mi juicio. Su cuerpo es escultórico, musculado y dominante, pero lo que más me impone de todo es su cara... 
Es curioso, porque, de primeras, puede parecer que tiene un rostro simpático: cejas caídas, ojos cansados y entrecerrados, una pequeña sonrisa que se eleva en sus comisuras débilmente, y una nariz recta y fina, además de un cabello color arena y rizado. 
Todo ello indica que es una persona en la que confiar... una persona agradable. 


Pero luego, está esa constante ausencia de emociones en su expresión... Cuando se enfada, lo he sabido porque lo decía con palabras o con violencia, pero sus ceño no se fruncía y sus cejas no se juntaban. En todo momento, estaba esa extraña serenidad. Y tiene una mirada muy hueca, muy vacía... Esa constante expresión de pena en su rostro, producida por sus ojos cansados y caídos, pero que esconde un control de sí mismo bárbaro, y una ausencia plena de sentimientos. Es una ilustración sociopática, verdaderamente.

Personalmente, me han enamorado las ilustraciones, llenas de detalle y de sufrimiento, me han parecido un auténtico puntazo en una obra genialmente creada.



Conclusión

En conclusión, esta primera parte del manhwa Killing Stalking está llena de peligro, tensión y violencia extrema, cosa que continuará en los siguientes tomos. 

Lleno de dolor, angustia y caos, este manhwa recorre la parte más turbia de dos personas llenas de conflictos internos, que se obsesionan con el otro y llevan una relación dominancia-sumisión llena de complicaciones. 


Con investigaciones policiales de por medio, Oh Sang-woo y Yoon Bum se moverán en ambientes claustrofóbicos teniéndose tan solo el uno al otro, la muerte es un tercer protagonista que siempre está a su lado, aguardando, y el vicio, el poder y el dolor siempre van de la mano...


Una obra complejísima, estremecedora y muy explícita, que no es una lectura sencilla, pero que a mí me enganchó muchísimo. Uno de los mejores descubrimientos literarios de este año, ¡casi ni me atrevo a seguir leyendo!

Recomendadísima lectura. 



PUNTUACIÓN

♫ Personajes: 5/5
♫ Acción: 4/5
♫ Trama: 5/5
♫ Originalidad: 4.75/5
♫ Tensión: 6/5
♫ Desenlace: 4/5
♫ Prosa: 5/5
♫ Ilustración: 6/5


VALORACIÓN PERSONAL 11/10!!!



Más reseñas aquí en el blog La Llanura de los Mil Mundos: http://lallanuradelosmilmundos.blogspot.com/




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