Título: A Little Life
Autor: Hanya Yanagihara
Editorial: Picador
Canción Identificada: Hurt (Nine Inch Nails)
Sinopsis:
When four classmates from a small Massachusetts college move to New York to make their way, they're broke, adrift, and buoyed only by their friendship and ambition. There is kind, handsome Willem, an aspiring actor; JB, a quick-witted, sometimes cruel Brooklyn-born painter seeking entry to the art world; Malcolm, a frustrated architect at a prominent firm; and withdrawn, brilliant, enigmatic Jude, who serves as their center of gravity.
Over the decades, their relationships deepen and darken, tinged by addiction, success, and pride. Yet their greatest challenge, each comes to realize, is Jude himself, by midlife a terrifyingly talented litigator yet an increasingly broken man, his mind and body scarred by an unspeakable childhood, and haunted by what he fears is a degree of trauma that he’ll not only be unable to overcome—but that will define his life forever.
Opinión:
Creía que podría superar esto.
Creía que podría... hacer esta reseña, hablar de un libro como si fuera ese maravilloso (y distante, y material, y acabado) bloque de páginas encuadernado, pero... A Little Life está dentro de mí, de una forma... En ocasiones... No se me quita de la cabeza en todo el día.
Trato de hacer cualquier cosa, de pensar en cualquier cosa, pero es un libro que me ha consumido. En su lectura, en... supongo que en toda mi vida.
“All the most terrifying ifs involve people. All the good ones do as well.”
Me ha cambiado, se ha quedado en mí, haciendo aflorar las memorias que trae, haciendo que el mundo... cambie... Cada detalle...
*hoy me siento agresiva*
Será difícil de creer hasta que no tengáis el libro, hasta que no lo hayáis terminado, pero de momento puedo asegurar, centrándome en mi vida personal, fuera del libro, que... que toda quien soy ha cambiado con él.
Que he estado antes de empezar esta reseña hojeándolo, y más adelante viendo su portada, y dando vueltas por el cuarto, y pensando, y pensando, y pensando.
“But what was happiness but an extravagance, an impossible state to maintain, partly because it was so difficult to articulate?”
He tenido que acercarme al baño y preguntarme si hay algo correcto en las acciones, en cualquier acción, si hay camino fácil, si hay salida del malo, si hay forma de quitarse de encima el pasado, de poder olvidarlo... he pensado en cómo el ayer modifica lo que somos por completo, cómo, de hecho, nos determina... cómo comienza a sembrar semillas de opciones a tomar, cómo nos hace orientarnos, cómo nos hace reaccionar... Cómo nos hace finalizar, cómo nos hace resurgir... Temer... Amar... Perdonar... Odiar... Morir...
...divagar, obsesionarte, volverte loco por un libro...
“You won’t understand what I mean now, but someday you will: the only trick of friendship, I think, is to find people who are better than you are—not smarter, not cooler, but kinder, and more generous, and more forgiving—and then to appreciate them for what they can teach you, and to try to listen to them when they tell you something about yourself, no matter how bad—or good—it might be, and to trust them, which is the hardest thing of all. But the best, as well.”
(Lamento hablar en esta reseña especialmente de lo que este libro es para mí, de esa oleada de destrozo que lleva mi cuerpo, como el que sufre un cataclismo y no encuentra aún una reconstrucción adecuada. Me gustaría poder hablar con mayor objetividad, pero también creo que este libro, una vez haya avisado de las devastadoras consecuencias que trae introducirse y no salir de su historia, es mejor que se lea sin mucha más noción de la materia... de todos los temas de los que trata. De veras, de veras que lo siento.)
Siento las palabras ahogarse al intentar describir lo que este libro hace con la muerte.
Porque creo que es muerte, el libro. Porque creo que la escritora quiere decir, quiere hacernos ver... Nuestra vida es como es, está definida como lo está, por las fronteras de la muerte. Por el vacío de la inexistencia de lo que tú, con tus propias manos, con esfuerzo y dedicación, has dado existencia. Y eso es terrible. Y eso es un vacío insalvable.
“He had looked at Jude, then, and had felt that same sensation he sometimes did when he thought, really thought of Jude and what his life had been: a sadness, he might have called it, but it wasn't a pitying sadness; it was a larger sadness, one that seemed to encompass all the poor striving people, the billions he didn't know, all living their lives, a sadness that mingled with a wonder and awe at how hard humans everywhere tried to live, even when their days were so very difficult, even when their circumstances were so wretched. Life is so sad, he would think in those moments. It's so sad, and yet we all do it.”
Y es algo en lo que en el libro uno se pregunta, una otra vez: ¿Por qué? ¿Por qué hacer lo que hacemos, abandonarnos a los instintos para sobrevivir, cuando lo creado, cuando lo existente, desaparece al cabo de pocas décadas? ¿Por qué agarrarnos a algo acabado, que llega a su fin, y que con ese fin todo, poco a poco, año tras año, será borrado?
¿Por qué el mundo gira como lo hace? ¿Por qué el mundo crea lo que será deshecho? ¿Por qué, conscientes de esto, aquí estamos, leyendo sobre estos... dogmas... de lo que no cree, de lo que no piensa, de lo que solo, solo, solo destruye?
¿Por qué, entonces, permanecer en la vida?
A Little Life deja un amasijo de... dudas... de... preguntas... en nosotros. Unas preguntas que desesperan en oír una respuesta, que te paralizan, que te hacen cambiar... Porque con estos porqués, llegan las contestaciones, unas que supongo que solo uno mismo puede hacerse, al final. El libro abre miradas, da pie a preguntas, anima a respuestas... Pero con claridad, no da ni una sola, y enfoca y desenfoca diferentes puntos de la historia, absorbe y durante segundos hace que eso sea absorbido.
“Friendship was witnessing another’s slow drip of miseries, and long bouts of boredom, and occasional triumphs. It was feeling honored by the privilege of getting to be present for another person’s most dismal moments, and knowing that you could be dismal around him in return.”
Yanagihara crea. Pero Yanagihara destruye.
Sea cual sea la razón de hacer eso, de atreverse a hacer eso, la escritora acaba por hacernos, irremediablemente, darle vueltas, vueltas, vueltas a lo ocurrido, a los caminos que ha creado, a los otros que sin duda ha pulverizado.
Por eso es un libro tan peligroso. Porque, de cualquier manera, lo que hace es demolerte, colmarte de preguntas horribles, de vivencias que te rasgan la piel por dentro. El libro está, claramente, impreso en nuestra piel, agujas dejando letras en ella, imágenes tallándose con materiales lacerantes en nuestra cabeza.
“And he cries and cries, cries for everything he has been, for everything he might have been, for every old hurt, for every old happiness, cries for the shame and joy of finally getting to be a child, with all of a child's whims and wants and insecurities, for the privilege of behaving badly and being forgiven, for the luxury of tenderness, of fondness, of being served a meal and being made to eat it, for the ability, at last, at last, of believing a parent's reassurances, of believing that to someone he is special despite all his mistakes and hatefulness, because of all his mistakes and hatefulness.”
En muy pocas ocasiones en el libro se habla de las emociones que trae consigo, de lo que sienten los personajes de manera etiquetada, y eso hace que todo tenga un marco difuminado en el retrato psicológico, una exactitud en los personajes que no se explica de manera forzada.
Lo que hace que todo conflicto se nos aparezca ampliamente, abasalladoramente... Ya he dicho que este libro desgarra. Aplasta. Germina. Cosecha. Arranca. Devora.
“You see, Jude, in life, sometimes nice things happen to good people. You don’t need to worry—they don’t happen as often as they should. But when they do, it’s up to the good people to just say ‘thank you,’ and move on, and maybe consider that the person who’s doing the nice thing gets a bang out of it as well, and really isn’t in the mood to hear all the reasons that the person for whom he’s done the nice thing doesn’t think he deserves it or isn’t worthy of it.”
