Título: Brother
Autor: Ania Ahlborn
Editorial: Gallery Books
Canción Identificada: Brotherhood (Whitechapel)
Sinopsis:
From the bestselling horror author of Within These Walls and The Bird Eater comes a terrifying novel that follows a teenager determined to break from his family’s unconventional—and deeply disturbing—traditions.
Deep in the heart of Appalachia stands a crooked farmhouse miles from any road. The Morrows keep to themselves, and it’s served them well so far. When girls go missing off the side of the highway, the cops don’t knock on their door. Which is a good thing, seeing as to what’s buried in the Morrows’ backyard.
But nineteen-year-old Michael Morrow isn’t like the rest of his family. He doesn’t take pleasure in the screams that echo through the trees. Michael pines for normalcy, and he’s sure that someday he’ll see the world beyond West Virginia. When he meets Alice, a pretty girl working at a record shop in the small nearby town of Dahlia, he’s immediately smitten. For a moment, he nearly forgets about the monster he’s become. But his brother, Rebel, is all too eager to remind Michael of his place…
Opinión:
Como segundo libro que me leo de la escritora Ania Ahlborn, quedo una vez más fascinada por su prosa, por su ingenio, por sus giros en la trama, y, en especial, por el pánico que suscitan sus libros en mí.
Más allá de eso, Brother es un libro estremecedor en toda su extensión, perturbadoramente sangriento, macabramente certero... Una lectura que supera con creces al otro libro que me leí de la autora, The Bird Eater, aunque difícil queda comparar a sendas novelas teniendo en cuenta lo diferentes que son entre sí...
Para empezar, el ritmo de la novela... ¿qué decir? Ha sido pura dinamita.
No solo se trata de que no había parte que se alargase, y de que todo tuviese un ritmo trepidante... es que también cada escena, cada capítulo, contaba con tanta tensión, y en especial con tanta matanza y tanta crueldad, que uno acababa planteándose si la humanidad perdida de los personajes podía ser acaso devuelta.
Ciertamente, los personajes centrales se encaminaban cada vez más y más a la destrucción... a manos de otros, a manos suyas mismas.
No exagero al decir que, mediante la trama avanzaba, y así lo hacía la angustia, el terror, la negrura y la ceguera (ojos cubiertos por velos de sangre, riachuelos de muerte en los pensamientos de los personajes, mentes cerradas, agotadas, bloqueadas, aterrorizadas...), tenía que coger aire (de manera achacosa, como si me faltara oxígeno en los pulmones) para no atragantarme con el miedo.
Mis boqueadas me dejaron claro que una vez más había escogido un libro angustiosamente perturbador... Llevo una racha este 2020 de impactantes, aterradores, y sórdidos libros, allá contamos a American Psycho (el bombazo total de la monstruosidad humana), La Naranja Mecánica, Fight Club, The Cabin at the End of the World, We Need to Talk About Kevin...
Total, que pese a que estos libros ya habían acabado conmigo y con mi esperanza de que existiese la moralidad natural del ser humano... Pero con este libro me queda claro una vez más que no importa cuántos libros crueles me lea... siempre habrá otro que me descoloque, que me vuelva loca, que retuerza la angustia en mi cálido y rojo vientre.
La sinopsis ya indica de la ansiedad que me iba a ser generada... Las historias de enredos familiares siempre han sido mi punto débil, me fascina ser la espectadora de la caída de los personajes, uno a uno, y de cómo luchan por salir a flote...
Su batalla interna me envuelve, hace que conecte con ellos, y las emociones intensas de esta clase de lecturas son las que avivan algo dentro de mí, las que prenden fuego a mis emociones.
Los libros fuertes, sólidos, un tanto crueles, son los que consiguen despertar en mí la llama de la curiosidad, y del forcejeo con la vida.
Por descontado, no es recomendable leer solo esta clase de libros, o te ves arrastrado a un pozo tenebroso... Pero ¿de cuando en cuando? Sacan todo lo que llevo dentro fuera, y en ocasiones consiguen llevarme a la intranquilidad más adictiva.
Así que, ¿de qué va?: familia desquiciada, asesina e inhumana. Tienen un cementerio oculto en el terreno cerca de su casa, donde guardan a todas las víctimas que han ido clamando como suyas... Como si se tratase de oxígeno, los gritos de jóvenes muchachas al borde de la muerte los excitan, los despiertan, y su muerte es la que los vuelve adictos al asesinato.
En medio de esta familia, tenemos a uno de los hijos, Michael, que con sus diecinueve años ha sido partícipe de numerosas truculentas y escabrosas muertes. Sin embargo, él detesta hacer lo que hace, y, pese a que rinde gran devoción hacia su hermano y se encuentra de mala manera ligado a toda su familia, su fidelidad ciega y posiblemente su visión nublada por el miedo a dejar atrás lo único que conoce, y por miedo a morir a manos de sus propios familiares, acata cada orden, de manera mecánica, como un robot, y sigue los pasos de su hermano, Rebel (quien posee grandes tendencias psicopáticas), y hace todo le que éste lo pide.
