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miércoles, 7 de julio de 2021

Reseña: Almendra

 


RESEÑA:
ALMENDRA


Título:  Almendra
Autora:  Won-pyung Sohn
Editorial:  Planeta
Canción Identificada:  Emotionless (Seether)




Sinopsis:

Almendra es una historia sobre crecer, descubrirse a uno mismo y aceptar que la ayuda no siempre viene por donde la esperamos.

Yunjae tiene dieciséis años, está en la edad de las emociones desbordadas, el amor y la rabia. Pero las amígdalas de su cerebro son pequeñas, más pequeñas que una almendra y, como consecuencia, Yunjae es incapaz de sentir nada.

Educado por su madre y su abuela, aprende a identificar las emociones de los demás y a fingir estados de ánimo para no destacar en un mundo que pronto lo tachará de extraño. «Si tu interlocutor llora, tú entrecierra los ojos, baja la cabeza y dale una suave palmada en la espalda», le dice su madre. Así construye una aparente normalidad que se hace trizas el día en que un psicópata ataca a ambas mujeres en la calle. Desde entonces, Yunjae debe aprender a vivir solo, sin deseo de derramar una lágrima sin tristeza ni miedo ni felicidad.

A Yunjae le tienden la mano personas improbables: un antiguo amigo de su madre, una chica capaz de romper certezas e incluso un abusón con más afinidad de la esperada. Los tres quebrarán la soledad del protagonista de Almendra. 

Una novela breve y lacerante en la que solo la empatía puede llevar a la esperanza.



Opinión:

¿Cómo lloran las personas que no pueden sentir nada? Con esta increíble premisa, se abre una historia preciosísima, tierna y llena de detalle, dulce pero con cierto amargor, en la que, pese a la falta de emociones en la narrativa, es alucinante cómo saca a relucir una muy variada gama de sentimientos humanos, visibles en los diálogos, en las expresiones, en las acciones, en esos momentos de valía de cada personaje. 

Almendra es una maravillosa historia sobre crecer, sobre el luto, la bondad, la amistad y, sobre todo, la empatía. Tenía muchísimas ganas de empezarme esta historia, pero jamás pensé que me iba a gustar tanto... me ha dejado en lágrimas. 

"Ojalá la vida le brinde la oportunidad de dibujar otras expresiones en su rostro."


Almendra es un libro al que le había echado el ojo hacía ya un tiempo. Entre que no estaba en muchas librerías y, en las que estaba, su precio era elevadísimo, no pude hacerme con ella. 
Pero me armé de valor, y, otra vez buscando sobre ella, finalmente la encontré a buen precio económico. 

No sabría decir si fue amor a primera vista... sí, es cierto que, la primera vez que supe de ella, me latió el corazón a cien, porque tenía una idea muy original, basada en una enfermedad real de la que yo no sabía nada hasta entonces, y parecía ser muy tierna y dulce... pero realmente el amor que he ido sintiendo por esta novela se ha cultivado en mi lucha por conseguirla, y, finalmente, en lo enganchadísima que he estado con ella. 
Tanto tanto, de hecho, que, en menos de dos días, la acabé con una enorme sonrisa en los labios.

"Yo era el único que crecía sin parar entre mi madre vampiro y mi abuela gigante, que no cambiaban nunca."


Al principio tenía mis dudas, porque tenía la sensación que sería una novela dirigida a un público adolescente (el personaje tenía dieciséis años, existía la presencia de un instituto, y era claramente del género coming-of-age), pero a las pocas páginas, por la precisión literaria y el gran contenido de reflexión, me di cuenta de que esta obra es para todas las edades, esencial para desarrollar la parte más importante del ser humano: la empatía.

Vayamos con la reseña:



¿De qué trata?