Porque en esta novela hay un claro desequilibrio entre la vida y la muerte: en otros, véase los del escritor Markus Zusak, se comparten vivencias, se ven momentos de muerte y momentos de vida, se entrelazan, crean, al final, lo que es nuestra existencia.
Se ayudan, se cambian memorias, la vida ofrece momentos horripilantemente duros, y por supuesto momentos inolvidablemente maravillosos, y la muerte siega todo esto y tan solo tiene, generalmente, el papel de un final, de algo inexistente que no hace sufrir.
La muerte es la conclusión de la vida. No ejerce más rol en este mundo, nada más que el tétrico papel que nosotros le damos: el ser algo abominable, a lo que temer en las noches, a lo que dar vueltas asustado. Al final, eso es el terror hacia la muerte.
La muerte en sí misma no es grave: no trae dolor. Pero nos da miedo: porque no trae nada.
La muerte está dibujada por nosotros. El final de algo tiene nombre, tiene figura, esencia, hace que permanezcas únicamente en los recuerdos. La vida hace que la muerte sea así.
La vida quiere enfatizarse, y lo hace por medio de la muerte.
La muerte no tiene alma. No tiene nada.
“But these were days of self-fulfillment, where settling for something that was not quite your first choice of a life seemed weak-willed and ignoble. Somewhere, surrendering to what seemed to be your fate had changed from being dignified to being a sign of your own cowardice. There were times when the pressure to achieve happiness felt almost oppressive, as if happiness were something that everyone should and could attain, and that any sort of compromise in its pursuit was somehow your fault.”
Y pongamos el siguiente caso: que la muerte sea una compañera. Que la muerte sea el miedo, pero que posea a la vida... Que las desgracias de la vida ya no pertenezcan a ella, sino que estén unidas a la muerte, con riesgo de tragedia, animando a que seas tú el que pongas fin a eso... La muerte desea que vayas con ella.
La muerte modifica a la vida, a la existencia, para que sea absurda, para que no tenga sentido, para que sea horrible... para que vayas con la muerte.
El libro tiene vida: pero la vida enfatiza a la muerte. Todo parece perdido, foráneo, incorpóreo.
Hay vida. Hay alegría.
Pero el libro no está inclinado a esto.
Hay esperanza en el libro. La hay.
Mas la balanza está en desequilibrio.
No hay forma de que ella sobreviva: no parece haber forma de que lo limitado, de que lo que tiene fecha de caducidad, pueda luchar frente a lo eterno, frente a una inexistencia que siempre, siempre va a estar presente.
Y, sin embargo, llegamos a su final... Donde... El libro... Siento que te hace... que me hace... ¿unirme más a la vida? ¿Temer menos a la muerte? ¿Aceptar a la muerte? ¿Aceptar también a la vida? ¿Aceptar que he nacido y eso me hace ser y eso me hace luego no ser, y que debo estar en ambos estados?
¿Perdonamos a la vida? ¿Nos tranquilizamos ante la muerte? ¿Lo intentamos? ¿Podemos llegar a eso?
“Fairness is for happy people, for people who have been lucky enough to have lived a life defined more by certainties than by ambiguities.
Right and wrong, however, are for—well, not unhappy people, maybe, but scarred people; scared people.”
Al fin de al cabo, creo que para poder superar, para poder interaccionar con la vida, hay un arma maravillosa que puedo asegurar que en toda la historia de la humanidad nunca, nunca ha fallado... El conocimiento.
De verdad que siempre ha sido de ayuda. De verdad que siempre ha transformado. De verdad que siempre ha abierto puertas.
Hemos vivido una vida entera en el libro. Y eso hace que al salir de él podamos afrontar las cuestiones como la vida, el dolor, la muerte, el engaño, la pérdida, la culpabilidad, la inseguridad, el sentido de la existencia, de una manera más trabajada, más vigorosa.
Así que este libro... Esa "pequeña vida", como presenta su título, nos muestra una vida completa, desde sus inicios, hasta su final. Una vida que está conectada, está formada, de hecho, por otras muchas vidas. Una persona compuesta por otras personas.
Una persona compuesta por muchas, muchas otras, todas ellas pasadas, todas ellas extendidas, todas ellas unidas, inacabables, las personas de tu pasado, las personas que eras. Sin irse. Sin abandonarte.
“Sometimes he wakes so far from himself that he can’t even remember who he is. “Where am I?” he asks, desperate, and then, “Who am I? Who am I?”
And then he hears, so close to his ear that it is as if the voice is originating inside his own head, Willem’s whispered incantation. “You’re Jude St. Francis. You are my oldest, dearest friend. You’re the son of Harold Stein and Julia Altman. You’re the friend of Malcolm Irvine, of Jean-Baptiste Marion, of Richard Goldfarb, of Andy Contractor, of Lucien Voigt, of Citizen van Straaten, of Rhodes Arrowsmith, of Elijah Kozma, of Phaedra de los Santos, of the Henry Youngs.
“You’re a New Yorker. You live in SoHo. You volunteer for an arts organization; you volunteer for a food kitchen.
“You’re a swimmer. You’re a baker. You’re a cook. You’re a reader. You have a beautiful voice, though you never sing anymore. You’re an excellent pianist. You’re an art collector. You write me lovely messages when I’m away. You’re patient. You’re generous. You’re the best listener I know. You’re the smartest person I know, in every way. You’re the bravest person I know, in every way.
“You’re a lawyer. You’re the chair of the litigation department at Rosen Pritchard and Klein. You love your job; you work hard at it.
“You’re a mathematician. You’re a logician. You’ve tried to teach me, again and again.
“You were treated horribly. You came out on the other end. You were always you.”
Una vida que recoge todo, todo lo de la vida. Cada parte de ella.
Una vida de diminuta importancia en, bueno, en la pila de vidas que hay y ha habido en el mundo. En números, no es nada. En números, aunque acabe más pronto que otras, seguirá sin ser nada.
Pero cualitativamente, cada año, cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo de esta pequeña vida, hace que cada año, cada hora, cada minuto, cada segundo de estas otras muchas pequeñas vidas vayan encontrando su mundo propio, que cambien debido a esta diminuta viva, que se salven, que se pierdan, que se encuentren, que se distorsionen, que evolucionen.
Y que estas otras pequeñas vidas hagan lo mismo. Y que cada pequeña vida haga lo mismo.
Y que cualitativamente cada pequeña vida no es pequeña. De verdad que no.
Pero no quiero ponerme de nuevo sensiblera.
Supongo que, algún año en el que me sienta capaz, seguiré hablando de este libro en otra reseña, porque tiene mucho de lo que hablar, muchas cosas que analizar.
De momento no me siento capaz de hacer un estudio detallado, y me estoy yendo a la parte del efecto, sin atreverme a ir a la de la causa.
La causa, globalmente, es este libro. El efecto dependerá de cada persona, tendrá un valor para cada persona. Para mí ha sido un efecto devastador, enorme, tormentoso, increíble.
“They all—Malcolm with his houses, Willem with his girlfriends, JB with his paints, he with his razors—sought comfort, something that was theirs alone, something to hold off the terrifying largeness, the impossibility, of the world, of the relentlessness of its minutes, its hours, its days.”
Probemos ahora a reorganizar lo que he dicho: resulta que este libro tiene mucha esperanza dentro de él.
Pero también puede alimentar al dolor. No es un libro de luz inminente, no se encontrará fácilmente.
Y sueño, imagino, que todos acabamos encontrando ese camino dentro de todos los caminos (finalizados, continuados, empezados, perdidos) que tiene el libro, ese significado personal dentro de todos los significados que ofrece el libro, esa vida nuestra dentro de todas las del libro.
(Casi parece que todo esto es una sesión de terapia para quienes más adelante acaben igual de derrotados por el libro. XD).
Necesito plasmar mi dolor en palabras que, aunque inexactas, son lo más cercano que puedo llegar a mencionar mi punto de vista.