“We don't have hardly anything"
"We gotta make do with what the land gives us”
Ania Ahlborn desde la primera página logra clavar a la perfección lo que es verse sometido a otra persona, tener relaciones de dependencia, y, por supuesto en este libro, tóxicas.
Michael rara vez actúa por sí mismo, y se ha perdido en el proceso en el que ha tratado de contentar a su hermano.
En cuanto a éste, Rebel, sin duda el personaje mejor hecho de toda la novela, consigue mantener a Michael bajo su poder tanto con amenazas y violencia como con falso compañerismo y fingida fraternidad.
La ambivalencia de este personaje es algo que consigue hacer que Michael se sienta acorbardado, pero también, poco a poco, siendo más consciente de que, de alguna manera, tiene que salir cuanto antes de la familia que lo ha criado y le ha hecho ser quien es.
Cuando conoce a Alice, una divertida y tierna chica que trabaja en una tienda de discos cerca de la carretera, Michael se verá mucho más inquieto con respecto a su relación con su hermano, mucho más inseguro con lo que quiere hacer en la vida, y mucho más dispuesto a dejar de ser el monstruo que siempre ha sido... Quiere ser mejor persona, y quiere dejar atrás toda la vida de muerte que lo ha recogido durante una entera quincena de tiempo...
Por mucho que sueñe con su huida de la familia, haber sido criado a manos de ella es algo que, poco a poco, se va viendo que muestra su fruto en la mente de Michael... Pues es muy posible que no sea el héroe, o al menos el inocente forzado a maldad, que se insinúa que es en la contraportada, sino alguien mucho más complejo, y mucho más dañado de lo que parece...
Michael puede huir físicamente de su familia, como sueña con poder hacer, pero ¿hasta qué punto no habitan su hermano, su madre, su padre y sus hermanas en su interior, en sus acciones, en sus deseos, en sus pensamientos y en sus más oscuras emociones?
¿Puede huir de lo que es, de lo que ha sido forzado a ser?
Hay dos cosas que Ania Ahlborn maneja de manera impactantemente bien en este libro: el factor sorpresa (con grandes giros en la trama, mucha tensión y muchas revelaciones, así como escenas de brutal matanza), y la mente del asesino (Ahlborn se atreve, incluso, a de cuando en cuando alternar la narrativa con el punto de vista del hermano de Michael, mostrando la historia de detrás de la familia y todo lo que los ha hecho ser lo que ahora son).
Se pueden destacar así los puntos más fuertes del libro: las voces de cada miembro de la familia, la forma en la que un evento pasado desencadena otros catastróficos, cómo el conflicto, mediante rueda por la ladera, se hace más grande, más funesto, y cómo la ira, la frustración y el miedo pueden dar paso a una crueldad salvaje que enseña los dientes y aguarda al momento idóneo para la terrible venganza que lleva maquinando durante largos y oscuros años.
Ania Ahlborn maneja varios temas al mismo tiempo: la incansable (y en este caso peligrosa) batalla entre hermanos, los lazos familiares, la lealtad, la sumisión, verse sometido a otra persona, perder la identidad, buscar una salida y, cuando desastrosamente dañado, recurrir a la violencia como desesperada escapatoria.
Como punto más importante, hay que hablar de los personajes.
Son escasos, lo que hace al libro algo mucho más claustrofóbico, sobre todo teniendo en cuenta que solo dos de los nueve personajes mencionados en la novela son inocentes...
No deseo revelar mucho de los personajes, por dos razones: la primera, porque tiendo a alargarme en las entradas, y si bien con placer hablaría hasta el fin de los tiempos de este libro, me veo con el deber de contraer mis pensamientos y llevarlos a la brevedad; y la segunda razón es que este libro tiene, como digo, pocos personajes, con personalidades muy definidas y mucho, mucho juego a lo largo de la historia, y creo que es conveniente que sean los futuros lectores los que sepan por ellos mismos de ellos.
Sin embargo, requiere esta reseñar que mencione a cada uno de ellos, ¡al menos! :
Michael ha sido un protagonista ejemplar.
Y digo ejemplar no de la manera que pueda dar a equivocación... no como modelo heroico a seguir, no, Dios, desde luego no. Pero sí como ejemplo de un personaje complejo, presionado y en batalla interna desde la primera página, que lucha por mantenerse cuerdo y por agarrar la poca humanidad que le queda. Es un personaje ejemplar porque tiene muchas subidas y bajadas, una evolución impecable, y suficientes demonios internos como para llenar toda una piscina de una urbanización.
“some people get addicted to feeling bad because whenever they feel good they feel guilty.”