En contra de casi todas las otras novelas de la escritora, Almendra es una historia que se centra en una enfermedad real, en nuestro mundo, en nuestro tiempo y con nuestra situación actual. 
La enfermedad en cuestión es la alexitimia, que es la incapacidad para expresar e identificar tus propios sentimientos, así como interpretar los de los demás. 
Es una enfermedad muy poco común, que puede deberse a un trastorno en el aprendizaje emocional o, como es el caso del protagonista, por un problema físico en el cerebro: las amígdalas de su cerebro, también llamadas "almendras", son mucho más pequeñas de lo normal.

"Si el amor era pronunciar sermones para indicarme qué hacer y qué no hacer en tal o cual situación mientras me miraba con los ojos llenos de lágrimas, ¿no era acaso mejor no darlo ni recibirlo? Por supuesto, nunca se lo dije. Y no lo hice gracias a que, entre esos innumerables principios de comportamiento que me hizo memorizar hasta el cansancio, había uno que rezaba «Cuando eres demasiado sincero, puedes lastimar al otro»."


Aunque el protagonista, Yunjae, ha nacido de esta manera, se tarda en identificar lo que le sucede. 
Al inicio, su madre, que lo cría ella sola tras el duro fallecimiento de su amado, piensa que se trata de que Yunjae tan solo es mucho más tranquilo y serio que los demás niños, pero, tras varios episodios que la alertan de que algo no va bien, y un largo proceso médico, se averigua que Yunjae posee esta rara enfermedad de nacimiento. 

Para que su hijo tenga una experiencia en el mundo "normal", sin contratiempos y sin adversidades, su madre se dedica plenamente a enseñarle cómo funcionan las emociones principales, la empatía, y el sentir de los demás. 

"La gente volvía la cabeza no solo ante las desgracias que ocurrían lejos porque no había nada que se pudiera hacer, sino también ante las que ocurrían cerca porque los paralizaba el terror. Podían sentir, pero la mayoría de las veces no hacían nada al respecto; podían solidarizarse, es verdad, pero también se olvidaban con facilidad.
Hasta donde yo podía entenderlo, eso no estaba bien.
Yo no quería vivir de esa manera."


Es una educación exhaustiva que se inicia a sus seis años, y en la que su madre pronto se da cuenta de que necesita una ayuda, por lo que llama a la abuela de Yunjae, una mujer llena de fortaleza y en ocasiones sarcástica e hiriente a la que llevaba sin ver muchísimos años tras una gran pelea que hubo. 

La abuela y la madre de Yunjae se dedican plenamente a él, y el pequeño comienza a saber cómo sonreír en las situaciones que lo requieren, cómo hacerse a un lado cuando hay momentos complicados, cómo tener cuidado aunque jamás haya llegado a sentir miedo. 
Pese a que sigue sin poder sentir emoción alguna, Yunjae va formando una manera de ser que trata de integrarse al mundo exterior lleno de sentimientos humanos. 

Estas dos mujeres tan capaces y con tantos sacrificios son lo único que tiene... pero un día, en la celebración de su cumpleaños, ya a sus dieciséis, ocurre una desgracia que lo cambiará todo: en la calle, las dos mujeres son atacadas por un hombre loco y desesperado. Su abuela muere en el acto, y su madre cae en un duro coma del que no tiene casi probabilidad de despertar. 

"—Será la cabeza, puesto que es el cerebro el que da las órdenes.
—Aunque así sea, decimos que es el corazón."


A partir de ese momento, Yunjae debe aprender a vivir por su cuenta, continuando con el negocio familiar de la librería de su madre, y empezando un nuevo curso escolar en bachillerato. No es capaz de sentir nada por la muerte de estas dos mujeres, pero cada día las recuerda, intentando saber por qué pasó lo que pasó, cómo un hombre pudo dañar de tal manera a las dos únicas mujeres que lo habían amado. 