Creo que ocurre lo siguiente: jamás, jamás voy a poder superar este libro. Jamás, jamás voy a poder salir de él. Pero he aprendido y he sufrido y he acabado desintegrada... Algo tiene que salir de esta fórmula química de mordiscos y grietas.
Y juro que esto es una plegaria.
“Harold sighs. “Jude,” he says, “there’s not an expiration date on needing help, or needing people. You don’t get to a certain age and it stops.”
Porque la realidad es que... no lo sé. Que no es un libro que ponga las cosas... fáciles. Diablos, puedo asegurar que es el libro más duro, más amargo, más desolador, más sangrante, más difícil que me he leído en todos los tiempos... Me he sentido envejecer con el libro, de una manera de nuevo atronadoramente angustiante, sintiendo que me cansaba junto al personaje, que lo abandonaba todo, que me encerraba, que gritaba, que lloraba, que acababa atrapada en un agujero donde el aire era tan denso que apenas podía respirar.
Sentía que todo se me derretía, que se me caían las piernas, que el corazón estaba harto de latir, que la mente se me apagaba, que despertaba con heridas nuevas, oscilaba y oscilaba y sospesaba ideas que no me dejaban dormir.
Creo que estuve sonámbula en la realidad durante una semana completa, lo que también es signo que este libro ha sido muy diferente a cualquier otro... Nunca tardo tanto en leerme uno, no cuando engancha, cuando absorbe, cuando traga tanto como éste.
Pero llegaba la noche, y entonces leía, y leía hasta tarde, y quería seguir leyendo, pero sentía que todo estaba a punto de estallar, y tenía que dejarlo. E iba al baño, y me quedaba minutos y minutos enteros mirando al espejo, sin verme realmente, y me debatía entre si dejarlo, porque estaba acabando conmigo de una manera lenta, dolorosa.
Que es un libro. Que es solo un libro. Que son palabras. Que es ficción.
Que es realidad.
Demonios, este libro era demasiado REAL, demasiado, demasiado REAL.
Puede que a vosotros no os haga sentir lo mismo. Hay un libro que está especialmente diseñado para una persona, que tiene los atributos para que maravillle, para que cambie, para que se pegue con su tinta a la piel de esa persona... Me aterra que este sea mi alma gemela, pero creo que es así, creo que va a ser así para siempre, o durante incontables años.
Algo que NO PUEDE FALTAR en esta reseña es hablar, aunque sea brevemente, de la prosa de Hanya Yanagihara, porque como todo en su novela es algo que DESTACA, algo con lo que nunca me había encontrado.
Yanagihara se mueve por unos terrenos muy técnicos, y lo hace con maestría, algo que no sorprende si ahora como yo miras con perspectiva, una vez leído, lo impactante que es este libro en todos los aspectos.
La escritora da un uso completamente personal a la forma de estructurar el lenguaje, mediante mayúsculas en ocasiones, mediante un uso de cursivas para enfatizar muy bien utilizado, mediante tonos más directos y secos y crudos y otros más elegantes y descriptivos y pausados.
Pero hay algo que hace que Yanagihara destaque de manera desmesurada... La narrativa.
Y con esto voy a la perspectiva, al punto de vista:
Comenzando en tercera persona del pasado, de manera completamente omnipresente, Yanagihara va dando paso a porciones de la novela que están escritas centrándose en cierto personaje sin decir su nombre salvo en los diálogos, empleando el "he" (recordatorio de que leo en inglés, no sé cómo será en español) en todo momento.
Y en otros puntos de la historia lo que hace es escribir usando el presente, pero siguiendo estando en tercera persona, de nuevo omnipresente, de manera que así vamos siguiendo una especie de cronología, como si la vida de los personajes estuviese dividida en momentos dónde, y en la frontera de una fracción y otra se situasen estas recopilaciones en presente, estos momentos que están vividos actualmente después de todo lo pasado relatado, antes de volver la vista atrás al siguiente fragmento y acabarlo de nuevo en mirada presente. No sé si me explico.
Y luego también hay momentos de la narrativa donde se escribe de nuevo en pasado, pero esta vez en primera persona, hablando dado personaje y profundizando de manera única en lo que ha ocurrido, en lo que ha sentido, con una humanidad que en muchas situaciones se hace terriblemente desgarradora, y no me cansaré de usar este adjetivo para hablar de este libro.
“I have never been one of those people—I know you aren’t, either—who feels that the love one has for a child is somehow a superior love, one more meaningful, more significant, and grander than any other. I didn’t feel that before Jacob, and I didn’t feel that after. But it is a singular love, because it is a love whose foundation is not physical attraction, or pleasure, or intellect, but fear. You have never known fear until you have a child, and maybe that is what tricks us into thinking that it is more magnificent, because the fear itself is more magnificent. Every day, your first thought is not “I love him” but “How is he?” The world, overnight, rearranges itself into an obstacle course of terrors. I would hold him in my arms and wait to cross the street and would think how absurd it was that my child, that any child, could expect to survive this life. It seemed as improbable as the survival of one of those late-spring butterflies—you know, those little white ones—I sometimes saw wobbling through the air, always just millimeters away from smacking itself against a windshield.”
De veras, Yanagihara hace una mina de oro con las perspectivas de la narración.
Ya no era un entretenimiento... Era verdaderamente una tragedia que no acababa, que tenía sus momentos de vida, claramente sus momentos de ternura, de amor, de fortaleza, de pensar que aquí puede acabar todo, de desear que ahí acabe todo, que todo se supere, que el personaje no se fragmente más, POR SUPUESTO que tenía esas cosas. Por supuesto que ha sido un libro de AMISTAD, de FAMILIA, de PROTECCIÓN, de PERDÓN, de FALLOS, de ARREGLOS, de RISAS, de UNIONES, de CAMBIOS.
“Why wasn’t friendship as good as a relationship? Why wasn’t it even better? It was two people who remained together, day after day, bound not by sex or physical attraction or money or children or property, but only by the shared agreement to keep going, the mutual dedication to a union that could never be codified.”
Porque tiene mucho de esto.
De verdad, me sigo quedando sin palabras.
Me sigue impactando que este libro haya sido tan aniquilador y al mismo tiempo lleve en él tantos detalles en nacimiento.
Y que tenga esta extensión y al acabarlo te sientas aún peor por no poder seguir leyendo más, y que tenga tantas, tantas cosas como tiene, teniendo en cuenta las páginas que tiene, que aseguro que se quedan cortas después de la "marabunta" de maravillas que ofrece.
“He now viewed a successful relationship as one in which both people had recognized the best of what the other person had to offer and had chosen to value it as well.”
Por ejemplo, que el libro ponga máxima atención a la vida, que, aunque no se incline hacia ella, la anhele, la ansíe, desespere tenerla.
La retrata con portento, los personajes dedicando fascinación por su trabajo, balanceándose con las decisiones que deben tomar, dando importancia a las nimiedades, disfrutando de manera vibrante de cada fragmento de sus vidas.
La psicología de los personajes... de todos, de todos ellos, realmente, ha sido gloriosa, impresionante, me ha dejado sin palabras. Intento no hablar de uno porque acabaría hablando de una docena de ellos.
Pero todos están formidablemente trabajados, andando en espirales, saliéndose de caminos, trazando nuevos, haciendo cosas extrañas, volviendo a sus particularidades, yendo, viniendo, con sus manías, con sus inseguridades, con sus formas de elaborar lo que les hace ser ellos y rechazar lo que no desean que tenga que ver con quienes quieren ser.
Me atrevería a decir que es un juego en el que todos tratan de perfilarse, a ellos mismos, entre ellos, de darse contorno, de hacerse más discernibles, más etiquetables, de ser algo de agrado, de orgullo, reventando todo con su humanidad, al fin de al cabo.