Hablando de demonios internos... imposible es no sacar aquí a Rebel, el hermano mayor de Michael y el antagonista en toda regla de la novela, algo así como un archienemigo encantador, un villano del que el propio protagonista es el compinche.
La relación entre los dos hermanos era inquietante de primeras, y poco a poco, cuanto más conocemos de su historia y su pasado, más nos damos cuenta de, por parte de Rebel, las toneladas de engaños que hay en la relación, los puñales por la espalda y las sonrisas diabólicas que se disfrazan de fraternidad.
Rebel ha sido, en plena regla, un personaje complejo, siniestro y profundo; sin duda alguna, el hijo maligno más excelente de todas los personajes que conozco de Ahlborn.
Sus motivos al principio quedaban obscurecidos, pero, mediante progresaba la historias, y se entendía más de él, de todo por lo que había pasado y del puro rencor que sentía hacia su hermano, a mí me quedó bien claro que Rebel es uno de esos personajes que orquestan tan bien su venganza, y que se encuentran tan bien perfilados, que tienen que ser por naturaleza aterradores.
Como criatura estremecedora, también está la madre de estos hermanos, con un pasado muy duro de leer (pese a que la escritora no le dedica tampoco mucho tiempo) y una forma de actuar, con sus silencios, son sus extrañas miradas y con la violencia con la que agredía en especial a sus hijas, que dejaba los pelos de punta...
Su marido tampoco queda extirpado de la culpa, pese a que era más una marioneta de su esposa que una persona en sí misma, y el control que su mujer ejercía sobre él, y en sí sobre toda su familia, y las consecuencias que tenía llevarla la contraria... Qué decir, quedé aterrorizada con ella.
La madre es un personaje que no tiene tanta importancia como los dos centrales, Michael y Rebel, pero del que uno podría hablar horas y horas.
En cuanto a las hijas, y las hermanas de los dos hermanos anteriormente mencionados... Eran bastante más inocentes, fácilmente han quedado por mí redimidas de culpa, y el destino que las aguarda en la novela es cuanto menos doloroso, y cierta parte que implica a Misty Dawn, cerca del final del libro, fue una de las situaciones más angustiosas que he vivido en mi vida lectora.
Y -oh Dios- la escena de los conejos, y lo que tuvo lugar, el núcleo de toda la historia... Imposible de olvidar.
En contra a todos ellos, Alice, la chica de la que Michael se enamora (que no acaba de ser un spoiler porque se ve venir solo con la contraportada), era bastante más plana, mucho más insulsa.
Era divertida y entrañable porque tenía que ser así, porque era, y así estaba destinada a ser, la contraparte de toda la maldad de los Morrow.
Tenía que ser agradable, alegre, tierna y sencilla, con corazón de oro y con el rol de llevar a Michael a un mejor camino.
Así, no puedo más que mostrar mi descontento al ver que ella estaba encasillada con estos adjetivos y este papel y no salía de ellos, no era un personaje que progresase y no se profundizaba en él...
Las partes en las que ella tenía presencia eran un respiro de todo lo heavy que era la novela, pero también eran las partes menos interesantes.
Además, su relación con Michael se acercaba peligrosamente a un gran tópico de la literatura juvenil, y me extrañaba que, con lo fuerte que era la novela, a niveles más bien adultos, hubiese de pronto un romance tan básico como el expuesto.
Y con respecto a su amiga, Lucy...ésta salía bastante menos, pero era más de lo mismo: sencilla, poco desarrollada, personaje secundario.
El centro de la historia es la familia de los Morrow, claramente, y por eso advierto que, si eres una persona sensible, o alguien a quien no le agrada lo truculento y el ensañamiento, ésta no es tu novela.
Quedan por plantearse muchas, muchas cosas sobre la novela...:
¿Qué es el bien sino un constructo social?
¿Qué es el mal sino una falta de sentido de colectivo y pertenencia?
¿No es acaso Rebel, el hermano del protagonista de este libro, una mala persona por el simple hecho de sentir que no encaja en ninguna parte, por creer que lo ha perdido todo y que el ojo por ojo es una realidad que debe hacer justicia?
Esto nos lleva a otro apartado... somos lo que somos por el pasado que dejamos atrás, y por el futuro que ansiamos alcanzar.
¿Pueden excusarse los actos, o al menos ser entendidos y razonados, si tenemos en cuenta el pasado que lleva a ellos?
¿Qué es el perdón: la capacidad de entender y dejar atrás el conflicto, o la liberación de una carga? ¿El perdón significa olvidar, hacer oídos sordos y vista ciega? ¿O el perdón significa seguir adelante, aun con el pasado cargado siempre sobre los hombros?
¿Se puede perdonar a alguien que ha destruido por completo tu vida, pieza a pieza, durante años y años? ¿Se puede llegar a razonar por qué lo ha hecho, pese a que su conducta sea vesánica?
