Título: The Priory of the Orange Tree
Autor: Samantha Shannon
Editorial: Bloomsbury
Canción Identificada: Teeth Of Lions Rule The Divine (Earth)
Sinopsis:
A world divided.
A queendom without an heir.
An ancient enemy awakens.
The House of Berethnet has ruled Inys for a thousand years. Still unwed, Queen Sabran the Ninth must conceive a daughter to protect her realm from destruction—but assassins are getting closer to her door.
Ead Duryan is an outsider at court. Though she has risen to the position of lady-in-waiting, she is loyal to a hidden society of mages. Ead keeps a watchful eye on Sabran, secretly protecting her with forbidden magic.
Across the dark sea, Tané has trained all her life to be a dragonrider, but is forced to make a choice that could see her life unravel.
Meanwhile, the divided East and West refuse to parley, and forces of chaos are rising from their sleep.
Opinión:
“We erect a statue in our own image inside ourselves - idealised, you know, but still recognisable - and then spend our lives engaged in the effort to make ourselves into its likeness.”
Cuesta mucho hacer que destaque un libro con toda la variedad de novelas de su género circulando por nuestro mundo.
No obstante, este libro destaca exitosamente en todos los campos posibles.
Comenzando por la portada.
Lo de juzgar a un libro por su portada... ¡aquí funciona la regla!
No solo resulta ser una portada espléndida (relieve, en las escamas y en las letras, juegos de colores cálidos y preciosos, y unos dibujos que claramente ha llevado mucho tiempo hacer y son maravillosamente complejos), sino que además en sí la portada muestra con total exactitud de qué va a tratar el libro a leer: mundo de fantasía épica, nuevas sociedades, dragones impactantemente trascendentes y una calidez en los personajes acogedora.
“Cloud steamed from its scales - scales of moonstone, so bright they seemed to glow from within. A crust of gem-like droplets glistened on each one. Each eye was a burning star, and each horn was quicksilver, agleam under the pallid moon.”
Además de eso, os propongo que os pongáis en el punto de vista de ese dragón de la portada, arriba en un océano de cielo vespertino envuelto en nubes, porque esa es la sensación que tendréis durante el libro: en ningún momento me he sentido con los pies sobre la tierra, y además me he encontrado apreciando la novela en ocasiones desde esa distancia en aire, observando cada parte de ella y cómo actúan por separado y cómo se ven en conjunto, y luego bajando, aunque sin siquiera rozar la realidad, a puntos de vista más cercanos al lector.
Eso es lo que hace The Priory of the Orange Tree.
Entre otras miles de cosas.
Pero comencemos con su fallo principal: la duración.
Gran sorpresa la mía al encontrarme con que no solo la portada era sensacional, sino que además, en seguido con el aspecto, el libro era gordito. Y muy, muy gordito: ni más ni menos que, en letra pequeña y en un tamaño de libro considerable, 830 páginas. Y eso siempre es de agradecer, porque supone más magia, más progresión en los personajes, más aventuras, más misterio, más acción.
Lo que ocurre es que el lazo que en pocas páginas habría estado tensado de acción en este caso lo que hace es quedarse flojo, suelto de frenesí: todo ocurre con una lenta pesadez, escenas apareciendo perezosamente y revelaciones tardando en abrirse paso.
Samantha Shannon se tira por lo menos cuatrocientas páginas introduciendo al mundo y a sus personajes, y otras cuatrocientas presentan el misterio y, en un último aliento del final, poniendo la acción que tanto es deseada.
Por otro lado, eso es lo que espera encontrarse de un libro de fantasía épica en el que ronde la trama alrededor de una intrigante política de organización social, y es lo que para bien o para mal nos presenta esta idea de un nuevo y fantástico mundo.
De todas formas, como si la escritora desea tirarse mil páginas de introducción: la introducción que hace es excelente, muestra de pies a cabeza a nuestros complejos personajes, entabla con maestría unas tiernas y reforzadas relaciones entre ellos, y nos envuelve en las intrigas de la corte y en el mundo creado por ella.
“That is the problem with stories, child. The truth in them cannot be weighed.”