“ "Do you remember the time you told me you were afraid that you were a series of nasty surprises for me?” he asks him, and Jude nods, slightly. “You aren’t,” he tells him. “You aren’t. But being with you is like being in this fantastic landscape,” he continues, slowly. “You think it’s one thing, a forest, and then suddenly it changes, and it’s a meadow, or a jungle, or cliffs of ice. And they’re all beautiful, but they’re strange as well, and you don’t have a map, and you don’t understand how you got from one terrain to the next so abruptly, and you don’t know when the next transition will arrive, and you don’t have any of the equipment you need. And so you keep walking through, and trying to adjust as you go, but you don’t really know what you’re doing, and often you make mistakes, bad mistakes. That’s sometimes what it feels like".
They're silent. "So basically" Jude says at last, "basically you're saying I'm New Zealand."”
Ha sido precioso. Ha sido increíble. Ha sido la mejor experiencia, el mayor contacto que he tenido con el mundo en su totalidad, con el ser humano de pies a cabeza (sin que suene triste, sé que suena triste, no quiero que suene triste).
"And yet he sometimes wonderer if he could ever love anyone as much as he loved Jude. It was the fact of him, of course, but also the utter comfort of life with him, of having someone who had known him for so long and who would be relied upon to always take him as exactly who he was on that particular day. Him work, his very life, was one od disguises and charades. Everything about him and his context was constantly changing: his hair, his body, where he would sleep that night. He often felt he was made of something liquid, something that was being continually poured from bright-colored bottle to bright-colored bottle, with a little being lost or left behind with each transfer. But his friendhip with Jude made him feel that there was something real and immutable about who he was, that despite his life of guises, there was something elemental about him, something that Jude saw even when he culd not, as if Jude's very witness of him made him real."
Era la vida en un caos que me ha quitado la respiración... No había una sola línea, cada punto separado comenzaba a dar más y más vueltas sin un rumbo fijo, a ir a un sitio pero acabar por alejándose, a veces a volver al mismo, todo se movía y todo estaba en cambio, cada parte de lo que rodeaba al libro era real, esencial, para entender a la existencia, a lo que somos, a lo que hemos sido, a lo que vamos a ser, a lo que queremos ser, a cómo conseguirlo, incluso a cómo rechazarlo si el exceso de este deseo se vuelve perjudicial.
En la vida, nuestras propias "hienas", como descritas por Jude; y nuestros propios "milagros", descritos por Willem.
“...things get broken, and sometimes they get repaired, and in most cases, you realize that no matter what gets damaged, life rearranges itself to compensate for your loss, sometimes wonderfully.”
Y en estos momentos siento... que no puedo salir de esta reseña, de la misma forma que NO PUEDO salir del libro. Y nunca he querido tanto hacerlo.
Porque ha sido el libro más maravilloso, más escalofriante, de todos los tiempos, batiendo a cualquier libro, destrozando a cualquier lector... Pero desearía alejarme del libro, para poder hablar de él sin sentir que mi corazón está siendo arrancado y los intestinos se me están estrujando de angustia.
... para variar.
“But it was true that for the first time, he was able to comprehend that the people he had grown to trust might someday betray him anyway, and that as disappointing as it might be, it was inevitable as well, and that life would keep propelling him steadily forward, because for everyone who might fail him in some way, there was at least one person who never would.”
Debo seguir, aunque no sé qué hacer de esto, diciendo que es un libro que tiene como vía el papel para propagarse, pero que se extiende, domina como una plaga, a la mente de las personas, al cuerpo de las personas, sus decisiones, su comportamiento, su forma de, cielos, de ver el propio mundo, de distinguir la realidad de manera diferente...
“they were inventing their own type of relationship, one that wasn’t officially recognized by history or immortalized in poetry or song, but which felt truer and less constraining.”
Mecanografía en piel, arañazos en pensamientos, y saber, con certeza, que no se puede huir del pasado, y que si lo escondes mucho, si lo temes, si lo niegas, si lo guardas como secreto, si lo vuelves algo con lo que martirizarte, con lo que culparte, puede llegar a destruirte, hasta un punto en el que todas estas heridas abiertas acaban contigo, sin que haya forma de impedirlo.
Lo traté de dejar. Nunca me ha pasado esto: nunca he dejado un libro por estas causas. Ya es raro en mí dejar un libro.
Pero lo pensaba, una y otra vez: debería hacerlo, debería hacerlo, para no acabar... terriblemente... dañada. De verdad que lo sentía, que no estaba preparada.
Y no me suelen afectar tanto los libros. De verdad, de verdad. Puedo sentir su universo en mi interior, toda su luz o incluso sus tinieblas, pero una cosa es eso, una cosa es llegar a hacer una reseña y sentirme brincar, sentir que tengo energías para hacer todo, para hablar de todo, para recomendarlo a los cuatro vientos, y otra cosa es marchitarme día tras día con una lectura, tener una ganas horribles de llorar, acabar haciéndolo, cuando de verdad que en ningún libro lo había hecho.
“I admired how she knew, well before I did, that the point of a child is not what you hope he will accomplish in your name but the pleasure that he will bring you, whatever form it comes in, even if it is a form that is barely recognizable as pleasure at all - and more important, the pleasure you will be privileged to bring him.”
Es un libro de introspección, del personaje y de nosotros mismos: a lo mejor por eso es tan peligroso.
Es un libro que... supongo que si sois sensibles, si estáis pasando por malos tramos... No debéis leer. Hacedme caso, por favor.
“It was precisely these scenes he missed the most from his own life with Willem, the forgettable, in-between moments in which nothing seemed to be happening but whose absence was singularly unfillable.”
Que no te lleva de la mano. Que, de hecho, ni siquiera te deja estar mucho tiempo en este mundo: te arroja a un vacío, a un abismo cavernoso por el que caes. Siempre caes.
Sentirás que en ocasiones la caída parece no estar, y en esos momentos sentirás un dolor diferente, gradual, una rozadura que acaba abriéndote una grave lesión en todo tu cuerpo.
Me recuerdan estas partes, estas partes donde todo parece de peligro menos inminente pero que tienen una tensión AGOBIANTE, INSOPORTABLE, a la técnica de tortura de la gota, citando su definición: "Consistía en inmovilizar a un reo en decúbito supino —tumbado boca arriba—, de modo que le cayera sobre la frente una gota de agua fría cada cinco segundos.1 Después de algunas horas, el goteo continuo provocaba daño físico en su piel, similar al que sufren las yemas de los dedos después de un baño de inmersión.
Pero la verdadera tortura para la víctima era la locura que le provocaría el no poder dormir, debido a la constante interrupción de las gotas, ni tampoco poder beber esa agua cuando la sed atacara, con lo cual a los pocos días sobrevenía la muerte por paro cardíaco."
Eso es este libro.
“It is also then that I wish I believed in some sort of life after life, that in another universe, maybe on a small red planet where we have not legs but tails, where we paddle through the atmosphere like seals, where the air itself is sustenance, composed of trillions of molecules of protein and sugar and all one has to do is open one's mouth and inhale in order to remain alive and healthy, maybe you two are there together, floating through the climate. Or maybe he is closer still: maybe he is that gray cat that has begun to sit outside our neighbor's house, purring when I reach out my hand to it; maybe he is that new puppy I see tugging at the end of my other neighbor's leash; maybe he is that toddler I saw running through the square a few months ago, shrieking with joy, his parents huffing after him; maybe he is that flower that suddenly bloomed on the rhododendron bush I thought had died long ago; maybe he is that cloud, that wave, that rain, that mist. It isn't only that he died, or how he died; it is what he died believing. And so I try to be kind to everything I see, and in everything I see, I see him.”
Y en otras ocasiones habrá caída preparada para pulverizarte, y te darás con protuberancias afiladas de esa caverna de descenso, atravesándote y machacándote vivo. En estas partes querrás dejarlo, peor es un libro que te aborbe, que a mí me atrapa, que me agarra, que me desgarra son sus colmillos, que no me suelta y en momentos QUIERO QUE LO HAGA, porque ha sido un libro magnífico, único, devastador, un libro que me ha cambiado, que me ha CAMBIADO de una manera estridente, salvaje, agresiva, destructora.
A Little Life.