¿Dónde queda la lógica, y dónde la demencia?
¿Y la humanidad?
Una persona vengativa, que abandona todo sentido, que persigue una meta horrenda... ¿es humana, si tenemos en cuenta el doble sentido de la palabra?
¿Hasta qué punto "saldar cuentas" puede llegar a acabar contigo más que si dejas estar el agravante?
Pero ¿no verse sometido a una persona, y a una situación, te destruye si no haces nada para evitarlo?
¿Cómo salir del núcleo familiar, que es el que te ha educado, el que te ha criado y el que te ha guiado?
¿Qué direcciones tomar, una vez se inicia la independencia, una vez se busca salir de la vida que te ha estado reteniendo?
Mediante yo avanzaba con la lectura, y sabía más de la situación de Michael con su hermano y el resto de su familia, me iba sintiendo mucho más agitada, asustada y desorientada... Las preguntas, tales como las que he mencionado, inundaban mis pensamientos, me llevaban a estar días enteros pensando en formas en las que podía terminar la historia...
Para acabar, queda mencionar rápidamente (puesto que aquí revelar algo importante del libro trata de ser evitado a toda costa) el final...
Hay cierta clase de libros que considero novelas "sin salida", debido a que, mediante avanza la historia, vas descubriendo que no hay forma de escapar de lo que comienza a cernirse sobre los personajes, sobre el mismísimo lector.
Una novela sin salida es aquella que te deja los pelos de punta, que te hace temer el desenlace... que te hace sentir desesperación, porque tienes la certeza de que nada va a salir como se desea.
En el cine, podríamos considerar como similar en esta etiqueta a las obras del director Quentin Tarantino: la historia avanza de manera vertiginosa, peligrosa, hasta que el culmen de la obra maestra está en un océano de sangre y una violencia extrema y desmedida, donde pocos se salvan, y donde, los que lo hacen, se encuentran atrapados en lo que han vivido.
Pues bien: Brother es una creación de ese estilo, que avanza de manera peligrosa, dolorosa y cruel, y posee algunas partes (las mencionadas de Alice y el romance con ella) ligeras y aportando cierta esperanza...
Pero ¿qué es lo que queda? Destrucción, crudeza, una agresividad atroz, un monstruo sin alma. Las alusiones a este final se ven venir poco a poco, aunque desde luego no me esperaba tanta... devastación, aspereza, maldad, encarcelamiento.
“Michael got the feeling that Rebel only spent time with him because he was fast enough to outrun any gas station clerk in West Virginia.”
Entonces, entonces: ¿se salvan los personajes? ¿Llegan a huir de lo que los apresa?
Bueno, eso queda por ver, pero solo decir que, con ese final, los que consigan salir de una pieza se encontrarán con que, por mucho que lo intenten, jamás podrán salir de lo que ha ocurrido...
Y el lector, ¿sale de una pieza? Cuesta hacer afirmaciones rotundas teniendo en cuenta la gran variedad de seres humanos con gustos variopintos que hay en nuestro mundo, ¿no es cierto?
Pero ¿en cuanto a mí? Yo no he salido entera. Para nada.
Si pienso en el final, sudo la gota gorda. Si pienso en lo que ha llevado a ese desenlace tan brutal, tan sádico... me doy cuenta de que me quedo en trance, en un bloqueo emocional, en un miedo desmedido.
Si algo consigue que salga de esta parálisis es la gran admiración que profeso ahora hacia la escritora, que, con pluma ágil, enganchante desde el inicio y llena de crudeza, me mantuvo atrapada en la historia hasta su final.
No será el libro más fuerte que me haya leído, pero sí el que menos veía venir que fuera tan duro...
No me lo esperaba, por mucho que la sinopsis ya avisaba de su temática. No me lo esperaba, y eso es lo que me llevó a caer en las redes de la exitosa, ávida y magnífica Ania Ahlborn.
¿Quién más está dispuesto a hacerlo?
En conclusión, Brother es una lectura adictiva, llena de acción y mucho misterio desde la primera página, donde impera la tensión, la crueldad y la desesperación. Debido a los pocos personajes, su gran mayoría antagónicos, no parecía haber salvación posible, y así una atmósfera angustioso envuelve a lo largo de la historia...
La trama, retorcida, con muchos giros argumentales y con grandes dosis de sangre, muerte y corrupción, ha hecho posible que Brother tenga su fruto en mí: inquietarme, perturbarme, dejarme con los pelos de punta, los ojos muy abiertos, y la boca curvada en una gran "O" de shock y fascinación profunda.
Muy recomendable.
Autor: Ania Ahlborn
Editorial: Gallery Books
Canción Identificada: Brotherhood (Whitechapel)
Sinopsis:
From the bestselling horror author of Within These Walls and The Bird Eater comes a terrifying novel that follows a teenager determined to break from his family’s unconventional—and deeply disturbing—traditions.