Es mediante el entristecido profesor Yoon, que le pide que se haga pasar por su hijo frente a su mujer, la cual apenas reconoce nada de este mundo y está en una situación crítica, como Yunjae conoce a Goni, el hijo con el que el profesor se acaba de reencontrar tras haber desaparecido durante mucho tiempo. Goni es un delincuente, es agresivo, fiero, y le gusta dominar a todas las personas con las que se encuentra. Arma follones en clase, se hace el matón todo el tiempo, y, cuando sabe que Yonjae se ha hecho pasar por él frente a su moribunda madre, comienza a hacerle la vida imposible a Yunjae. 
El protagonista, que no puede dar a Goni el miedo que éste quiere ver en su expresión, comienza a sentir interés por este agresivo joven de su clase, y, poco a poco, los dos van entendiendo que tienen más en común de lo que parece. 

"Sin embargo, los libros permanecían en silencio. Callaban hasta que yo los abría y solo entonces contaban sus historias en voz baja y hasta donde yo quería."


Así mismo, no será solo mediante Goni como Yunjae se irá desarrollando y entendiendo mejor el complejísimo mundo de las emociones, sino que también formarán un importante papel un antiguo amigo de su madre y una chica llena de pasión por el deporte. 

Estos tres personajes, completamente diferentes entre sí, romperán toda certeza en la vida de Yunjae, y crearán unos excelentísimos pasajes de duelo, dolor, amor, pasión y esperanza, en los que el propio lector comprenderá mucho mejor los sentimientos humanos.



Una trama sencilla, donde el ritmo lo llevan las emociones, que es dulce y reflexiva, muy ágil y breve en sus capítulos

Para sus poco más de 250 páginas, no hay que esperarse que Almendra tenga una trama complejísima y retorcida, pero casi mejor de esta manera, porque, aunque la historia presenta una trama sencilla, ligera y muy fácil de leer, suceden muchísimas cosas en las pocas páginas que tiene el libro, cada capítulo presenta un montón de reflexión, de muy buenos diálogos, y de mucho sentimiento oculto, y, aunque la trama en general es lineal, fácil de seguir y con un ritmo muy llevadero, en realidad hay muchísima complejidad en cómo ha sido escrita, en todo lo que me ha hecho sentir, el pecho me dolía de todas las emociones que llegaban a mí, pero era una sensación al mismo tiempo muy tierna y cuidada. 


Este ritmo de la historia, que es muy ágil y se sigue desde el inicio (porque menudo inicio, me enganchó desde la primera frase), está completamente llevado por las emociones. 

Parecerá raro que diga esto, ya que el narrador es, de hecho, el propio protagonista, que cuenta las cosas sin poder expresar ningún sentimiento de cómo él se ha sentido, o de cómo él cree que los de su alrededor se han sentido. 

Pero esta narrativa es muy curiosa y llena de trabajo detrás de ella, porque habla mucho de expresiones faciales, de lo que dicen en los diálogos los personajes, de sus acciones y de sus movimientos y expresiones corporales, y todo esto nos da una clara idea de lo que sienten los personajes, aunque el narrador no pueda saberlo

Me parece que aquí reside la verdadera complejidad de la obra, y me parece dificilísimo hacer lo que ha hecho la escritora. 

"Lo que ocurrió ese día fue como el juego de quién mantiene abiertos los ojos durante más tiempo. Pierde el que los cierra primero. Siempre me llevaba la palma en este tipo de competencias. La gente hace todo lo posible para no cerrar los ojos, pero en mi caso simplemente no sé cerrarlos."


Por tanto, hay muchísima emoción en el relato, mucho atrevimiento, mucha fuerza, no es nada, nada monótono, como quizá pueda parecer por el protagonista central, sino que, de hecho, me ha parecido de las obras que más me han hecho sentir cosas de todos los tiempos, algo que yo valoro muchísimo.


Además, como más adelante mencionaré, he sentido que lo principal en la manera de escribir es la escritora era la dulzura que había en su escrito, la manera tan carismática y tierna de contar las cosas, la gran carga emocional que ponía en los recuerdos, en las situaciones, en cada momento de la historia

Los capítulos son muy breves, muy bien estructurados, a veces de hasta tan solo una o dos páginas (aunque la media suele ser de unas seis o siete), lo que hace que sea mucho más fácil leer la historia, todo es mucho más rápido y veloz, y yo, por mi parte, estaba enganchadísima a lo que la gran Won-pyung Sohn tenía que decirme. 