Es, así, una ambientación extraordinaria: leyendas de héroes y princesas que pueden estar más retorcidas que lo que en los cuentos se narra; dragones sabios y venerados, gloriosos y en carne y hueso; enredos en palacio; alquimia; magos; hermandades; religión; cultura...
“We may be small, and we may be young, but we will shake the world for our beliefs.”
La realidad que se presenta está tan detallada que es sencillamente imposible no admirar cada detalle de su complejidad estilística y profundizada, que viene con precisión representada con una pluma elegante, elocuente y muy descriptiva.
La historia tiene un sentido definitivamente global: puestas las cuatro voces narrativas en distintos puntos del mundo, nos sumergimos en cada uno de sus puntos de vista intercalando eventos, conflictos, problemas y pensamientos, todo a tiempo que tratamos de desenmarañar el nudo hasta llegar a su centro, donde los viajes de cada uno de ellos acabarán por tocarse y encontrarse en unas situaciones no del todo favorables.
Mientras que intentamos entender quiénes son estos personajes, qué piensan y en qué posición social y de ideas políticas se encuentran, también vamos conociendo más acerca de su pasado, y a entender qué les ha llevado a estar en el puesto en el que se encuentran.
Todo esto sin perder el toque de sueños que invade el libro, de cuentos, de religiones y de rebeldes actos y pensamientos, bajo la amenaza de The Nameless One y con el florecer de una nueva entidad que atenta contra las ideas que se tenían de los santos que tanto son venerados en el mundo.
La cultura también me ha parecido un punto importante a mencionar: ¡¡es impresionante!!
Básicamente lo que hace Shannon es diseñar todo un sistema de la magia, todos unos nuevos territorios, nuevos idiomas, nuevas tradiciones, nuevos seres en cada punto del mapa, nuevas ideologías y distintas historias detrás de cada lugar y de cada personaje.
Se respira magia, pasión por la escritura, se presencia casi como si estuviese delante de nosotros a seres alados divinos, guerras a punto de estallar, barcos que surcan peligrosos océanos y personas que transitan el mundo a vuelo sobre los venerados dragones, así como historias que se separan y luego vuelven a encontrarse, puntos de vista de lado a lado del mapa y en situaciones muy ajenas al otro, y saltos de narrativas cercanas y emprendedoras que nos hacen de guía en un mundo en el que es muy sencillo perderse en la fantasía.
“Art is not one great act of creation, but many small ones. When you read one of my poems, you fail to see the weeks of careful work it took me to build it--the thinking, the scratched-out words, the pages I burned in disgust. All you see, in the end, is what I want you to see.”
Más aún, dioses de imagen dracónica que surcan cielo y mar, fuerte feminismo tanto en personajes como, en sorpresa mía, en la propia construcción de este rico mundo en gema, y demás cosas que otorgan a este libro un hueco especial en la estantería más famosa de libros de fantasía épica, situándose junto a El Señor de los Anillos y Canción de Hielo y Fuego, pero de nuevo destacando por su originalidad y haciendo imposible que se pueda comparar con estas dos otras piezas maestras.
¿Bien y mal? ¡Qué lejano queda esto de esta historia!
Si bien con las bases de leyendas entre ciertamente héroes y villanos, el mundo es tan abierto, y los personajes tan variopintos y peculiares, que el sentido de que tratemos de etiquetarlos al poco tiempo queda visto como un inútil.
En contra, nuestros personajes se resisten a ser definidos con sus acciones y su complejidad de pensamiento, y, en especial, con las complicadas relaciones que tienen entre ellos.
Ead, Sabran, Loth, Tané, Niclays y muchos otros rompen con los estereotipos y prueban con voces fuertes y seguras de su autenticidad que el sistema de encasillar a seres vivos es imposible de funcionar con ellos.
Batalla interna tras batalla interna, conflicto externo tras conflicto externo, sentimiento y razón en posiciones opuestas, estos personajes desbaratan todos los esquemas, crecen y cambian y hacen frente a todo mal que atenta contra ellos, luchan por lo que quieren aun si ello les lleva a dejar atrás la seguridad, y acaban, bellamente, relatándonos lo que sus ojos ven, lo que su cuerpo hace, y lo que su mente siente.