Deep in the heart of Appalachia stands a crooked farmhouse miles from any road. The Morrows keep to themselves, and it’s served them well so far. When girls go missing off the side of the highway, the cops don’t knock on their door. Which is a good thing, seeing as to what’s buried in the Morrows’ backyard.
But nineteen-year-old Michael Morrow isn’t like the rest of his family. He doesn’t take pleasure in the screams that echo through the trees. Michael pines for normalcy, and he’s sure that someday he’ll see the world beyond West Virginia. When he meets Alice, a pretty girl working at a record shop in the small nearby town of Dahlia, he’s immediately smitten. For a moment, he nearly forgets about the monster he’s become. But his brother, Rebel, is all too eager to remind Michael of his place…
Opinión:
Como segundo libro que me leo de la escritora Ania Ahlborn, quedo una vez más fascinada por su prosa, por su ingenio, por sus giros en la trama, y, en especial, por el pánico que suscitan sus libros en mí.
Más allá de eso, Brother es un libro estremecedor en toda su extensión, perturbadoramente sangriento, macabramente certero... Una lectura que supera con creces al otro libro que me leí de la autora, The Bird Eater, aunque difícil queda comparar a sendas novelas teniendo en cuenta lo diferentes que son entre sí...
Para empezar, el ritmo de la novela... ¿qué decir? Ha sido pura dinamita.
No solo se trata de que no había parte que se alargase, y de que todo tuviese un ritmo trepidante... es que también cada escena, cada capítulo, contaba con tanta tensión, y en especial con tanta matanza y tanta crueldad, que uno acababa planteándose si la humanidad perdida de los personajes podía ser acaso devuelta.
Ciertamente, los personajes centrales se encaminaban cada vez más y más a la destrucción... a manos de otros, a manos suyas mismas.
No exagero al decir que, mediante la trama avanzaba, y así lo hacía la angustia, el terror, la negrura y la ceguera (ojos cubiertos por velos de sangre, riachuelos de muerte en los pensamientos de los personajes, mentes cerradas, agotadas, bloqueadas, aterrorizadas...), tenía que coger aire (de manera achacosa, como si me faltara oxígeno en los pulmones) para no atragantarme con el miedo.
Mis boqueadas me dejaron claro que una vez más había escogido un libro angustiosamente perturbador... Llevo una racha este 2020 de impactantes, aterradores, y sórdidos libros, allá contamos a American Psycho (el bombazo total de la monstruosidad humana), La Naranja Mecánica, Fight Club, The Cabin at the End of the World, We Need to Talk About Kevin...
Total, que pese a que estos libros ya habían acabado conmigo y con mi esperanza de que existiese la moralidad natural del ser humano... Pero con este libro me queda claro una vez más que no importa cuántos libros crueles me lea... siempre habrá otro que me descoloque, que me vuelva loca, que retuerza la angustia en mi cálido y rojo vientre.
La sinopsis ya indica de la ansiedad que me iba a ser generada... Las historias de enredos familiares siempre han sido mi punto débil, me fascina ser la espectadora de la caída de los personajes, uno a uno, y de cómo luchan por salir a flote...
Su batalla interna me envuelve, hace que conecte con ellos, y las emociones intensas de esta clase de lecturas son las que avivan algo dentro de mí, las que prenden fuego a mis emociones.
Los libros fuertes, sólidos, un tanto crueles, son los que consiguen despertar en mí la llama de la curiosidad, y del forcejeo con la vida.
Por descontado, no es recomendable leer solo esta clase de libros, o te ves arrastrado a un pozo tenebroso... Pero ¿de cuando en cuando? Sacan todo lo que llevo dentro fuera, y en ocasiones consiguen llevarme a la intranquilidad más adictiva.
Así que, ¿de qué va?: familia desquiciada, asesina e inhumana. Tienen un cementerio oculto en el terreno cerca de su casa, donde guardan a todas las víctimas que han ido clamando como suyas... Como si se tratase de oxígeno, los gritos de jóvenes muchachas al borde de la muerte los excitan, los despiertan, y su muerte es la que los vuelve adictos al asesinato.
En medio de esta familia, tenemos a uno de los hijos, Michael, que con sus diecinueve años ha sido partícipe de numerosas truculentas y escabrosas muertes. Sin embargo, él detesta hacer lo que hace, y, pese a que rinde gran devoción hacia su hermano y se encuentra de mala manera ligado a toda su familia, su fidelidad ciega y posiblemente su visión nublada por el miedo a dejar atrás lo único que conoce, y por miedo a morir a manos de sus propios familiares, acata cada orden, de manera mecánica, como un robot, y sigue los pasos de su hermano, Rebel (quien posee grandes tendencias psicopáticas), y hace todo le que éste lo pide.
