Título: Mrs. Dalloway
Autor: Virginia Woolf
Editorial: Penguin Books
Canción Identificada: Organ Grinder (Marilyn Manson)
Sinopsis:
Past, present and future are brought together one momentous June day in 1923.
Clarissa Dalloway, elegant and vivacious, is preparing for a party while reminiscing about her childhood romance with Peter Walsh, and dwelling on her daughter Elizabeth's rapidly-approaching adulthood. In another part of London, war veteran Septimus Smith is shell-shocked and on the brink of madness, slowly spiralling towards self-annihilation. Their experiences mingling, yet never quite meeting, Virginia Woolf masterfully portrays a serendipitous unity of inner lives, converging as the party reaches its glittering climax.
Opinión:
Mrs. Dalloway es uno de esos libros que te tragan en su brevedad, y que por la sencilla razón de tener tan presente a la sociedad de la época, sus decoros, sus entretenimientos y, sobre todo, su visión de la desgracia, consigue hacer que nos estremezcamos en las situaciones donde menos deberían requerirlo.
“She had the perpetual sense, as she watched the taxi cabs, of being out, out, far out to sea and alone; she always had the feeling that it was very, very, dangerous to live even one day.”
La intención del libro es cruda, pero está camuflada en risas de encanto y en miradas traviesas que recuerdan al primer amor.
No hay duda de que es un libro que tiene una característica muy amena en él, una narración que explora un día en la vida de muchos diferentes personajes y encuentra su horrible final en las últimas páginas, que lleva una delicadeza en todo momento, una dulzura de la vida, pero se las apaña para que esta vivacidad sea un gélido oponente a la idea de la muerte.
La antítesis está muy remarcada, debido al hecho de que Woolf le da cabida para destrozar a la muerte, la vida en su estado vivo, en efecto, hablando por ella misma y despreciando las ideas que lleven al final de ella.
La vida se ríe, eso es lo que hace, con una crueldad elegante, risotadas sardónicas tras un pañuelo distinguido, señalando a la muerte y rechazando a quien se acerque a ella.
Juega con la muerte, también, una danza de ignorancia que acaba resultando en comentarios fuertes y afilados, todo ello mientras la vida se nos presenta con una inocencia delicada y enternecedora.
“Quiet descended on her, calm, content, as her needle, drawing the silk smoothly to its gentle pause, collected the green folds together and attached them, very lightly, to the belt. So on a summer’s day waves collect, overbalance, and fall; collect and fall; and the whole world seems to be saying “that is all” more and more ponderously, until even the heart in the body which lies in the sun on the beach says too, That is all. Fear no more, says the heart. Fear no more, says the heart, committing its burden to some sea, which sighs collectively for all sorrows, and renews, begins, collects, lets fall. And the body alone listens to the passing bee; the wave breaking; the dog barking, far away barking and barking.”
La vida, la muerte, muy presentes en este libro.
La vida en su esplendor, radiante, dulce y cercana; y la muerte como idea, acercándose y entrecortada, hasta encontrar su llegada en el último momento.
“First a warning, musical; then the hour, irrevocable. The leaden circles dissolved in the air.”
Estoy segura de que habréis oído de su final... Yo, en una sinopsis misma del libro que leí, me encontré sabiéndolo. Pero por si acaso no quiero decir muchos detalles.
Lo único que me gustaría decir es que he sentido frío con él, aun sabiendo cómo iba a acabar era inesperado por una razón que me ha dejado un vacío dentro.
No era una prosa de glacial impasibilidad, era más bien... De nuevo, la vida ignorando, la vida disfrutando de ella misma, la vida pasando por alto una trágica situación al ya no concernirle... Despreocupación, descaro elegante, simpleza radiante y fuertes risas de diversión sepultando al sonido apagado de la muerte.
“A thing there was that mattered; a thing, wreathed about with chatter, defaced, obscured in her own life, let drop every day in corruption, lies, chatter. This he had preserved. Death was defiance. Death was an attempt to communicate; people feeling the impossibility of reaching the centre which, mystically, evaded them; closeness drew apart; rapture faded, one was alone. There was an embrace in death.”
Un estilo de Shakespeare desgarrador pero sin el drama que debería ocasionar... Lo que lo hace si cabe más frío el final, más desalmado.
Ha sido lo más estremecedor del relato, más incluso que saber de la muerte en las ideas de quien pertenece a la vida.