Cada uno tiene su perfil psicológico individual, ya sea adquirido en mayor medida por conocimiento obtenido por sus propias manos o conocimiento rescatado de escenas que se les han presentado en la vida.
“I do not sleep because I am not only afraid of the monsters at my door, but also of the monsters my own mind can conjure. The ones that live within.”
Así, en nociones de ser tanto exteriores como interiores, estos personajes poseen unos dotes de reflexión filosófica que nuevamente dotan al libro de esa esencia que nos hace imposible irrumpir en la lectura.
Niclays, anciano y alquimista, serio y orgulloso, en sufrimiento por su amada muerta y decidido a dejar atrás el mundo y encerrarse en recuerdos y emociones, pero arrastrado a la trama sin tener tiempo de reaccionar.
Tané, junto con Niclays, es de los personajes más a destacar que estoy poniendo en esta reseña, y es puede que de los que menos me han gustado...
Pero nuevamente... Samantha Shannon se toma tanto tiempo para perfilarla, para mostrarla, para cambiarla y para unirla a la trama que resulta imposible no sentir cariño hacia ella, no asombrarse por su humanidad y no quererla como a otro personaje más que añadir al baúl de los más increíbles de la lectura.
“To be kin to a dragon, you must not only have a soul of water. You must have the blood of the sea, and the sea is not always pure. It is not any one thing. There is darkness in it, and danger, and cruelty. It can raze great cities with its rage. Its depths are unknowable; they do not see the touch of the sun. To be a Miduchi is not to be pure, Tané. It is to be the living sea. That is why I chose you. You have a dragon’s heart.”
Sabran, justa e imparcial gobernadora, en soledad, solemne y rara vez en alegría, consumiéndose en el planteamiento de que, una vez dado a luz a su hija, será reemplazada y dejada en el olvido.
“Sabran laughed. A rare sound. Like a vein of gold hidden in rock, loathe to show itself.”
Con aterrador miedo al paso del tiempo y en constante interrogante de el sentido de su existencia, Sabran plantea un punto de vista angustiado pero a su vez tranquilamente gobernante, en paz externa y en temeroso miedo interno, enclaustrada en sí misma y con la salvadora y fielmente consejera y compañera Ead Duryan.
Ead, amable y tierna, obstinada y leal amiga de Sabran, ha sido un personaje crucial en la novela, objetivo de mis alocados amores y en toda regla abordado de misterios, que prueba su gran fidelidad por Sabran y por The Priory y da la bienvenida al lector cuando es su turno narrar con un punto de vista maduro, afilado, decidido y resuelto.
“Reading,' Ead said lightly. 'A dangerous pastime.”
Además... ¡¡¡Su relación con Sabran!!! ¡¡Menuda sorpresa, menuda maravilla!!
No solo cambian juntas, sino que evolucionan debido a la otra, se ofrecen hombros con los que apoyarse y encaran en equipo los problemas.
La cercanía de sus voces con el lector salta a la vista, pero así mismo la escritora cuida en dejar cierto distanciamiento para que no lo sepamos todo de ellas y lo tengamos que descubrir.
“Ead knew the scent of a secret. She wore it like a perfume.”
Su amistad, su amor hacia la otra, sus deseos de protegerse la una a la otra, sus palabras, sus conversaciones, sus gestos y sus silencios, han sido adecuados para quienes son, y preciosamente labrados en la historia, de manera que acertaría en decir que su relación ha sido magnífica, grandiosamente desarrollada, dulcemente apoyada, minuciosamente llevada a cabo y evolucionada.
Cómo olvidarnos de Arteloth, joven decidido y valiente, y con un corazón de oro y una lealtad de amistad con Sabran, y además el pilar más fundamental de toda la acción que transcurría en el mundo.
“You have not seen death, my lord. You have only seen the mask we put on it.”
Es tenaz, seguro de sí mismo pero dulcemente cariñoso, y las partes en las que salía él eran las de más acción, las de más intriga y las de más conocimiento de lo que ocurría tras los muros del palacio, a sombra constante de alianzas extrañas y peligro inminente.
“I have an interest in survival, Lord Arteloth. I recommend you nurture one, too.”
Los personajes eran una maravilla.