“We don't have hardly anything"
"We gotta make do with what the land gives us”
Ania Ahlborn desde la primera página logra clavar a la perfección lo que es verse sometido a otra persona, tener relaciones de dependencia, y, por supuesto en este libro, tóxicas.
Michael rara vez actúa por sí mismo, y se ha perdido en el proceso en el que ha tratado de contentar a su hermano.
En cuanto a éste, Rebel, sin duda el personaje mejor hecho de toda la novela, consigue mantener a Michael bajo su poder tanto con amenazas y violencia como con falso compañerismo y fingida fraternidad.
La ambivalencia de este personaje es algo que consigue hacer que Michael se sienta acorbardado, pero también, poco a poco, siendo más consciente de que, de alguna manera, tiene que salir cuanto antes de la familia que lo ha criado y le ha hecho ser quien es.
Cuando conoce a Alice, una divertida y tierna chica que trabaja en una tienda de discos cerca de la carretera, Michael se verá mucho más inquieto con respecto a su relación con su hermano, mucho más inseguro con lo que quiere hacer en la vida, y mucho más dispuesto a dejar de ser el monstruo que siempre ha sido... Quiere ser mejor persona, y quiere dejar atrás toda la vida de muerte que lo ha recogido durante una entera quincena de tiempo...
Por mucho que sueñe con su huida de la familia, haber sido criado a manos de ella es algo que, poco a poco, se va viendo que muestra su fruto en la mente de Michael... Pues es muy posible que no sea el héroe, o al menos el inocente forzado a maldad, que se insinúa que es en la contraportada, sino alguien mucho más complejo, y mucho más dañado de lo que parece...
Michael puede huir físicamente de su familia, como sueña con poder hacer, pero ¿hasta qué punto no habitan su hermano, su madre, su padre y sus hermanas en su interior, en sus acciones, en sus deseos, en sus pensamientos y en sus más oscuras emociones?
¿Puede huir de lo que es, de lo que ha sido forzado a ser?
Hay dos cosas que Ania Ahlborn maneja de manera impactantemente bien en este libro: el factor sorpresa (con grandes giros en la trama, mucha tensión y muchas revelaciones, así como escenas de brutal matanza), y la mente del asesino (Ahlborn se atreve, incluso, a de cuando en cuando alternar la narrativa con el punto de vista del hermano de Michael, mostrando la historia de detrás de la familia y todo lo que los ha hecho ser lo que ahora son).
Se pueden destacar así los puntos más fuertes del libro: las voces de cada miembro de la familia, la forma en la que un evento pasado desencadena otros catastróficos, cómo el conflicto, mediante rueda por la ladera, se hace más grande, más funesto, y cómo la ira, la frustración y el miedo pueden dar paso a una crueldad salvaje que enseña los dientes y aguarda al momento idóneo para la terrible venganza que lleva maquinando durante largos y oscuros años.
Ania Ahlborn maneja varios temas al mismo tiempo: la incansable (y en este caso peligrosa) batalla entre hermanos, los lazos familiares, la lealtad, la sumisión, verse sometido a otra persona, perder la identidad, buscar una salida y, cuando desastrosamente dañado, recurrir a la violencia como desesperada escapatoria.
Como punto más importante, hay que hablar de los personajes.
Son escasos, lo que hace al libro algo mucho más claustrofóbico, sobre todo teniendo en cuenta que solo dos de los nueve personajes mencionados en la novela son inocentes...
No deseo revelar mucho de los personajes, por dos razones: la primera, porque tiendo a alargarme en las entradas, y si bien con placer hablaría hasta el fin de los tiempos de este libro, me veo con el deber de contraer mis pensamientos y llevarlos a la brevedad; y la segunda razón es que este libro tiene, como digo, pocos personajes, con personalidades muy definidas y mucho, mucho juego a lo largo de la historia, y creo que es conveniente que sean los futuros lectores los que sepan por ellos mismos de ellos.
Sin embargo, requiere esta reseñar que mencione a cada uno de ellos, ¡al menos! :
Michael ha sido un protagonista ejemplar.
Y digo ejemplar no de la manera que pueda dar a equivocación... no como modelo heroico a seguir, no, Dios, desde luego no. Pero sí como ejemplo de un personaje complejo, presionado y en batalla interna desde la primera página, que lucha por mantenerse cuerdo y por agarrar la poca humanidad que le queda. Es un personaje ejemplar porque tiene muchas subidas y bajadas, una evolución impecable, y suficientes demonios internos como para llenar toda una piscina de una urbanización.
“some people get addicted to feeling bad because whenever they feel good they feel guilty.”
Hablando de demonios internos... imposible es no sacar aquí a Rebel, el hermano mayor de Michael y el antagonista en toda regla de la novela, algo así como un archienemigo encantador, un villano del que el propio protagonista es el compinche.