Qué decir; ha sido la primera novela que me leo de Virginia Woolf, y me ha parecido una obra maestra dada su extensión.
No hay duda de que tiene un talento portentoso, una tranquilidad suma para narrar los momentos más crueles, y una capacidad inhumana para mantener la mirada en la esperanza cuando está quebrantando a su mundo con los eventos que atenazan esta novela.
“Fear no more, says the heart, committing its burden to some sea, which sighs collectively for all sorrows, and renews, begins, collects, lets fall”
El colectivo de sus personajes nos da la bienvenida con saludos distintos y apariencias distintas: no hay uno solo que se parezca al otro, y allá en los recovecos de su mente todo es un deleitable caos ordenado.
Los recuerdos saltan cuando son llamados a ello, los gustos son los que hablan en ocasiones, las opiniones tiñen de subjetividad la novela.
De hecho, algo fascinante de este libro es que su forma de comunicación es mediante el entrelazamiento subjetivo que tienen los personajes.
Me sigue dejando anonadada el estilo que tiene Woolf para compaginar aquí y allá diferentes puntos de vista, saltando de un personaje a otro, ya sea un principal o totalmente secundario, con una desenvoltura y fluidez que me quita la respiración.
De un párrafo a otro, de una frase a otra incluso, sin que haya pausa alguna y se corte la narrativa, cambiamos del punto de vista de uno de los personajes a otro que estaba cercano a este anterior, y esto es interesante porque no he notado apenas situación que tuviese objetividad, ni siquiera en descripciones de lugares... Todo estaba contado desde el punto de vista de varios, muchos personajes, unidos por lo que aún no ha pasado pero por lo que va a pasar.
“Did it matter then, she asked herself, walking towards Bond Street, did it matter that she must inevitably cease completely? All this must go on without her; did she resent it; or did it not become consoling to believe that death ended absolutely?”
Es una perspectiva muy interior la de la novela, una mirada al mundo desde diferentes ojos en diferentes momentos, detallándolo únicamente gracias a todos los puntos de vista que hay, mostrándonos que el mundo que conocemos es un mundo inapelablemente subjetivo, pero que podemos sobrevivir a esta ilusión si conocemos distintos puntos de vista sobre el mismo.
Es un flujo de pensamientos, qué digo, una tormenta de ideas y una corriente de palabras, la novela provoca una sensación de malestar, como si su ritmo formase un extraño remolino que anticipa un huracán que no podemos ver de momento.
“He thought her beautiful, believed her impeccably wise; dreamed of her, wrote poems to her, which, ignoring the subject, she corrected in red ink.”
En cuanto a los personajes del relato, dentro de ese movimiento continuo de opiniones y de pensamientos y de sensaciones, destacan la imparable e independiente Mrs. Dalloway y el infortunado y desquiciado Waren Smith... Loco a unos niveles que le hacen ser rebelde ante la sociedad, con la barbilla alzada y deseoso de la muerte, derrumbado en depresiones y víctima de médicos que dirigen como figuras venerablemente autoritarias al mundo en ocasiones.
Su lenguaje es sórdido, en la simpleza está esa crueldad descarnada, y Septimus se encuentra aferrado al delirio de una manera impenetrable, enzarzado en una pelea con la vida, que qué mejor que decir que la misma está personificada en la señorita Dalloway.
“So he was deserted. The whole world was clamouring: Kill yourself, kill yourself, for our sakes. But why should he kill himself for their sakes? Food was pleasant; the sun hot; and this killing oneself, how does one set about it, with a table knife, uglily, with floods of blood, - by sucking a gaspipe? He was too weak; he could scarcely raise his hand. Besides, now that he was quite alone, condemned, deserted, as those who are about to die are alone, there was a luxury in it, an isolation full of sublimity; a freedom which the attached can never know.”
Su prosa es extraña, introduce una delicadeza falsa, una lírica preciosa para narrar el mundo pero que se mantiene con el mismo tono de tranquilidad aun cuando la situación muestra señales de querer hacernos gritar. Sus pinceladas son sutiles, pensadas de antemano, suaves y vivas en sosiego.