Autor: Hanya Yanagihara
Editorial: Picador
Canción Identificada: Hurt (Nine Inch Nails)
Sinopsis:
When four classmates from a small Massachusetts college move to New York to make their way, they're broke, adrift, and buoyed only by their friendship and ambition. There is kind, handsome Willem, an aspiring actor; JB, a quick-witted, sometimes cruel Brooklyn-born painter seeking entry to the art world; Malcolm, a frustrated architect at a prominent firm; and withdrawn, brilliant, enigmatic Jude, who serves as their center of gravity.
Over the decades, their relationships deepen and darken, tinged by addiction, success, and pride. Yet their greatest challenge, each comes to realize, is Jude himself, by midlife a terrifyingly talented litigator yet an increasingly broken man, his mind and body scarred by an unspeakable childhood, and haunted by what he fears is a degree of trauma that he’ll not only be unable to overcome—but that will define his life forever.
Opinión:
Creía que podría superar esto.
Creía que podría... hacer esta reseña, hablar de un libro como si fuera ese maravilloso (y distante, y material, y acabado) bloque de páginas encuadernado, pero... A Little Life está dentro de mí, de una forma... En ocasiones... No se me quita de la cabeza en todo el día.
Trato de hacer cualquier cosa, de pensar en cualquier cosa, pero es un libro que me ha consumido. En su lectura, en... supongo que en toda mi vida.
“All the most terrifying ifs involve people. All the good ones do as well.”
Me ha cambiado, se ha quedado en mí, haciendo aflorar las memorias que trae, haciendo que el mundo... cambie... Cada detalle...
*hoy me siento agresiva*
Será difícil de creer hasta que no tengáis el libro, hasta que no lo hayáis terminado, pero de momento puedo asegurar, centrándome en mi vida personal, fuera del libro, que... que toda quien soy ha cambiado con él.
Que he estado antes de empezar esta reseña hojeándolo, y más adelante viendo su portada, y dando vueltas por el cuarto, y pensando, y pensando, y pensando.
“But what was happiness but an extravagance, an impossible state to maintain, partly because it was so difficult to articulate?”
He tenido que acercarme al baño y preguntarme si hay algo correcto en las acciones, en cualquier acción, si hay camino fácil, si hay salida del malo, si hay forma de quitarse de encima el pasado, de poder olvidarlo... he pensado en cómo el ayer modifica lo que somos por completo, cómo, de hecho, nos determina... cómo comienza a sembrar semillas de opciones a tomar, cómo nos hace orientarnos, cómo nos hace reaccionar... Cómo nos hace finalizar, cómo nos hace resurgir... Temer... Amar... Perdonar... Odiar... Morir...
...divagar, obsesionarte, volverte loco por un libro...
“You won’t understand what I mean now, but someday you will: the only trick of friendship, I think, is to find people who are better than you are—not smarter, not cooler, but kinder, and more generous, and more forgiving—and then to appreciate them for what they can teach you, and to try to listen to them when they tell you something about yourself, no matter how bad—or good—it might be, and to trust them, which is the hardest thing of all. But the best, as well.”
(Lamento hablar en esta reseña especialmente de lo que este libro es para mí, de esa oleada de destrozo que lleva mi cuerpo, como el que sufre un cataclismo y no encuentra aún una reconstrucción adecuada. Me gustaría poder hablar con mayor objetividad, pero también creo que este libro, una vez haya avisado de las devastadoras consecuencias que trae introducirse y no salir de su historia, es mejor que se lea sin mucha más noción de la materia... de todos los temas de los que trata. De veras, de veras que lo siento.)
Siento las palabras ahogarse al intentar describir lo que este libro hace con la muerte.
Porque creo que es muerte, el libro. Porque creo que la escritora quiere decir, quiere hacernos ver... Nuestra vida es como es, está definida como lo está, por las fronteras de la muerte. Por el vacío de la inexistencia de lo que tú, con tus propias manos, con esfuerzo y dedicación, has dado existencia. Y eso es terrible. Y eso es un vacío insalvable.
“He had looked at Jude, then, and had felt that same sensation he sometimes did when he thought, really thought of Jude and what his life had been: a sadness, he might have called it, but it wasn't a pitying sadness; it was a larger sadness, one that seemed to encompass all the poor striving people, the billions he didn't know, all living their lives, a sadness that mingled with a wonder and awe at how hard humans everywhere tried to live, even when their days were so very difficult, even when their circumstances were so wretched. Life is so sad, he would think in those moments. It's so sad, and yet we all do it.”
Y es algo en lo que en el libro uno se pregunta, una otra vez: ¿Por qué? ¿Por qué hacer lo que hacemos, abandonarnos a los instintos para sobrevivir, cuando lo creado, cuando lo existente, desaparece al cabo de pocas décadas? ¿Por qué agarrarnos a algo acabado, que llega a su fin, y que con ese fin todo, poco a poco, año tras año, será borrado?
¿Por qué el mundo gira como lo hace? ¿Por qué el mundo crea lo que será deshecho? ¿Por qué, conscientes de esto, aquí estamos, leyendo sobre estos... dogmas... de lo que no cree, de lo que no piensa, de lo que solo, solo, solo destruye?
¿Por qué, entonces, permanecer en la vida?
A Little Life deja un amasijo de... dudas... de... preguntas... en nosotros. Unas preguntas que desesperan en oír una respuesta, que te paralizan, que te hacen cambiar... Porque con estos porqués, llegan las contestaciones, unas que supongo que solo uno mismo puede hacerse, al final. El libro abre miradas, da pie a preguntas, anima a respuestas... Pero con claridad, no da ni una sola, y enfoca y desenfoca diferentes puntos de la historia, absorbe y durante segundos hace que eso sea absorbido.
“Friendship was witnessing another’s slow drip of miseries, and long bouts of boredom, and occasional triumphs. It was feeling honored by the privilege of getting to be present for another person’s most dismal moments, and knowing that you could be dismal around him in return.”
Yanagihara crea. Pero Yanagihara destruye.
Sea cual sea la razón de hacer eso, de atreverse a hacer eso, la escritora acaba por hacernos, irremediablemente, darle vueltas, vueltas, vueltas a lo ocurrido, a los caminos que ha creado, a los otros que sin duda ha pulverizado.
Por eso es un libro tan peligroso. Porque, de cualquier manera, lo que hace es demolerte, colmarte de preguntas horribles, de vivencias que te rasgan la piel por dentro. El libro está, claramente, impreso en nuestra piel, agujas dejando letras en ella, imágenes tallándose con materiales lacerantes en nuestra cabeza.
“And he cries and cries, cries for everything he has been, for everything he might have been, for every old hurt, for every old happiness, cries for the shame and joy of finally getting to be a child, with all of a child's whims and wants and insecurities, for the privilege of behaving badly and being forgiven, for the luxury of tenderness, of fondness, of being served a meal and being made to eat it, for the ability, at last, at last, of believing a parent's reassurances, of believing that to someone he is special despite all his mistakes and hatefulness, because of all his mistakes and hatefulness.”
En muy pocas ocasiones en el libro se habla de las emociones que trae consigo, de lo que sienten los personajes de manera etiquetada, y eso hace que todo tenga un marco difuminado en el retrato psicológico, una exactitud en los personajes que no se explica de manera forzada.
Lo que hace que todo conflicto se nos aparezca ampliamente, abasalladoramente... Ya he dicho que este libro desgarra. Aplasta. Germina. Cosecha. Arranca. Devora.
“You see, Jude, in life, sometimes nice things happen to good people. You don’t need to worry—they don’t happen as often as they should. But when they do, it’s up to the good people to just say ‘thank you,’ and move on, and maybe consider that the person who’s doing the nice thing gets a bang out of it as well, and really isn’t in the mood to hear all the reasons that the person for whom he’s done the nice thing doesn’t think he deserves it or isn’t worthy of it.”
Porque en esta novela hay un claro desequilibrio entre la vida y la muerte: en otros, véase los del escritor Markus Zusak, se comparten vivencias, se ven momentos de muerte y momentos de vida, se entrelazan, crean, al final, lo que es nuestra existencia.
Se ayudan, se cambian memorias, la vida ofrece momentos horripilantemente duros, y por supuesto momentos inolvidablemente maravillosos, y la muerte siega todo esto y tan solo tiene, generalmente, el papel de un final, de algo inexistente que no hace sufrir.
La muerte es la conclusión de la vida. No ejerce más rol en este mundo, nada más que el tétrico papel que nosotros le damos: el ser algo abominable, a lo que temer en las noches, a lo que dar vueltas asustado. Al final, eso es el terror hacia la muerte.
La muerte en sí misma no es grave: no trae dolor. Pero nos da miedo: porque no trae nada.
La muerte está dibujada por nosotros. El final de algo tiene nombre, tiene figura, esencia, hace que permanezcas únicamente en los recuerdos. La vida hace que la muerte sea así.
La vida quiere enfatizarse, y lo hace por medio de la muerte.
La muerte no tiene alma. No tiene nada.
Y pongamos el siguiente caso: que la muerte sea una compañera. Que la muerte sea el miedo, pero que posea a la vida... Que las desgracias de la vida ya no pertenezcan a ella, sino que estén unidas a la muerte, con riesgo de tragedia, animando a que seas tú el que pongas fin a eso... La muerte desea que vayas con ella.
La muerte modifica a la vida, a la existencia, para que sea absurda, para que no tenga sentido, para que sea horrible... para que vayas con la muerte.
El libro tiene vida: pero la vida enfatiza a la muerte. Todo parece perdido, foráneo, incorpóreo.
Hay vida. Hay alegría.
Pero el libro no está inclinado a esto.
Hay esperanza en el libro. La hay.
Mas la balanza está en desequilibrio.
No hay forma de que ella sobreviva: no parece haber forma de que lo limitado, de que lo que tiene fecha de caducidad, pueda luchar frente a lo eterno, frente a una inexistencia que siempre, siempre va a estar presente.
Y, sin embargo, llegamos a su final... Donde... El libro... Siento que te hace... que me hace... ¿unirme más a la vida? ¿Temer menos a la muerte? ¿Aceptar a la muerte? ¿Aceptar también a la vida? ¿Aceptar que he nacido y eso me hace ser y eso me hace luego no ser, y que debo estar en ambos estados?
¿Perdonamos a la vida? ¿Nos tranquilizamos ante la muerte? ¿Lo intentamos? ¿Podemos llegar a eso?
“Fairness is for happy people, for people who have been lucky enough to have lived a life defined more by certainties than by ambiguities.
Right and wrong, however, are for—well, not unhappy people, maybe, but scarred people; scared people.”
Al fin de al cabo, creo que para poder superar, para poder interaccionar con la vida, hay un arma maravillosa que puedo asegurar que en toda la historia de la humanidad nunca, nunca ha fallado... El conocimiento.
De verdad que siempre ha sido de ayuda. De verdad que siempre ha transformado. De verdad que siempre ha abierto puertas.
Hemos vivido una vida entera en el libro. Y eso hace que al salir de él podamos afrontar las cuestiones como la vida, el dolor, la muerte, el engaño, la pérdida, la culpabilidad, la inseguridad, el sentido de la existencia, de una manera más trabajada, más vigorosa.
Así que este libro... Esa "pequeña vida", como presenta su título, nos muestra una vida completa, desde sus inicios, hasta su final. Una vida que está conectada, está formada, de hecho, por otras muchas vidas. Una persona compuesta por otras personas.
Una persona compuesta por muchas, muchas otras, todas ellas pasadas, todas ellas extendidas, todas ellas unidas, inacabables, las personas de tu pasado, las personas que eras. Sin irse. Sin abandonarte.
“Sometimes he wakes so far from himself that he can’t even remember who he is. “Where am I?” he asks, desperate, and then, “Who am I? Who am I?”
And then he hears, so close to his ear that it is as if the voice is originating inside his own head, Willem’s whispered incantation. “You’re Jude St. Francis. You are my oldest, dearest friend. You’re the son of Harold Stein and Julia Altman. You’re the friend of Malcolm Irvine, of Jean-Baptiste Marion, of Richard Goldfarb, of Andy Contractor, of Lucien Voigt, of Citizen van Straaten, of Rhodes Arrowsmith, of Elijah Kozma, of Phaedra de los Santos, of the Henry Youngs.
“You’re a New Yorker. You live in SoHo. You volunteer for an arts organization; you volunteer for a food kitchen.
“You’re a swimmer. You’re a baker. You’re a cook. You’re a reader. You have a beautiful voice, though you never sing anymore. You’re an excellent pianist. You’re an art collector. You write me lovely messages when I’m away. You’re patient. You’re generous. You’re the best listener I know. You’re the smartest person I know, in every way. You’re the bravest person I know, in every way.
“You’re a lawyer. You’re the chair of the litigation department at Rosen Pritchard and Klein. You love your job; you work hard at it.
“You’re a mathematician. You’re a logician. You’ve tried to teach me, again and again.
“You were treated horribly. You came out on the other end. You were always you.”
Una vida que recoge todo, todo lo de la vida. Cada parte de ella.
Una vida de diminuta importancia en, bueno, en la pila de vidas que hay y ha habido en el mundo. En números, no es nada. En números, aunque acabe más pronto que otras, seguirá sin ser nada.
Pero cualitativamente, cada año, cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo de esta pequeña vida, hace que cada año, cada hora, cada minuto, cada segundo de estas otras muchas pequeñas vidas vayan encontrando su mundo propio, que cambien debido a esta diminuta viva, que se salven, que se pierdan, que se encuentren, que se distorsionen, que evolucionen.
Y que estas otras pequeñas vidas hagan lo mismo. Y que cada pequeña vida haga lo mismo.
Y que cualitativamente cada pequeña vida no es pequeña. De verdad que no.
Pero no quiero ponerme de nuevo sensiblera.
Supongo que, algún año en el que me sienta capaz, seguiré hablando de este libro en otra reseña, porque tiene mucho de lo que hablar, muchas cosas que analizar.
De momento no me siento capaz de hacer un estudio detallado, y me estoy yendo a la parte del efecto, sin atreverme a ir a la de la causa.
La causa, globalmente, es este libro. El efecto dependerá de cada persona, tendrá un valor para cada persona. Para mí ha sido un efecto devastador, enorme, tormentoso, increíble.
“They all—Malcolm with his houses, Willem with his girlfriends, JB with his paints, he with his razors—sought comfort, something that was theirs alone, something to hold off the terrifying largeness, the impossibility, of the world, of the relentlessness of its minutes, its hours, its days.”
Probemos ahora a reorganizar lo que he dicho: resulta que este libro tiene mucha esperanza dentro de él.
Pero también puede alimentar al dolor. No es un libro de luz inminente, no se encontrará fácilmente.
Y sueño, imagino, que todos acabamos encontrando ese camino dentro de todos los caminos (finalizados, continuados, empezados, perdidos) que tiene el libro, ese significado personal dentro de todos los significados que ofrece el libro, esa vida nuestra dentro de todas las del libro.
(Casi parece que todo esto es una sesión de terapia para quienes más adelante acaben igual de derrotados por el libro. XD).
Necesito plasmar mi dolor en palabras que, aunque inexactas, son lo más cercano que puedo llegar a mencionar mi punto de vista.
Creo que ocurre lo siguiente: jamás, jamás voy a poder superar este libro. Jamás, jamás voy a poder salir de él. Pero he aprendido y he sufrido y he acabado desintegrada... Algo tiene que salir de esta fórmula química de mordiscos y grietas.
Y juro que esto es una plegaria.
“Harold sighs. “Jude,” he says, “there’s not an expiration date on needing help, or needing people. You don’t get to a certain age and it stops.”
Porque la realidad es que... no lo sé. Que no es un libro que ponga las cosas... fáciles. Diablos, puedo asegurar que es el libro más duro, más amargo, más desolador, más sangrante, más difícil que me he leído en todos los tiempos... Me he sentido envejecer con el libro, de una manera de nuevo atronadoramente angustiante, sintiendo que me cansaba junto al personaje, que lo abandonaba todo, que me encerraba, que gritaba, que lloraba, que acababa atrapada en un agujero donde el aire era tan denso que apenas podía respirar.
Sentía que todo se me derretía, que se me caían las piernas, que el corazón estaba harto de latir, que la mente se me apagaba, que despertaba con heridas nuevas, oscilaba y oscilaba y sospesaba ideas que no me dejaban dormir.
Creo que estuve sonámbula en la realidad durante una semana completa, lo que también es signo que este libro ha sido muy diferente a cualquier otro... Nunca tardo tanto en leerme uno, no cuando engancha, cuando absorbe, cuando traga tanto como éste.
Pero llegaba la noche, y entonces leía, y leía hasta tarde, y quería seguir leyendo, pero sentía que todo estaba a punto de estallar, y tenía que dejarlo. E iba al baño, y me quedaba minutos y minutos enteros mirando al espejo, sin verme realmente, y me debatía entre si dejarlo, porque estaba acabando conmigo de una manera lenta, dolorosa.
Que es un libro. Que es solo un libro. Que son palabras. Que es ficción.
Que es realidad.
Demonios, este libro era demasiado REAL, demasiado, demasiado REAL.
Puede que a vosotros no os haga sentir lo mismo. Hay un libro que está especialmente diseñado para una persona, que tiene los atributos para que maravillle, para que cambie, para que se pegue con su tinta a la piel de esa persona... Me aterra que este sea mi alma gemela, pero creo que es así, creo que va a ser así para siempre, o durante incontables años.
Algo que NO PUEDE FALTAR en esta reseña es hablar, aunque sea brevemente, de la prosa de Hanya Yanagihara, porque como todo en su novela es algo que DESTACA, algo con lo que nunca me había encontrado.
Yanagihara se mueve por unos terrenos muy técnicos, y lo hace con maestría, algo que no sorprende si ahora como yo miras con perspectiva, una vez leído, lo impactante que es este libro en todos los aspectos.
La escritora da un uso completamente personal a la forma de estructurar el lenguaje, mediante mayúsculas en ocasiones, mediante un uso de cursivas para enfatizar muy bien utilizado, mediante tonos más directos y secos y crudos y otros más elegantes y descriptivos y pausados.
Pero hay algo que hace que Yanagihara destaque de manera desmesurada... La narrativa.
Y con esto voy a la perspectiva, al punto de vista:
Comenzando en tercera persona del pasado, de manera completamente omnipresente, Yanagihara va dando paso a porciones de la novela que están escritas centrándose en cierto personaje sin decir su nombre salvo en los diálogos, empleando el "he" (recordatorio de que leo en inglés, no sé cómo será en español) en todo momento.
Y en otros puntos de la historia lo que hace es escribir usando el presente, pero siguiendo estando en tercera persona, de nuevo omnipresente, de manera que así vamos siguiendo una especie de cronología, como si la vida de los personajes estuviese dividida en momentos dónde, y en la frontera de una fracción y otra se situasen estas recopilaciones en presente, estos momentos que están vividos actualmente después de todo lo pasado relatado, antes de volver la vista atrás al siguiente fragmento y acabarlo de nuevo en mirada presente. No sé si me explico.
Y luego también hay momentos de la narrativa donde se escribe de nuevo en pasado, pero esta vez en primera persona, hablando dado personaje y profundizando de manera única en lo que ha ocurrido, en lo que ha sentido, con una humanidad que en muchas situaciones se hace terriblemente desgarradora, y no me cansaré de usar este adjetivo para hablar de este libro.
“I have never been one of those people—I know you aren’t, either—who feels that the love one has for a child is somehow a superior love, one more meaningful, more significant, and grander than any other. I didn’t feel that before Jacob, and I didn’t feel that after. But it is a singular love, because it is a love whose foundation is not physical attraction, or pleasure, or intellect, but fear. You have never known fear until you have a child, and maybe that is what tricks us into thinking that it is more magnificent, because the fear itself is more magnificent. Every day, your first thought is not “I love him” but “How is he?” The world, overnight, rearranges itself into an obstacle course of terrors. I would hold him in my arms and wait to cross the street and would think how absurd it was that my child, that any child, could expect to survive this life. It seemed as improbable as the survival of one of those late-spring butterflies—you know, those little white ones—I sometimes saw wobbling through the air, always just millimeters away from smacking itself against a windshield.”
De veras, Yanagihara hace una mina de oro con las perspectivas de la narración.
Ya no era un entretenimiento... Era verdaderamente una tragedia que no acababa, que tenía sus momentos de vida, claramente sus momentos de ternura, de amor, de fortaleza, de pensar que aquí puede acabar todo, de desear que ahí acabe todo, que todo se supere, que el personaje no se fragmente más, POR SUPUESTO que tenía esas cosas. Por supuesto que ha sido un libro de AMISTAD, de FAMILIA, de PROTECCIÓN, de PERDÓN, de FALLOS, de ARREGLOS, de RISAS, de UNIONES, de CAMBIOS.
“Why wasn’t friendship as good as a relationship? Why wasn’t it even better? It was two people who remained together, day after day, bound not by sex or physical attraction or money or children or property, but only by the shared agreement to keep going, the mutual dedication to a union that could never be codified.”
Porque tiene mucho de esto.
De verdad, me sigo quedando sin palabras.
Me sigue impactando que este libro haya sido tan aniquilador y al mismo tiempo lleve en él tantos detalles en nacimiento.
Y que tenga esta extensión y al acabarlo te sientas aún peor por no poder seguir leyendo más, y que tenga tantas, tantas cosas como tiene, teniendo en cuenta las páginas que tiene, que aseguro que se quedan cortas después de la "marabunta" de maravillas que ofrece.
“He now viewed a successful relationship as one in which both people had recognized the best of what the other person had to offer and had chosen to value it as well.”
Por ejemplo, que el libro ponga máxima atención a la vida, que, aunque no se incline hacia ella, la anhele, la ansíe, desespere tenerla.
La retrata con portento, los personajes dedicando fascinación por su trabajo, balanceándose con las decisiones que deben tomar, dando importancia a las nimiedades, disfrutando de manera vibrante de cada fragmento de sus vidas.
La psicología de los personajes... de todos, de todos ellos, realmente, ha sido gloriosa, impresionante, me ha dejado sin palabras. Intento no hablar de uno porque acabaría hablando de una docena de ellos.
Pero todos están formidablemente trabajados, andando en espirales, saliéndose de caminos, trazando nuevos, haciendo cosas extrañas, volviendo a sus particularidades, yendo, viniendo, con sus manías, con sus inseguridades, con sus formas de elaborar lo que les hace ser ellos y rechazar lo que no desean que tenga que ver con quienes quieren ser.
Me atrevería a decir que es un juego en el que todos tratan de perfilarse, a ellos mismos, entre ellos, de darse contorno, de hacerse más discernibles, más etiquetables, de ser algo de agrado, de orgullo, reventando todo con su humanidad, al fin de al cabo.
“ "Do you remember the time you told me you were afraid that you were a series of nasty surprises for me?” he asks him, and Jude nods, slightly. “You aren’t,” he tells him. “You aren’t. But being with you is like being in this fantastic landscape,” he continues, slowly. “You think it’s one thing, a forest, and then suddenly it changes, and it’s a meadow, or a jungle, or cliffs of ice. And they’re all beautiful, but they’re strange as well, and you don’t have a map, and you don’t understand how you got from one terrain to the next so abruptly, and you don’t know when the next transition will arrive, and you don’t have any of the equipment you need. And so you keep walking through, and trying to adjust as you go, but you don’t really know what you’re doing, and often you make mistakes, bad mistakes. That’s sometimes what it feels like".
They're silent. "So basically" Jude says at last, "basically you're saying I'm New Zealand."”
Ha sido precioso. Ha sido increíble. Ha sido la mejor experiencia, el mayor contacto que he tenido con el mundo en su totalidad, con el ser humano de pies a cabeza (sin que suene triste, sé que suena triste, no quiero que suene triste).
"And yet he sometimes wonderer if he could ever love anyone as much as he loved Jude. It was the fact of him, of course, but also the utter comfort of life with him, of having someone who had known him for so long and who would be relied upon to always take him as exactly who he was on that particular day. Him work, his very life, was one od disguises and charades. Everything about him and his context was constantly changing: his hair, his body, where he would sleep that night. He often felt he was made of something liquid, something that was being continually poured from bright-colored bottle to bright-colored bottle, with a little being lost or left behind with each transfer. But his friendhip with Jude made him feel that there was something real and immutable about who he was, that despite his life of guises, there was something elemental about him, something that Jude saw even when he culd not, as if Jude's very witness of him made him real."
Era la vida en un caos que me ha quitado la respiración... No había una sola línea, cada punto separado comenzaba a dar más y más vueltas sin un rumbo fijo, a ir a un sitio pero acabar por alejándose, a veces a volver al mismo, todo se movía y todo estaba en cambio, cada parte de lo que rodeaba al libro era real, esencial, para entender a la existencia, a lo que somos, a lo que hemos sido, a lo que vamos a ser, a lo que queremos ser, a cómo conseguirlo, incluso a cómo rechazarlo si el exceso de este deseo se vuelve perjudicial.
En la vida, nuestras propias "hienas", como descritas por Jude; y nuestros propios "milagros", descritos por Willem.
“...things get broken, and sometimes they get repaired, and in most cases, you realize that no matter what gets damaged, life rearranges itself to compensate for your loss, sometimes wonderfully.”
Y en estos momentos siento... que no puedo salir de esta reseña, de la misma forma que NO PUEDO salir del libro. Y nunca he querido tanto hacerlo.
Porque ha sido el libro más maravilloso, más escalofriante, de todos los tiempos, batiendo a cualquier libro, destrozando a cualquier lector... Pero desearía alejarme del libro, para poder hablar de él sin sentir que mi corazón está siendo arrancado y los intestinos se me están estrujando de angustia.
... para variar.
“But it was true that for the first time, he was able to comprehend that the people he had grown to trust might someday betray him anyway, and that as disappointing as it might be, it was inevitable as well, and that life would keep propelling him steadily forward, because for everyone who might fail him in some way, there was at least one person who never would.”
Debo seguir, aunque no sé qué hacer de esto, diciendo que es un libro que tiene como vía el papel para propagarse, pero que se extiende, domina como una plaga, a la mente de las personas, al cuerpo de las personas, sus decisiones, su comportamiento, su forma de, cielos, de ver el propio mundo, de distinguir la realidad de manera diferente...
“they were inventing their own type of relationship, one that wasn’t officially recognized by history or immortalized in poetry or song, but which felt truer and less constraining.”
Mecanografía en piel, arañazos en pensamientos, y saber, con certeza, que no se puede huir del pasado, y que si lo escondes mucho, si lo temes, si lo niegas, si lo guardas como secreto, si lo vuelves algo con lo que martirizarte, con lo que culparte, puede llegar a destruirte, hasta un punto en el que todas estas heridas abiertas acaban contigo, sin que haya forma de impedirlo.
Lo traté de dejar. Nunca me ha pasado esto: nunca he dejado un libro por estas causas. Ya es raro en mí dejar un libro.
Pero lo pensaba, una y otra vez: debería hacerlo, debería hacerlo, para no acabar... terriblemente... dañada. De verdad que lo sentía, que no estaba preparada.
Y no me suelen afectar tanto los libros. De verdad, de verdad. Puedo sentir su universo en mi interior, toda su luz o incluso sus tinieblas, pero una cosa es eso, una cosa es llegar a hacer una reseña y sentirme brincar, sentir que tengo energías para hacer todo, para hablar de todo, para recomendarlo a los cuatro vientos, y otra cosa es marchitarme día tras día con una lectura, tener una ganas horribles de llorar, acabar haciéndolo, cuando de verdad que en ningún libro lo había hecho.
“I admired how she knew, well before I did, that the point of a child is not what you hope he will accomplish in your name but the pleasure that he will bring you, whatever form it comes in, even if it is a form that is barely recognizable as pleasure at all - and more important, the pleasure you will be privileged to bring him.”
Es un libro de introspección, del personaje y de nosotros mismos: a lo mejor por eso es tan peligroso.
Es un libro que... supongo que si sois sensibles, si estáis pasando por malos tramos... No debéis leer. Hacedme caso, por favor.
“It was precisely these scenes he missed the most from his own life with Willem, the forgettable, in-between moments in which nothing seemed to be happening but whose absence was singularly unfillable.”
Que no te lleva de la mano. Que, de hecho, ni siquiera te deja estar mucho tiempo en este mundo: te arroja a un vacío, a un abismo cavernoso por el que caes. Siempre caes.
Sentirás que en ocasiones la caída parece no estar, y en esos momentos sentirás un dolor diferente, gradual, una rozadura que acaba abriéndote una grave lesión en todo tu cuerpo.
Me recuerdan estas partes, estas partes donde todo parece de peligro menos inminente pero que tienen una tensión AGOBIANTE, INSOPORTABLE, a la técnica de tortura de la gota, citando su definición: "Consistía en inmovilizar a un reo en decúbito supino —tumbado boca arriba—, de modo que le cayera sobre la frente una gota de agua fría cada cinco segundos.1 Después de algunas horas, el goteo continuo provocaba daño físico en su piel, similar al que sufren las yemas de los dedos después de un baño de inmersión.
Pero la verdadera tortura para la víctima era la locura que le provocaría el no poder dormir, debido a la constante interrupción de las gotas, ni tampoco poder beber esa agua cuando la sed atacara, con lo cual a los pocos días sobrevenía la muerte por paro cardíaco."
Eso es este libro.
“It is also then that I wish I believed in some sort of life after life, that in another universe, maybe on a small red planet where we have not legs but tails, where we paddle through the atmosphere like seals, where the air itself is sustenance, composed of trillions of molecules of protein and sugar and all one has to do is open one's mouth and inhale in order to remain alive and healthy, maybe you two are there together, floating through the climate. Or maybe he is closer still: maybe he is that gray cat that has begun to sit outside our neighbor's house, purring when I reach out my hand to it; maybe he is that new puppy I see tugging at the end of my other neighbor's leash; maybe he is that toddler I saw running through the square a few months ago, shrieking with joy, his parents huffing after him; maybe he is that flower that suddenly bloomed on the rhododendron bush I thought had died long ago; maybe he is that cloud, that wave, that rain, that mist. It isn't only that he died, or how he died; it is what he died believing. And so I try to be kind to everything I see, and in everything I see, I see him.”
Y en otras ocasiones habrá caída preparada para pulverizarte, y te darás con protuberancias afiladas de esa caverna de descenso, atravesándote y machacándote vivo. En estas partes querrás dejarlo, peor es un libro que te aborbe, que a mí me atrapa, que me agarra, que me desgarra son sus colmillos, que no me suelta y en momentos QUIERO QUE LO HAGA, porque ha sido un libro magnífico, único, devastador, un libro que me ha cambiado, que me ha CAMBIADO de una manera estridente, salvaje, agresiva, destructora.
A Little Life.
PUNTUACIÓN:
♫ Personajes: 6/5
♫ Acción: 5/5
♫ Trama: 5/5
♫ Originalidad: 5/5
♫ Desenlace: 5/5
♫ Pluma: 6/5
VALORACIÓN PERSONAL: 10.5/10!
Más reseñas aquí en el blog La Llanura de los Mil Mundos :3
VALORACIÓN PERSONAL: 10.5/10!
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piola
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