Si en el inicio de la reseña he dicho que este libro destaca entre los otros, es en especial debido a sus personajes, de veras que merece la pena leerse el libro, tanto por su ambientación mágica, como por su gran feminismo, como por sus humanizados y defectuosos personajes... Y las realistas y tiernas relaciones que tienen entre ellos.
“She had not been human in that final hour. Just a paper lantern, thin and wind-torn, clinging to the flickering remnants of a soul. Yet when there was no more to climb, and she had looked up and seen nothing but the terrible beauty of the sky, she had found the strength to rise.”
Con complejidad moral, política, social e intramental, The Priory of the Orange Tree es una novela de larga duración que con ganas muestra a unos personajes cambiantes, evolutivos y creíbles, unas relaciones complejas e igual de bien desarrolladas y un amor lento y ardiente que poco a poco se instala en nuestros corazones.
Las escenas de acción, si bien escasas, poseen una originalidad que las hacen destacar de otros libros de su género, así como con una solidez crucial en el misterio que arrastra a la novela a los terrenos más únicos que nos puede ofrecer el libro.
Otra de las cosas buenas que tiene es que en ningún momento uno sabe qué esperarse de él, lo que le lleva a seguir leyendo con ganas, tan desconocedor de a dónde depara la trama como los propios personajes, e igual de metido en la fantástica historia como ellos.
Aviso a navegantes: es la clase de lectura que se tarda en leer, que se tarda en entrar en ella, que tarda en mostrar acción y cuyos misterios quedan prendados a los personajes hasta más de la mitad del libro...
Es un libro lento, pero que, de alguna manera, ya sea por la buena caracterización de los personajes o por la pormenorizada ambientación, será imposible dejar de leer...
No es algo adictivo en el sentido de devorarlo en cuestión de pocas horas, pero es un viaje tan refrescante, tan original y tan laberíntico que las ganas de leer no abandonarán al lector hasta su última página.
Autor: Samantha Shannon
Editorial: Bloomsbury
Canción Identificada: Teeth Of Lions Rule The Divine (Earth)
Sinopsis:
A world divided.
A queendom without an heir.
An ancient enemy awakens.
The House of Berethnet has ruled Inys for a thousand years. Still unwed, Queen Sabran the Ninth must conceive a daughter to protect her realm from destruction—but assassins are getting closer to her door.
Ead Duryan is an outsider at court. Though she has risen to the position of lady-in-waiting, she is loyal to a hidden society of mages. Ead keeps a watchful eye on Sabran, secretly protecting her with forbidden magic.
Across the dark sea, Tané has trained all her life to be a dragonrider, but is forced to make a choice that could see her life unravel.
Meanwhile, the divided East and West refuse to parley, and forces of chaos are rising from their sleep.
Opinión:
“We erect a statue in our own image inside ourselves - idealised, you know, but still recognisable - and then spend our lives engaged in the effort to make ourselves into its likeness.”
Cuesta mucho hacer que destaque un libro con toda la variedad de novelas de su género circulando por nuestro mundo.
No obstante, este libro destaca exitosamente en todos los campos posibles.
Comenzando por la portada.
Lo de juzgar a un libro por su portada... ¡aquí funciona la regla!
No solo resulta ser una portada espléndida (relieve, en las escamas y en las letras, juegos de colores cálidos y preciosos, y unos dibujos que claramente ha llevado mucho tiempo hacer y son maravillosamente complejos), sino que además en sí la portada muestra con total exactitud de qué va a tratar el libro a leer: mundo de fantasía épica, nuevas sociedades, dragones impactantemente trascendentes y una calidez en los personajes acogedora.
“Cloud steamed from its scales - scales of moonstone, so bright they seemed to glow from within. A crust of gem-like droplets glistened on each one. Each eye was a burning star, and each horn was quicksilver, agleam under the pallid moon.”
Además de eso, os propongo que os pongáis en el punto de vista de ese dragón de la portada, arriba en un océano de cielo vespertino envuelto en nubes, porque esa es la sensación que tendréis durante el libro: en ningún momento me he sentido con los pies sobre la tierra, y además me he encontrado apreciando la novela en ocasiones desde esa distancia en aire, observando cada parte de ella y cómo actúan por separado y cómo se ven en conjunto, y luego bajando, aunque sin siquiera rozar la realidad, a puntos de vista más cercanos al lector.