“Clarissa had a theory in those days - they had heaps of theories, always theories, as young people have. It was to explain the feeling they had of dissatisfaction; not knowing people; not being known. For how could they know each other? You met every day; then not for six months, or years. It was unsatisfactory, they agreed, how little one knew people. But she said, sitting on the bus going up Shaftesbury Avenue, she felt herself everywhere; not 'here, here, here'; and she tapped the back of the seat; but everywhere. She waved her hand, going up Shaftesbury Avenue. She was all that. So that to know her, or any one, one must seek out the people who completed them; even the places. Odd affinities she had with people she had never spoke to, some women in the street, some man behind a counter - even trees, or barns. It ended in a transcendental theory which, with her horror of death, allowed her to believe, or say that she believed (for all her scepticism), that since our apparitions, the part of us which appears, are so momentary compared with the other, the unseen part of us, which spreads wide, the unseen might survive, be recovered somehow attached to this person or that, or even haunting certain places, after death. Perhaps - perhaps.”
Ha sido muy interesante leer esta novela, porque allá donde en la actualidad todos buscan como locos que el culmen de las novelas y la tensión final esté en una intensidad infernal, Virginia Woolf lo que hace es pasarse al nivel del infierno de hielo, continuando con su calma narrativa y con esa sonrisa tan impertérrita que debía tener en su marmóreo rostro mientras, aun con este estilo tan mecedor, tan de cuna y en susurros de nana, nos lleva por delante hasta su conclusión.
Ha sido un relato intenso en delicadeza, un rumor que me alentaba a dejarme llevar por sus palabras soñadoras, pero que tenía ciertos toques de frialdad cortante, los dos míticos adversarios de la vida y la muerte impuestos en dos personajes que llevan la novela, y rodeados de un paisaje de opiniones, de maneras y de elegancia que evadía siquiera el pensamiento de la inestabilidad que podía sucederles, y que lo hace, en su final.
Una lectura llamativa, con un avance peculiarmente sosegado y un desarrollo tranquilamente representante de un día normal en esa época retratada, y que continúa en afable comodidad incluso en el desequilibrio que acaba por azotar a los personajes, en su conclusión estando la sonrisa pacíficamente burlona de la vida y la sonrisa plácidamente victoriosa de la muerte.
Autor: Virginia Woolf
Editorial: Penguin Books
Canción Identificada: Organ Grinder (Marilyn Manson)
Sinopsis:
Past, present and future are brought together one momentous June day in 1923.
Clarissa Dalloway, elegant and vivacious, is preparing for a party while reminiscing about her childhood romance with Peter Walsh, and dwelling on her daughter Elizabeth's rapidly-approaching adulthood. In another part of London, war veteran Septimus Smith is shell-shocked and on the brink of madness, slowly spiralling towards self-annihilation. Their experiences mingling, yet never quite meeting, Virginia Woolf masterfully portrays a serendipitous unity of inner lives, converging as the party reaches its glittering climax.
Opinión:
Mrs. Dalloway es uno de esos libros que te tragan en su brevedad, y que por la sencilla razón de tener tan presente a la sociedad de la época, sus decoros, sus entretenimientos y, sobre todo, su visión de la desgracia, consigue hacer que nos estremezcamos en las situaciones donde menos deberían requerirlo.
“She had the perpetual sense, as she watched the taxi cabs, of being out, out, far out to sea and alone; she always had the feeling that it was very, very, dangerous to live even one day.”
La intención del libro es cruda, pero está camuflada en risas de encanto y en miradas traviesas que recuerdan al primer amor.
No hay duda de que es un libro que tiene una característica muy amena en él, una narración que explora un día en la vida de muchos diferentes personajes y encuentra su horrible final en las últimas páginas, que lleva una delicadeza en todo momento, una dulzura de la vida, pero se las apaña para que esta vivacidad sea un gélido oponente a la idea de la muerte.
La antítesis está muy remarcada, debido al hecho de que Woolf le da cabida para destrozar a la muerte, la vida en su estado vivo, en efecto, hablando por ella misma y despreciando las ideas que lleven al final de ella.
La vida se ríe, eso es lo que hace, con una crueldad elegante, risotadas sardónicas tras un pañuelo distinguido, señalando a la muerte y rechazando a quien se acerque a ella.
Juega con la muerte, también, una danza de ignorancia que acaba resultando en comentarios fuertes y afilados, todo ello mientras la vida se nos presenta con una inocencia delicada y enternecedora.
“Quiet descended on her, calm, content, as her needle, drawing the silk smoothly to its gentle pause, collected the green folds together and attached them, very lightly, to the belt. So on a summer’s day waves collect, overbalance, and fall; collect and fall; and the whole world seems to be saying “that is all” more and more ponderously, until even the heart in the body which lies in the sun on the beach says too, That is all. Fear no more, says the heart. Fear no more, says the heart, committing its burden to some sea, which sighs collectively for all sorrows, and renews, begins, collects, lets fall. And the body alone listens to the passing bee; the wave breaking; the dog barking, far away barking and barking.”
La vida, la muerte, muy presentes en este libro.
La vida en su esplendor, radiante, dulce y cercana; y la muerte como idea, acercándose y entrecortada, hasta encontrar su llegada en el último momento.
“First a warning, musical; then the hour, irrevocable. The leaden circles dissolved in the air.”
Estoy segura de que habréis oído de su final... Yo, en una sinopsis misma del libro que leí, me encontré sabiéndolo. Pero por si acaso no quiero decir muchos detalles.
Lo único que me gustaría decir es que he sentido frío con él, aun sabiendo cómo iba a acabar era inesperado por una razón que me ha dejado un vacío dentro.
No era una prosa de glacial impasibilidad, era más bien... De nuevo, la vida ignorando, la vida disfrutando de ella misma, la vida pasando por alto una trágica situación al ya no concernirle... Despreocupación, descaro elegante, simpleza radiante y fuertes risas de diversión sepultando al sonido apagado de la muerte.
“A thing there was that mattered; a thing, wreathed about with chatter, defaced, obscured in her own life, let drop every day in corruption, lies, chatter. This he had preserved. Death was defiance. Death was an attempt to communicate; people feeling the impossibility of reaching the centre which, mystically, evaded them; closeness drew apart; rapture faded, one was alone. There was an embrace in death.”
Un estilo de Shakespeare desgarrador pero sin el drama que debería ocasionar... Lo que lo hace si cabe más frío el final, más desalmado.
Ha sido lo más estremecedor del relato, más incluso que saber de la muerte en las ideas de quien pertenece a la vida.
Qué decir; ha sido la primera novela que me leo de Virginia Woolf, y me ha parecido una obra maestra dada su extensión.
No hay duda de que tiene un talento portentoso, una tranquilidad suma para narrar los momentos más crueles, y una capacidad inhumana para mantener la mirada en la esperanza cuando está quebrantando a su mundo con los eventos que atenazan esta novela.
“Fear no more, says the heart, committing its burden to some sea, which sighs collectively for all sorrows, and renews, begins, collects, lets fall”
El colectivo de sus personajes nos da la bienvenida con saludos distintos y apariencias distintas: no hay uno solo que se parezca al otro, y allá en los recovecos de su mente todo es un deleitable caos ordenado.
Los recuerdos saltan cuando son llamados a ello, los gustos son los que hablan en ocasiones, las opiniones tiñen de subjetividad la novela.
De hecho, algo fascinante de este libro es que su forma de comunicación es mediante el entrelazamiento subjetivo que tienen los personajes.
Me sigue dejando anonadada el estilo que tiene Woolf para compaginar aquí y allá diferentes puntos de vista, saltando de un personaje a otro, ya sea un principal o totalmente secundario, con una desenvoltura y fluidez que me quita la respiración.
De un párrafo a otro, de una frase a otra incluso, sin que haya pausa alguna y se corte la narrativa, cambiamos del punto de vista de uno de los personajes a otro que estaba cercano a este anterior, y esto es interesante porque no he notado apenas situación que tuviese objetividad, ni siquiera en descripciones de lugares... Todo estaba contado desde el punto de vista de varios, muchos personajes, unidos por lo que aún no ha pasado pero por lo que va a pasar.
“Did it matter then, she asked herself, walking towards Bond Street, did it matter that she must inevitably cease completely? All this must go on without her; did she resent it; or did it not become consoling to believe that death ended absolutely?”
Es una perspectiva muy interior la de la novela, una mirada al mundo desde diferentes ojos en diferentes momentos, detallándolo únicamente gracias a todos los puntos de vista que hay, mostrándonos que el mundo que conocemos es un mundo inapelablemente subjetivo, pero que podemos sobrevivir a esta ilusión si conocemos distintos puntos de vista sobre el mismo.
Es un flujo de pensamientos, qué digo, una tormenta de ideas y una corriente de palabras, la novela provoca una sensación de malestar, como si su ritmo formase un extraño remolino que anticipa un huracán que no podemos ver de momento.