Una prosa muy expresiva, que plasma sin dificultad cada emoción de los personajes, por difícil que ésta sea, cuidadosa, tierna, y hábil con las descripciones, llena de sentimiento

Como siempre me pasa, suelo adelantarme a los hechos, y ya he mencionado, en el anterior apartado, toda la admiración que siento hacia Won-pyung Sohn, de quien este es el primer libro suyo que me leo, pero pienso leerme muchos más. 

En cualquier caso, tengo que volver a decir todo el trabajazo que me parece que ha hecho esta escritora, porque, con un narrador que es incapaz de expresar sus sentimientos o interpretar los de los demás, ha sabido manejar perfectamente la historia para darle una carga emocional muy bella y muy compleja. 


La prosa de Won-pyung Sohn es muy compleja, pero posee la habilidad que tanto valoro de muchos escritores de que, con excelente manejo del lenguaje, se lea con una gran sencillez, de manera que no se tarda nada en leer un capítulo entero. 

A esto ayuda mucho que también haya mucha brevedad en los capítulos, pero, de todas formas, es alucinante cómo la escritora elige las palabras, selecciona el lenguaje para que, aunque el narrador no revele sus emociones, podamos empatizar muchísimo por él. 

Yo he amado a Yunjae, desde el minuto cero, he intentado ponerme en su lugar, cosa que me ha costado mucho y que también es un aprendizaje para el lector, y he experimentado mediante el papel todo lo que él ha vivido pero con las emociones que él se veía incapaz de sentir. 


Las emociones en Almendra no son del plano de "enfado, tristeza, felicidad", sino que hay muchísimas más gamas y colores en ellas, mucho más detalle, las emociones a veces se entremezclan y cuesta discernirlas, pero la escritora me ha ayudado con su prosa a identificar mucho mejor hasta las más complejas emociones, y todo tan solo mostrando expresiones faciales y corporales, o tan solo mediante un diálogo que dejaba ver, por parte de los personajes cada uno de sus sentimientos. 

En general, he sentido que las emociones en Almendra eran muy, muy transparentes, muy genuinas y sinceras, no tenían segundas intenciones y era fácil ver cuáles eran, lo que ha hecho la lectura mucho más llevadera y cuidadosa. 

"A veces me acordaba de una canción que solía cantarme mamá. Tenía una voz cristalina, pero adoptaba un tono grave cuando cantaba. Se parecía al canto de las ballenas que había visto en un documental, pero también al sonido del viento o al lejano rumor de las olas. Su voz, que siempre me rondaba, se hacía cada vez más imprecisa a medida que pasaba el tiempo. Quizá pronto llegaría el día en que la olvidara. Todo lo que conocía se alejaba rápidamente de mí."


La escritura es dulce, se detiene mucho en hacer ver cómo son los personajes, en lo que piensan, sienten y experimentan, hay cuidado y cariño, pero también se deja atisbar el amargor de algunos personajes, todo el miedo que sienten, la gran tristeza que los domina, y cómo, en las últimas escenas, saltan las chispas de la desesperación. 

Antes de llegar a estos momentos últimos llenos de adrenalina, hay mucha pausa, mucha reflexión, tiene mucho espacio el recuerdo y la indagación en uno mismo, y no solo los personajes evolucionan una barbaridad, sino que, a medida que estos lo hacen, la propia prosa de Won-pyung Sohn va adquiriendo un lenguaje diferente, aún más emotivo, mucho más directo y, al mismo tiempo, con espacio para la indecisión del personaje principal, el cual comienza a dudar sobre las certezas que tan aprendidas de memoria tenía desde que era niño.

Pocas veces me he encontrado una novela tan bien escrita, tan expresiva, que sabe lo que quiere decir y lo dice sin dificultad, de verdad que he alucinado con el distintivo estilo de escritura de esta autora tan profunda y llena de pasión.