Eso es lo que hace The Priory of the Orange Tree.
Entre otras miles de cosas.
Pero comencemos con su fallo principal: la duración.
Gran sorpresa la mía al encontrarme con que no solo la portada era sensacional, sino que además, en seguido con el aspecto, el libro era gordito. Y muy, muy gordito: ni más ni menos que, en letra pequeña y en un tamaño de libro considerable, 830 páginas. Y eso siempre es de agradecer, porque supone más magia, más progresión en los personajes, más aventuras, más misterio, más acción.
Lo que ocurre es que el lazo que en pocas páginas habría estado tensado de acción en este caso lo que hace es quedarse flojo, suelto de frenesí: todo ocurre con una lenta pesadez, escenas apareciendo perezosamente y revelaciones tardando en abrirse paso.
Samantha Shannon se tira por lo menos cuatrocientas páginas introduciendo al mundo y a sus personajes, y otras cuatrocientas presentan el misterio y, en un último aliento del final, poniendo la acción que tanto es deseada.
“In darkness, we are naked. Our truest selves. Night is when fear comes to us at its fullest, when we have no way to fight it," Ead continued. "It will do everything it can to seep inside you. Sometimes it may succeed - but never think that you are the night.”
Por otro lado, eso es lo que espera encontrarse de un libro de fantasía épica en el que ronde la trama alrededor de una intrigante política de organización social, y es lo que para bien o para mal nos presenta esta idea de un nuevo y fantástico mundo.
De todas formas, como si la escritora desea tirarse mil páginas de introducción: la introducción que hace es excelente, muestra de pies a cabeza a nuestros complejos personajes, entabla con maestría unas tiernas y reforzadas relaciones entre ellos, y nos envuelve en las intrigas de la corte y en el mundo creado por ella.
“That is the problem with stories, child. The truth in them cannot be weighed.”
Es, así, una ambientación extraordinaria: leyendas de héroes y princesas que pueden estar más retorcidas que lo que en los cuentos se narra; dragones sabios y venerados, gloriosos y en carne y hueso; enredos en palacio; alquimia; magos; hermandades; religión; cultura...
“We may be small, and we may be young, but we will shake the world for our beliefs.”
La realidad que se presenta está tan detallada que es sencillamente imposible no admirar cada detalle de su complejidad estilística y profundizada, que viene con precisión representada con una pluma elegante, elocuente y muy descriptiva.
La historia tiene un sentido definitivamente global: puestas las cuatro voces narrativas en distintos puntos del mundo, nos sumergimos en cada uno de sus puntos de vista intercalando eventos, conflictos, problemas y pensamientos, todo a tiempo que tratamos de desenmarañar el nudo hasta llegar a su centro, donde los viajes de cada uno de ellos acabarán por tocarse y encontrarse en unas situaciones no del todo favorables.
Mientras que intentamos entender quiénes son estos personajes, qué piensan y en qué posición social y de ideas políticas se encuentran, también vamos conociendo más acerca de su pasado, y a entender qué les ha llevado a estar en el puesto en el que se encuentran.
Todo esto sin perder el toque de sueños que invade el libro, de cuentos, de religiones y de rebeldes actos y pensamientos, bajo la amenaza de The Nameless One y con el florecer de una nueva entidad que atenta contra las ideas que se tenían de los santos que tanto son venerados en el mundo.
La cultura también me ha parecido un punto importante a mencionar: ¡¡es impresionante!!
Básicamente lo que hace Shannon es diseñar todo un sistema de la magia, todos unos nuevos territorios, nuevos idiomas, nuevas tradiciones, nuevos seres en cada punto del mapa, nuevas ideologías y distintas historias detrás de cada lugar y de cada personaje.
Se respira magia, pasión por la escritura, se presencia casi como si estuviese delante de nosotros a seres alados divinos, guerras a punto de estallar, barcos que surcan peligrosos océanos y personas que transitan el mundo a vuelo sobre los venerados dragones, así como historias que se separan y luego vuelven a encontrarse, puntos de vista de lado a lado del mapa y en situaciones muy ajenas al otro, y saltos de narrativas cercanas y emprendedoras que nos hacen de guía en un mundo en el que es muy sencillo perderse en la fantasía.