“He thought her beautiful, believed her impeccably wise; dreamed of her, wrote poems to her, which, ignoring the subject, she corrected in red ink.”
En cuanto a los personajes del relato, dentro de ese movimiento continuo de opiniones y de pensamientos y de sensaciones, destacan la imparable e independiente Mrs. Dalloway y el infortunado y desquiciado Waren Smith... Loco a unos niveles que le hacen ser rebelde ante la sociedad, con la barbilla alzada y deseoso de la muerte, derrumbado en depresiones y víctima de médicos que dirigen como figuras venerablemente autoritarias al mundo en ocasiones.
Su lenguaje es sórdido, en la simpleza está esa crueldad descarnada, y Septimus se encuentra aferrado al delirio de una manera impenetrable, enzarzado en una pelea con la vida, que qué mejor que decir que la misma está personificada en la señorita Dalloway.
“So he was deserted. The whole world was clamouring: Kill yourself, kill yourself, for our sakes. But why should he kill himself for their sakes? Food was pleasant; the sun hot; and this killing oneself, how does one set about it, with a table knife, uglily, with floods of blood, - by sucking a gaspipe? He was too weak; he could scarcely raise his hand. Besides, now that he was quite alone, condemned, deserted, as those who are about to die are alone, there was a luxury in it, an isolation full of sublimity; a freedom which the attached can never know.”
Su prosa es extraña, introduce una delicadeza falsa, una lírica preciosa para narrar el mundo pero que se mantiene con el mismo tono de tranquilidad aun cuando la situación muestra señales de querer hacernos gritar. Sus pinceladas son sutiles, pensadas de antemano, suaves y vivas en sosiego.
“Clarissa had a theory in those days - they had heaps of theories, always theories, as young people have. It was to explain the feeling they had of dissatisfaction; not knowing people; not being known. For how could they know each other? You met every day; then not for six months, or years. It was unsatisfactory, they agreed, how little one knew people. But she said, sitting on the bus going up Shaftesbury Avenue, she felt herself everywhere; not 'here, here, here'; and she tapped the back of the seat; but everywhere. She waved her hand, going up Shaftesbury Avenue. She was all that. So that to know her, or any one, one must seek out the people who completed them; even the places. Odd affinities she had with people she had never spoke to, some women in the street, some man behind a counter - even trees, or barns. It ended in a transcendental theory which, with her horror of death, allowed her to believe, or say that she believed (for all her scepticism), that since our apparitions, the part of us which appears, are so momentary compared with the other, the unseen part of us, which spreads wide, the unseen might survive, be recovered somehow attached to this person or that, or even haunting certain places, after death. Perhaps - perhaps.”
Ha sido muy interesante leer esta novela, porque allá donde en la actualidad todos buscan como locos que el culmen de las novelas y la tensión final esté en una intensidad infernal, Virginia Woolf lo que hace es pasarse al nivel del infierno de hielo, continuando con su calma narrativa y con esa sonrisa tan impertérrita que debía tener en su marmóreo rostro mientras, aun con este estilo tan mecedor, tan de cuna y en susurros de nana, nos lleva por delante hasta su conclusión.
Ha sido un relato intenso en delicadeza, un rumor que me alentaba a dejarme llevar por sus palabras soñadoras, pero que tenía ciertos toques de frialdad cortante, los dos míticos adversarios de la vida y la muerte impuestos en dos personajes que llevan la novela, y rodeados de un paisaje de opiniones, de maneras y de elegancia que evadía siquiera el pensamiento de la inestabilidad que podía sucederles, y que lo hace, en su final.
Una lectura llamativa, con un avance peculiarmente sosegado y un desarrollo tranquilamente representante de un día normal en esa época retratada, y que continúa en afable comodidad incluso en el desequilibrio que acaba por azotar a los personajes, en su conclusión estando la sonrisa pacíficamente burlona de la vida y la sonrisa plácidamente victoriosa de la muerte.
PUNTUACIÓN
♫ Personajes: 3.5/5
♫ Acción: 2.75/5
♫ Trama: 3.75/5
♫ Originalidad: 3.5/5
♫ Desenlace: 3/5
♫ Pluma: 4.5/5
VALORACIÓN PERSONAL: 8/10
Más reseñas aquí en el blog La Llanura de los Mil Mundos :3
VALORACIÓN PERSONAL: 8/10
Más reseñas aquí en el blog La Llanura de los Mil Mundos :3
No hay comentarios:
Publicar un comentario