Unos personajes que se desarrollan muchísimo, complejos a rabiar, con muchísimas capas y muy diferentes entre sí,  llenos de detalle y de carisma, que representan etapas en la vida e incluso sentimientos muy complejos

Como he dicho que la historia está llevada especialmente por las emociones, es evidente que los personajes son muy, muy importantes en la obra, ya que son, a fin de cuentas, los que sienten estas emociones. 

Yo desde siempre me suelo fijar, en una novela, en los personajes. Me gustan los peculiares, pero tampoco me gusta que sean exageradamente extravagantes, me gusta que sean complejos, que tengan muchas capas, que piensen por sí mismos e indaguen en quiénes son y lo que sienten. Me gusta que no estén representados por un par de adjetivos y ya está, sino que tengan muchas partes de ellos que ni ellos mismos acaban de haber descubierto. 

En realidad, es mucho más sencillo que todas estas frases decir que me gustan personajes como los que han aparecido en Almendra.


Aunque los personajes en Almendra no son muy numerosos, sí que hay unos cuantos que son esenciales en la obra, como el doctor Shim, leal y que muestra en todo momento su apoyo, y permite que sea Yunjae el que elija su propio camino; o como Dora, que está llena de emoción por la vida y por el deporte, un poco obsesa con las carreras, pero también dulce y muy sincera con lo que siente. 
De hecho, me esperaba de Dora, por cómo al inicio la describían, que fuera la típioca chica de las series y los libros que "salva" al chico, que es excesivamente alegre y parece que solo vive por los demás, pero me llevé una grata sorpresa al encontrarme con que era muy independiente, con que también era capaz de pensar en ella misma, y que tenía una personalidad muy verdadera y divertida, que se diferenciaba perfectamente de la del resto.

"Muchas veces permanecía sola, pero no porque la marginaran, sino porque sabía estar consigo misma."


Hay personajes muy secundarios con los que también se empatiza fácilmente, como lo es, por ejemplo, la profesora que da la bienvenida a Yunjae en su clase. 

También está el profesor Yoon, que muestra cómo, pese a ser una persona serena, acaba en un punto límite en el que no sabe cómo hacer ver a su hijo que lo que hace es dañino y está mal, e, incapaz de lidiar con él, acaba por tener actos que no debería tener. 


Pero yo diría que hay tres personajes en concreto que son los más importantes para el desarrollo de Yunjae: su madre, que no se cansa en ayudarle a tener una buena vida, que es a veces muy idealista pero tan humana y con tanto detalle que parece completamente real; su abuela, bravucona y a veces un tanto pesada, pero llena de fortaleza, de diversión y de burla y amor por su nieto; y Goni, que es completamente lo opuesto a Yunjae, un chico muy, muy problemático que cree que la única manera de ser "fuerte" es usando la violencia, pero que descubre gracias a Yunjae que hay muchas más cosas de él mismo más allá del dolor y la rabia. 

"La gente decía que Goni era un chico imposible de comprender, pero yo no opinaba lo mismo. Simplemente, nadie se tomaba el trabajo de mirarlo bien."


Hablar de Yunjae me llevaría no solo una reseña, sino varias, porque ha sido el personaje que más se ha desarrollado de la historia, que más ha "abierto los ojos" y ha descubierto la de cosas extraordinarias que le deparan en el mundo. 
Pero en realidad, al hablar de los anteriores personajes, ya he hablado un poco sobre Yunjae, ya que todo el cambio que da, esa buenísima evolución tan llena de detalle, es por estos personajes que le van haciendo ver cosas nuevas.

Tengo seleccionadas varias páginas del libro en el que se ven estos avances de Yunjae, cómo lo que siente se va modificando, cómo la manera en la que se comunica con el mundo se hace más sincera, pero sería un poco despilfarrar la trama que espero que vosotros os animéis a leer. 

"En lugar de ello, decidió vender libros escritos por otras personas, libros que olieran al paso del tiempo. No al tiempo que se acumula por sí solo, sino al tiempo que ella misma elegía. Esto significaban los libros usados para mamá."


En cualquier caso, me da mucho de lo que pensar, porque Yunjae mismo reflexiona que, en otras circunstancias, si hubiese nacido en otro ambiente, debido a su condición de no sentir nada, podría haberse convertido en un criminal, quizá hasta un asesino, y no habría sentido ni remordimiento ni culpa. 

Al final, importa mucho la educación que hayamos tenido, y las personas con las que nos reunamos, y, aunque haya gente a la que le cueste más sentir las cosas, saber lo que está bien, comenzar a darse cuenta de lo que sienten los demás, es clave para ayudar al otro y formar parte de la sociedad.

"Mi cabeza era un desastre, pero mi espíritu no se había corrompido gracias al calor de esas manos que habían aferrado las mías a uno y otro lado."




Un desenlace muy merecido, intenso hasta la última página, con una esperanza un poco improbable pero, sobre todo, la representación final de una lucha que da sus frutos

Empezando por lo más negativo, es cierto que, todo de una, he sentido que en el final todo era demasiado perfecto, demasiado idóneo. No diré cómo se solucionan las cosas, pero ocurrían muchas cosas buenas en muy poco tiempo, lo que me dio la sensación de ser un poco irreal.

Por otro lado, ya hablando de lo positivo, esto no me ha molestado, ya que considero que era el merecido desenlace que finalmente llegaba tras una muy dura lucha de los personajes por seguir adelante y descubrirse a sí mismos. 

"Los libros me transportaban en un instante a los lugares donde no podía ir, me transmitían las confesiones de personas que no conocía y me mostraban las vidas que no podía observar de cerca. También estaban repletos de sentimientos que no podía sentir y de experiencias que no había vivido."


Es el desenlace que tenía que haber para un libro tan lleno de emociones como este, que en los últimos capítulos me jugó alguna mala pasada, pues estaba lleno de adrenalina, intensidad, y mucho miedo y angustia, pero después, hasta la última palabra, sentí que era como tenía que ser, me quedé con muy buena sensación en el cuerpo, y no podía más que sonreír con ternura ante todo lo que había tenido lugar. 

Me ha parecido un final redondísimo, perfecto para cómo es el libro, expresivo y lleno de emociones, del que he salido contentísima.

"Como si las estaciones se movieran respondiendo al signo de repetición de una partitura, terminado el invierno, se volvía a la primavera."



Conclusión

En conclusión, Almendra es una historia preciosa, empática, detallada y llena de misterio y complejidades, que solo puede ser descrita como un recorrido de sentimientos, emociones y recuerdos, que habla sobre el duelo tras la muerte de un ser querido, la comprensión de lo que sienten los demás, y cómo no tirar la toalla, y luchar por lo que crees justo y correcto, saca a relucir muchas zonas desconocidas sobre ti mismo.


Con una preciosa prosa llena de expresión y dulzura, con una idea muy, muy original y perfectamente ejecutada, y con unos personajes muy redondos y que aportan muchísimo a la historia, Almendra es un maravilloso escrito sobre la amistad, el amor y la empatía, con un narrador muy diferente a lo que uno está habituado, y un ritmo en la historia ágil y sencillo, que experimenta con el lenguaje y busca siempre la completa honestidad y transparencia en las emociones. 


Una historia perfecta para mí, que me ha hecho pensar en muchas cosas, y que sin duda alguna cambia por completo la forma de pensar del lector. 

Completamente recomendada, yo la he disfrutado muchísimo.



PUNTUACIÓN

♫ Personajes: 6/5
♫ Acción: 4.25/5
♫ Trama: 5/5
♫ Originalidad: 5/5
♫ Tensión: 4/5
♫ Desenlace: 6/5
♫ Prosa: 6/5


VALORACIÓN PERSONAL 11/10!!!



Más reseñas aquí en el blog La Llanura de los Mil Mundos: http://lallanuradelosmilmundos.blogspot.com/




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