“Art is not one great act of creation, but many small ones. When you read one of my poems, you fail to see the weeks of careful work it took me to build it--the thinking, the scratched-out words, the pages I burned in disgust. All you see, in the end, is what I want you to see.”
Más aún, dioses de imagen dracónica que surcan cielo y mar, fuerte feminismo tanto en personajes como, en sorpresa mía, en la propia construcción de este rico mundo en gema, y demás cosas que otorgan a este libro un hueco especial en la estantería más famosa de libros de fantasía épica, situándose junto a El Señor de los Anillos y Canción de Hielo y Fuego, pero de nuevo destacando por su originalidad y haciendo imposible que se pueda comparar con estas dos otras piezas maestras.
¿Bien y mal? ¡Qué lejano queda esto de esta historia!
Si bien con las bases de leyendas entre ciertamente héroes y villanos, el mundo es tan abierto, y los personajes tan variopintos y peculiares, que el sentido de que tratemos de etiquetarlos al poco tiempo queda visto como un inútil.
En contra, nuestros personajes se resisten a ser definidos con sus acciones y su complejidad de pensamiento, y, en especial, con las complicadas relaciones que tienen entre ellos.
Ead, Sabran, Loth, Tané, Niclays y muchos otros rompen con los estereotipos y prueban con voces fuertes y seguras de su autenticidad que el sistema de encasillar a seres vivos es imposible de funcionar con ellos.
Batalla interna tras batalla interna, conflicto externo tras conflicto externo, sentimiento y razón en posiciones opuestas, estos personajes desbaratan todos los esquemas, crecen y cambian y hacen frente a todo mal que atenta contra ellos, luchan por lo que quieren aun si ello les lleva a dejar atrás la seguridad, y acaban, bellamente, relatándonos lo que sus ojos ven, lo que su cuerpo hace, y lo que su mente siente.
Cada uno tiene su perfil psicológico individual, ya sea adquirido en mayor medida por conocimiento obtenido por sus propias manos o conocimiento rescatado de escenas que se les han presentado en la vida.
“I do not sleep because I am not only afraid of the monsters at my door, but also of the monsters my own mind can conjure. The ones that live within.”
Así, en nociones de ser tanto exteriores como interiores, estos personajes poseen unos dotes de reflexión filosófica que nuevamente dotan al libro de esa esencia que nos hace imposible irrumpir en la lectura.
Niclays, anciano y alquimista, serio y orgulloso, en sufrimiento por su amada muerta y decidido a dejar atrás el mundo y encerrarse en recuerdos y emociones, pero arrastrado a la trama sin tener tiempo de reaccionar.
Tané, junto con Niclays, es de los personajes más a destacar que estoy poniendo en esta reseña, y es puede que de los que menos me han gustado...
Pero nuevamente... Samantha Shannon se toma tanto tiempo para perfilarla, para mostrarla, para cambiarla y para unirla a la trama que resulta imposible no sentir cariño hacia ella, no asombrarse por su humanidad y no quererla como a otro personaje más que añadir al baúl de los más increíbles de la lectura.
“To be kin to a dragon, you must not only have a soul of water. You must have the blood of the sea, and the sea is not always pure. It is not any one thing. There is darkness in it, and danger, and cruelty. It can raze great cities with its rage. Its depths are unknowable; they do not see the touch of the sun. To be a Miduchi is not to be pure, Tané. It is to be the living sea. That is why I chose you. You have a dragon’s heart.”
Sabran, justa e imparcial gobernadora, en soledad, solemne y rara vez en alegría, consumiéndose en el planteamiento de que, una vez dado a luz a su hija, será reemplazada y dejada en el olvido.
“Sabran laughed. A rare sound. Like a vein of gold hidden in rock, loathe to show itself.”
Con aterrador miedo al paso del tiempo y en constante interrogante de el sentido de su existencia, Sabran plantea un punto de vista angustiado pero a su vez tranquilamente gobernante, en paz externa y en temeroso miedo interno, enclaustrada en sí misma y con la salvadora y fielmente consejera y compañera Ead Duryan.