La relación entre los dos hermanos era inquietante de primeras, y poco a poco, cuanto más conocemos de su historia y su pasado, más nos damos cuenta de, por parte de Rebel, las toneladas de engaños que hay en la relación, los puñales por la espalda y las sonrisas diabólicas que se disfrazan de fraternidad.
Rebel ha sido, en plena regla, un personaje complejo, siniestro y profundo; sin duda alguna, el hijo maligno más excelente de todas los personajes que conozco de Ahlborn.
Sus motivos al principio quedaban obscurecidos, pero, mediante progresaba la historias, y se entendía más de él, de todo por lo que había pasado y del puro rencor que sentía hacia su hermano, a mí me quedó bien claro que Rebel es uno de esos personajes que orquestan tan bien su venganza, y que se encuentran tan bien perfilados, que tienen que ser por naturaleza aterradores.
Como criatura estremecedora, también está la madre de estos hermanos, con un pasado muy duro de leer (pese a que la escritora no le dedica tampoco mucho tiempo) y una forma de actuar, con sus silencios, son sus extrañas miradas y con la violencia con la que agredía en especial a sus hijas, que dejaba los pelos de punta...
Su marido tampoco queda extirpado de la culpa, pese a que era más una marioneta de su esposa que una persona en sí misma, y el control que su mujer ejercía sobre él, y en sí sobre toda su familia, y las consecuencias que tenía llevarla la contraria... Qué decir, quedé aterrorizada con ella.
La madre es un personaje que no tiene tanta importancia como los dos centrales, Michael y Rebel, pero del que uno podría hablar horas y horas.
En cuanto a las hijas, y las hermanas de los dos hermanos anteriormente mencionados... Eran bastante más inocentes, fácilmente han quedado por mí redimidas de culpa, y el destino que las aguarda en la novela es cuanto menos doloroso, y cierta parte que implica a Misty Dawn, cerca del final del libro, fue una de las situaciones más angustiosas que he vivido en mi vida lectora.
Y -oh Dios- la escena de los conejos, y lo que tuvo lugar, el núcleo de toda la historia... Imposible de olvidar.
En contra a todos ellos, Alice, la chica de la que Michael se enamora (que no acaba de ser un spoiler porque se ve venir solo con la contraportada), era bastante más plana, mucho más insulsa.
Era divertida y entrañable porque tenía que ser así, porque era, y así estaba destinada a ser, la contraparte de toda la maldad de los Morrow.
Tenía que ser agradable, alegre, tierna y sencilla, con corazón de oro y con el rol de llevar a Michael a un mejor camino.
Así, no puedo más que mostrar mi descontento al ver que ella estaba encasillada con estos adjetivos y este papel y no salía de ellos, no era un personaje que progresase y no se profundizaba en él...
Las partes en las que ella tenía presencia eran un respiro de todo lo heavy que era la novela, pero también eran las partes menos interesantes.
Además, su relación con Michael se acercaba peligrosamente a un gran tópico de la literatura juvenil, y me extrañaba que, con lo fuerte que era la novela, a niveles más bien adultos, hubiese de pronto un romance tan básico como el expuesto.
Y con respecto a su amiga, Lucy...ésta salía bastante menos, pero era más de lo mismo: sencilla, poco desarrollada, personaje secundario.
El centro de la historia es la familia de los Morrow, claramente, y por eso advierto que, si eres una persona sensible, o alguien a quien no le agrada lo truculento y el ensañamiento, ésta no es tu novela.
Quedan por plantearse muchas, muchas cosas sobre la novela...:
¿Qué es el bien sino un constructo social?
¿Qué es el mal sino una falta de sentido de colectivo y pertenencia?
¿No es acaso Rebel, el hermano del protagonista de este libro, una mala persona por el simple hecho de sentir que no encaja en ninguna parte, por creer que lo ha perdido todo y que el ojo por ojo es una realidad que debe hacer justicia?
Esto nos lleva a otro apartado... somos lo que somos por el pasado que dejamos atrás, y por el futuro que ansiamos alcanzar.
¿Pueden excusarse los actos, o al menos ser entendidos y razonados, si tenemos en cuenta el pasado que lleva a ellos?
¿Qué es el perdón: la capacidad de entender y dejar atrás el conflicto, o la liberación de una carga? ¿El perdón significa olvidar, hacer oídos sordos y vista ciega? ¿O el perdón significa seguir adelante, aun con el pasado cargado siempre sobre los hombros?
¿Se puede perdonar a alguien que ha destruido por completo tu vida, pieza a pieza, durante años y años? ¿Se puede llegar a razonar por qué lo ha hecho, pese a que su conducta sea vesánica?
¿Dónde queda la lógica, y dónde la demencia?
¿Y la humanidad?
Una persona vengativa, que abandona todo sentido, que persigue una meta horrenda... ¿es humana, si tenemos en cuenta el doble sentido de la palabra?
¿Hasta qué punto "saldar cuentas" puede llegar a acabar contigo más que si dejas estar el agravante?
Pero ¿no verse sometido a una persona, y a una situación, te destruye si no haces nada para evitarlo?
¿Cómo salir del núcleo familiar, que es el que te ha educado, el que te ha criado y el que te ha guiado?
¿Qué direcciones tomar, una vez se inicia la independencia, una vez se busca salir de la vida que te ha estado reteniendo?
Mediante yo avanzaba con la lectura, y sabía más de la situación de Michael con su hermano y el resto de su familia, me iba sintiendo mucho más agitada, asustada y desorientada... Las preguntas, tales como las que he mencionado, inundaban mis pensamientos, me llevaban a estar días enteros pensando en formas en las que podía terminar la historia...
Para acabar, queda mencionar rápidamente (puesto que aquí revelar algo importante del libro trata de ser evitado a toda costa) el final...
Hay cierta clase de libros que considero novelas "sin salida", debido a que, mediante avanza la historia, vas descubriendo que no hay forma de escapar de lo que comienza a cernirse sobre los personajes, sobre el mismísimo lector.
Una novela sin salida es aquella que te deja los pelos de punta, que te hace temer el desenlace... que te hace sentir desesperación, porque tienes la certeza de que nada va a salir como se desea.
En el cine, podríamos considerar como similar en esta etiqueta a las obras del director Quentin Tarantino: la historia avanza de manera vertiginosa, peligrosa, hasta que el culmen de la obra maestra está en un océano de sangre y una violencia extrema y desmedida, donde pocos se salvan, y donde, los que lo hacen, se encuentran atrapados en lo que han vivido.
Pues bien: Brother es una creación de ese estilo, que avanza de manera peligrosa, dolorosa y cruel, y posee algunas partes (las mencionadas de Alice y el romance con ella) ligeras y aportando cierta esperanza...
Pero ¿qué es lo que queda? Destrucción, crudeza, una agresividad atroz, un monstruo sin alma. Las alusiones a este final se ven venir poco a poco, aunque desde luego no me esperaba tanta... devastación, aspereza, maldad, encarcelamiento.
“Michael got the feeling that Rebel only spent time with him because he was fast enough to outrun any gas station clerk in West Virginia.”
Entonces, entonces: ¿se salvan los personajes? ¿Llegan a huir de lo que los apresa?
Bueno, eso queda por ver, pero solo decir que, con ese final, los que consigan salir de una pieza se encontrarán con que, por mucho que lo intenten, jamás podrán salir de lo que ha ocurrido...
Y el lector, ¿sale de una pieza? Cuesta hacer afirmaciones rotundas teniendo en cuenta la gran variedad de seres humanos con gustos variopintos que hay en nuestro mundo, ¿no es cierto?
Pero ¿en cuanto a mí? Yo no he salido entera. Para nada.
Si pienso en el final, sudo la gota gorda. Si pienso en lo que ha llevado a ese desenlace tan brutal, tan sádico... me doy cuenta de que me quedo en trance, en un bloqueo emocional, en un miedo desmedido.
Si algo consigue que salga de esta parálisis es la gran admiración que profeso ahora hacia la escritora, que, con pluma ágil, enganchante desde el inicio y llena de crudeza, me mantuvo atrapada en la historia hasta su final.
No será el libro más fuerte que me haya leído, pero sí el que menos veía venir que fuera tan duro...
No me lo esperaba, por mucho que la sinopsis ya avisaba de su temática. No me lo esperaba, y eso es lo que me llevó a caer en las redes de la exitosa, ávida y magnífica Ania Ahlborn.
¿Quién más está dispuesto a hacerlo?
En conclusión, Brother es una lectura adictiva, llena de acción y mucho misterio desde la primera página, donde impera la tensión, la crueldad y la desesperación. Debido a los pocos personajes, su gran mayoría antagónicos, no parecía haber salvación posible, y así una atmósfera angustioso envuelve a lo largo de la historia...
La trama, retorcida, con muchos giros argumentales y con grandes dosis de sangre, muerte y corrupción, ha hecho posible que Brother tenga su fruto en mí: inquietarme, perturbarme, dejarme con los pelos de punta, los ojos muy abiertos, y la boca curvada en una gran "O" de shock y fascinación profunda.
Muy recomendable.
PUNTUACIÓN
♫ Personajes: 4.75/5
♫ Acción: 4/5
♫ Trama: 4/5
♫ Originalidad: 4/5
♫ Tensión: 4.75/5
♫ Tensión: 4.75/5
♫ Desenlace: 5/5
♫ Pluma: 4/5
VALORACIÓN PERSONAL: 9.25/10
Más reseñas aquí en el blog La Llanura de los Mil Mundos
VALORACIÓN PERSONAL: 9.25/10
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