Ead, amable y tierna, obstinada y leal amiga de Sabran, ha sido un personaje crucial en la novela, objetivo de mis alocados amores y en toda regla abordado de misterios, que prueba su gran fidelidad por Sabran y por The Priory y da la bienvenida al lector cuando es su turno narrar con un punto de vista maduro, afilado, decidido y resuelto.
“Reading,' Ead said lightly. 'A dangerous pastime.”
Además... ¡¡¡Su relación con Sabran!!! ¡¡Menuda sorpresa, menuda maravilla!!
No solo cambian juntas, sino que evolucionan debido a la otra, se ofrecen hombros con los que apoyarse y encaran en equipo los problemas.
La cercanía de sus voces con el lector salta a la vista, pero así mismo la escritora cuida en dejar cierto distanciamiento para que no lo sepamos todo de ellas y lo tengamos que descubrir.
“Ead knew the scent of a secret. She wore it like a perfume.”
Su amistad, su amor hacia la otra, sus deseos de protegerse la una a la otra, sus palabras, sus conversaciones, sus gestos y sus silencios, han sido adecuados para quienes son, y preciosamente labrados en la historia, de manera que acertaría en decir que su relación ha sido magnífica, grandiosamente desarrollada, dulcemente apoyada, minuciosamente llevada a cabo y evolucionada.
Cómo olvidarnos de Arteloth, joven decidido y valiente, y con un corazón de oro y una lealtad de amistad con Sabran, y además el pilar más fundamental de toda la acción que transcurría en el mundo.
“You have not seen death, my lord. You have only seen the mask we put on it.”
Es tenaz, seguro de sí mismo pero dulcemente cariñoso, y las partes en las que salía él eran las de más acción, las de más intriga y las de más conocimiento de lo que ocurría tras los muros del palacio, a sombra constante de alianzas extrañas y peligro inminente.
“I have an interest in survival, Lord Arteloth. I recommend you nurture one, too.”
Los personajes eran una maravilla.
Si en el inicio de la reseña he dicho que este libro destaca entre los otros, es en especial debido a sus personajes, de veras que merece la pena leerse el libro, tanto por su ambientación mágica, como por su gran feminismo, como por sus humanizados y defectuosos personajes... Y las realistas y tiernas relaciones que tienen entre ellos.
“She had not been human in that final hour. Just a paper lantern, thin and wind-torn, clinging to the flickering remnants of a soul. Yet when there was no more to climb, and she had looked up and seen nothing but the terrible beauty of the sky, she had found the strength to rise.”
Con complejidad moral, política, social e intramental, The Priory of the Orange Tree es una novela de larga duración que con ganas muestra a unos personajes cambiantes, evolutivos y creíbles, unas relaciones complejas e igual de bien desarrolladas y un amor lento y ardiente que poco a poco se instala en nuestros corazones.
Las escenas de acción, si bien escasas, poseen una originalidad que las hacen destacar de otros libros de su género, así como con una solidez crucial en el misterio que arrastra a la novela a los terrenos más únicos que nos puede ofrecer el libro.
Otra de las cosas buenas que tiene es que en ningún momento uno sabe qué esperarse de él, lo que le lleva a seguir leyendo con ganas, tan desconocedor de a dónde depara la trama como los propios personajes, e igual de metido en la fantástica historia como ellos.
Aviso a navegantes: es la clase de lectura que se tarda en leer, que se tarda en entrar en ella, que tarda en mostrar acción y cuyos misterios quedan prendados a los personajes hasta más de la mitad del libro...
Es un libro lento, pero que, de alguna manera, ya sea por la buena caracterización de los personajes o por la pormenorizada ambientación, será imposible dejar de leer...
No es algo adictivo en el sentido de devorarlo en cuestión de pocas horas, pero es un viaje tan refrescante, tan original y tan laberíntico que las ganas de leer no abandonarán al lector hasta su última página.
PUNTUACIÓN
♫ Personajes: 4.5/5
♫ Acción: 2.75/5
♫ Trama: 3.5/5
♫ Originalidad: 4.75/5
♫ Desenlace: 3.5/5
♫ Pluma: 3.5/5
VALORACIÓN PERSONAL: 8/10
VALORACIÓN PERSONAL: 8/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario