RESEÑA:
PARADE
Título: Parade
Autor: Shuichi Yoshida
Editorial: Penguin Random House
Canción Identificada: Violent Pornography (System of a Down)
Sinopsis:
Autor: Shuichi Yoshida
Editorial: Penguin Random House
Canción Identificada: Violent Pornography (System of a Down)
Sinopsis:
Four twenty-somethings share an apartment in Tokyo. In Parade each tells their story: their lives, their hopes and fears, their loves, their secrets.
Kotomi waits by the phone for a boyfriend who never calls. Ryosuke wants someone that he can’t have. Mirai spends her days drawing and her nights hanging out in gay bars. Naoki works for a film company, and everyone treats him like an elder brother. Then Satoru turns up. He’s eighteen, homeless, and does night work of a very particular type.
In the next-door apartment something disturbing is going on. And outside, in the streets around their apartment block, there is violence in the air. From the writer of the cult classic Villain, Parade is a tense, disturbing, thrilling tale of life in the city.
Opinión personal:
“If you break out of this world you’ll find this world again, only one size larger . . .”
Tras varios meses sin publicar entradas en el blog, he regresado con una larga lista de lecturas que tengo pendientes para reseñar, todo a su debido tiempo, pero como siempre, con todas las ganas posibles para dejar calar mi opinión en los lectores que estén interesados en la crítica que pueda hacer de los libros.
Y qué mejor forma de abrir esta nueva bienvenida que con Parade, un libro que lleva de viaje en mis pensamientos tanto tiempo que ya lo siento como parte de mí. Y más adecuado es ahora que, además, me estoy leyendo otro libro del escritor, lo cual se añade al hecho de que Parade es, posiblemente, uno de los mejores libros que me vaya a leer en todo este 2022.
Realmente, Parade es un libro que roza el sarcasmo y la fricción narrativa, es decir, en cierto sentido queda crudo a la vista de muchos, se hace desagradable por el hecho de ser pasivo, una especie de amargor que, aunque se camufla con interacciones sociales, no deja de querer decirnos que en el fondo estamos solo nosotros con nosotros mismos, y el mundo de afuera (lo que nos asusta, lo que nos gusta, lo que nos desconsuela), tan solo proviene de lo que asimilamos desde dentro.
Parade es una excelente obra que ya adelanto que puede costar digerir, se hace fuerte y también extraña, quizá puede parecer que carece de rumbo, pero os aseguro que entrar en ella es una destrucción placentera, la clase de destrucción que, leyendo entre líneas, descubres que es increíblemente divertida de experimentar.
Vayamos a ello pues, poco a poco y, como siempre, orientado a mi crítica personal:
¿De qué trata?
Parade es una novela que yo pondría como muy polifacética, y quizá subraye esta característica como la más importante debido a que es una poli-narración, es decir, los protagonistas son múltiples, todos asentados en un acomodado piso que tiene más de anulación de sus personalidades que de seguridad. Al inicio, esto puede parecer extraño, pero os aseguro que Parade trata eso son gran maña: es una especie de desfile de máscaras, donde no importa quién uno es, lo que importa es que todos están en fila, alineados, como si los humanos fuéramos, en cierto sentido, una especie de cadena sentimental: no somos sin los otros, por lo que somos eslabones que dependen del tirón que ejerzan los demás sobre nuestros cuerpos.
Parade es una lectura fácil, eso desde luego. Se lee del tirón, es ágil, intensa, y, en especial, posee esa clase de reflexión en la que no abundan las palabras ostentosas, sino que tiende a un lenguaje fácil, coloquial, ácido, una especie de desafío que te anima a seguir el juego a la historia.
Para ser más concretos, Parade es una novela que tiene lugar en una múltiple perspectiva: contada desde el punto de vista de cinco personajes, en primera persona del pasado y cada capítulo narrado desde una perspectiva diferente, entramos dentro de la realidad subjetiva de cada uno. Y lo mejor que se puede decir del libro es que es un libro humano porque nos enseña a deshumanizarnos; es la clase de libro que habla sobre algo que trata de erradicar, y no hay mejor enemigo que lo que parte del propio amigo, ¿no es cierto?
La historia sigue la perspectiva de estos cinco personajes, cuatro de los cuales comparten un piso en Tokio. Son jóvenes, en edad de estar en la universidad, si bien Shuichi Yoshida trabaja el hecho de que nada queda aislado, todo entra en consonancia con todo, y al final lo único que guía sus vidas es su "idea" de tener cierta identidad: lo que piensan que son los hace ser lo que son, sus actos no concuerdan con sus pensamientos, pero surgen de ellos.
“When people count on someone, the person they’re counting on doesn’t realise it. I mean - they might notice it, but they don’t understand how seriously, how desperately, the other person’s depending on them.”
Siento si suena ambiguo, pero en cierto sentido esta es una lectura que cuesta asimilar de manera rápida, ya que el escritor trabaja dos hechos muy concretos en la historia: por un lado, la dejadez, siendo personajes que viven de la indiferencia y se alimentan de su desgana y su ridículo; y, por otro lado, trabaja la rumiación, es decir, un pensamiento circundante que se enrosca en los cerebros, que cada uno lo piensa diferente, pero que está ahí, ensuciando los actos y trastocando las cosas.
Estos cuatro estudiantes y trabajadores jóvenes encuentran que su vida da un extraño giro no solo por sus complejas ambiciones y sus sinsentidos personales, sino también por tres cosas decisivas: en primer lugar, la fantasía, que los hace dudar su el piso de al lado, de sus vecinos, es en realidad un prostíbulo ilegal; en segundo lugar, una serie de macabros asesinatos que tienen poco de filosóficos y rozan la agresividad en su sentido más descarnado; y, en tercer lugar, la llegada a su piso de un joven extraño que tiene una vida aún más extraña, con un trabajo nocturno misterioso que nos deja con innumerables incógnitas.
La mezcla de estos tres enigmas aparentemente desligados nos hace plantearnos cuánto podrán tener en común: ¿estarán conectados? ¿Importa que lo estén?
La desidia, la muerte, la burla, el desdén, la desconfianza y el descaro, todo se consolida en esta novela hasta hacer de la misma una especie de cóctel de impasibilidad: no somos nada hasta que otros no nos piensan, nosotros como personas dentro de nosotras mismas somos algo que no existe hasta que nadie nos lo confirma.
Si la maldad es un constructo social, si la amistad también se ciñe en términos de vocabulario, lo que queda de nosotros, lo que queremos hacer llegar al mundo, en realidad son palabras que no suenan, silencios profundos: no somos nada hasta que otros nos digan lo contrario.
Ser bueno, ser malo, ser amable, ser empático, todo circula siempre que el tráfico de las interacciones sociales nos permita ser visibles. Porque quizá no haya desfile más humillante que la negación: que no nos permitan ser vistos, que no nos permitan vernos a nosotros mismos (darnos identidad), puede ser mucho más mortal que el simple hecho de que nos odien.
¿El crimen está justificado? ¿El crimen sigue siendo crimen incluso si absolutamente todos decidimos ignorarlo? ¿Qué transforma la pasividad en agresión? ¿Qué nos hace existir en un mundo que decide, súbitamente, que no somos suficiente?
Una trama en la que domina la interacción, la desidia, la ambigüedad, y, en especial, el inconformismo: una trama, en resumen, impecable
Es evidente que, en situaciones de muertes y dolor, todo siempre tiende a la intensidad emocional, a la ira, a ese curioso despotismo del terror. Pero me parece que Yoshida quiere dominar otra clase de miedo: quiere hacernos temer la superficialidad. Es decir, quizá lo que más nos deba asustar sea precisamente esa centración que muchos tenemos por lo que solo llega a la superficie... ¿y si no tenemos miedo del asesinato, ni del asesino, sino de algo mucho más vulgar?
Muchos de los orígenes del miedo están en las cosas más nimias de la vida: nos asusta que no nos contesten a un mensaje online, nos asusta no estar "a la altura" de un traje que nos acabamos de comprar, nos asusta no reservar correctamente en un restaurante, o que no nos saluden al vernos de manera cálida... nos asusta sentir asco por cosas que no deberían dárnoslo, odiar a gente por la que en realidad sentimos cierto aprecio, trabajar en cosas que no nos llenan como personas, sentir que falta algo, algo inconcreto, algo que no da ni el dinero, ni el amor, ni esas cosas que supuestamente nos hacen ser personas y funcionar en cada país al que hemos sido "entregados" al mundo. Nos asusta ser nosotros mismos sin saber por qué lo somos, movernos sin entender qué nos lleva a hacerlo... Los personajes de Parade no buscan lo profundo, no se plantean qué lleva a Satoru a, repentinamente, entrar en sus vidas y quedarse a vivir, como un completo desconocido, en su piso... no se plantean qué hace que un asesino esté matando salvajemente a mujeres por las calles nocturnas, ni siquiera les interesa realmente saber la razón de que el piso de al lado esté llevado por un prostíbulo secreto... Hay algo en sus vidas, algo inconcreto, que los sitúa en cierto desaliño moral, como si no importara el qué es correcto, es más una especie de corriente que los lleva...
Parade es una historia con una trama atrevida, porque no mete incógnitas, sino que simplemente retuerce las cosas, ensucia las heridas y deshace los vendajes de los brazos, todo queda en el aire, en una deshonesta tormenta de identidades varias.
La superficialidad toma la palabra, creando así a personajes que son increíbles por su extremo nivel de detallismo, siendo éste un detallismo sucio, es decir, cosas únicas que los hacen raros a la vista, los hacen despuntar, porque son vulgares pero, al mismo tiempo, son irreemplazables.
Pongamos como ejemplo al novio de Kotomi: un novio que es famoso, que es una estrella mediática, que ha perdido el contacto con su novia y cronometra el tiempo que tarda en ponerse un condón. La razón de esto siempre quedará suspendida en el aire.
Resulta raro de leer, pero luego, siempre cabe plantearse cuánto tenemos de extraños en nosotros: ¿somos desconocidos para nosotros mismos?
¿Qué lleva a Kotomi a descuidarse a sí misma, quedarse obsesionada cin las telenovelas baratas, u obcecarse con las ausentes llamadas de un novio que decididamente ha perdido el interés por ella? ¿Qué lleva a Ryosuke a experimentar una especie de despersonalización cada vez que se enamora de lo prohibido, o, precisamente, que siente amor por lo imposible? ¿Qué hace que Ryosuke se eche a llorar simplemente porque su lío amoroso le prepara el desayuno, sin venir a cuento, realmente sin contexto? ¿Por qué Mirai solo conoce tranquilidad cuando ve películas pornográficas de violaciones y matanzas sentimentales? ¿Cuál es la razón de que Naoki, el más responsable de todos, sienta que nadie lo está viendo, que existe en base a su empresa de películas, y que, fuera de ella, algo desaparece de sí mismo? ¿Por qué Satoru decide dormir una noche en una casa completamente ajena, y desaparecer el resto de noches para simplemente vivir una vida que no es la suya? ¿Qué lleva a todos estos personajes a reunirse en un mismo piso, a compartir lavabo, váter, fregadero, comida, cama, y, aun así, sentir que en el piso dejan de ser ellos, que el piso olvida sus nombres, sus caras, sus personalidades, los traga enteros en un mar de ninguneo?
La trama no es acelerada, y, de hecho, me gusta precisamente porque tiene el mismo tono, el tono de que nada cambia ni siquiera aunque lo desees con todas tus fuerzas, y eso es algo que en cierto modo quita importancia a las cosas más destacables para el ojo humano, y sitúa la tensión en lo más mundano.
Para sus poco más de 200 páginas, Parade es una historia que progresivamente deshace los significados profundos: ¿por qué siempre queremos tener ese interés en llegar al núcleo de todas las cosas? Todos nos relacionamos en base a lo más básico y esencial: generalizamos, interaccionamos con los sesgos del pensamiento, vemos un mundo reducido, un mundo que, como se dice en el libro, si escapamos de él, en el fondo estaremos en este mismo mundo, solo que simplemente de un tamaño más grande.
Personajes variados, minuciosamente complejos, expuestos como despersonalidades, trozos de un "algo" que conforma la historia: la base de el juicio y la obnubilación de la novela se basa en la extrema subjetividad de todo lo que acontece en ella
Siendo una historia llevada por completo por las interacciones sociales, es sorprendente lo mucho que dice de los personajes que ellos sean menos ellos mismos cuando están con la gente.
Por ejemplo, en cierto momento, Naoki deja vislumbrar una parte de sí mismo, cuando afirma que, huyendo de sus padres, se escondió en una cabaña, donde pasó la noche: una cabaña de otra persona, en la que no era NECESARIO entrar, pero su cuerpo, su instinto, le llevó a hacerlo: tenía que romper la ventana, simplemente porque TENÍA que hacerlo, la parte racional de la mente no era capaz de luchar contra esa extraña necesidad de simplemente meterse en una casa ajena... no por supervivencia, sino por gusto.
“It was tough coming to the realization that I wasn’t interested in anything, though realizing it didn’t mean I could then immediately find something to engage my interest. I tried to think of something. Maybe I could study a foreign language or study abroad in Rome or somewhere? Or, more realistically, grab some guy I knew and have a destination wedding abroad. But everything I could think of was based on how envious it would make people, not on any genuine interest I might have.”
Mirai se plantea, de pronto, la necesidad de afirmar que en este mundo todos somos estrellas... y si todos somos estrellas, y nadie sobresale, entonces, tal y como ella razona, ninguno somos estrellas ni somos espaciales, lo cual, nuevamente, lleva al mismo pensamiento: existimos si nos delimitamos, existimos si nos diferenciamos... existimos si dejamos atrás a los demás. La única forma de vernos es poniendo bordes a la identidad de las otras personas, diferenciando a unos de otros.
Cada personaje es completamente único en aspectos minimalistas, es decir, superficiales: uno dice cosas extrañas mientras sueña, el otro busca clientes en los sitios más insospechados, la chica que quiere dejar atrás la violencia doméstica de su infancia se encuentra coleccionado como loca películas de violencia doméstica... o, por ejemplo, Satoru encuentra como satisfactorio, como una parte de sí mismo, meterse en casas ajenas y rebuscar entre sus cosas personales tratando de comprender a los demás.
Todos son criminales al tiempo que dejan de serlo, y la realidad se mezcla con la ficción: sus ideas se oscurecen con deseos, sus pasiones entran en choque con la rabia, y todo es un bucle interminable.
Ryosuke, un personaje que me llamó mucho la atención, es una persona que se dedica a mirar desde el balcón a la calle y a la carretera, deseando que se produzca un accidente de coche, porque necesita verlo, necesita comprobar cómo suceden esas cosas. Son pensamientos vagos, ideas que a todos nos pueden pasar por la cabeza... minimalismos, como digo, que conforman una historia extremadamente detallada, hasta que todo se desdibuja, los personajes se pierden, y solo existe la alienación: la pérdida de uno mismo en un centro urbano, humanos que dejan de ser humano cuando están con otros humanos.
No sabría decir qué personaje ofrece más carácter a la obra. Está excelentemente bien llevada, cada cosa situada para que la violencia se vea como irremediable: Yoshida pulveriza a sus personajes hasta que el horror no existe en la violencia de estos, sino en lo que hay en ellos que PERMITE esta violencia.
Edward Ruscha, un artista que valoro bastante, hizo un cuadro comentando lo siguiente: "The music from the balconies nearby was overlaid by the noise of sporadic acts of violence".
Dejo esta frase a interpretación del lector, pero me parece que entra en consonancia con esta novela: lo que escuchamos depende de lo que decidimos escuchar. La violencia es cruel en tanto que decides pensarla y verbalizarla como cruel. Así que si incluso el odio es relativo, todo depende de la percepción: la maldad es horrible en tanto que decidimos que lo sea. Si permitimos todo eso, si ninguneamos el dolor ajeno, ¿qué sucedería entonces con las personas? ¿Qué sucedería con los buenos, con los malos, con los que no son ni lo uno ni lo otro...? Si decidimos perder la definición de "horror", ¿qué queda de nosotros mismos?
Una prosa directa, sórdida, que afila sus cuchillos y hunde el puñal en lo más mundano: la vaguedad, la vulgaridad, la indiferencia, todo de pronto es agresivo bajo la prosa hostil y degradante de Shuichi Yoshida
Un experto. No hay otra forma de hablar de este escritor. Parade ha sido el primer libro que me he leído suyo, y ha dejado una profunda huella en mí, una marca trinchada en un cerebro.
No propone soluciones, que es lo que más sugerente me parece de un libro.
De hecho, la idea de que "nada cambia, ni siquiera si haces el mal", me hace pensar en escritores como Bret Easton Ellis, o incluso novelas como Azul casi transparente, de Ryu Murakami, o su obra In the Miso Soup. Todas estas obras tratan un mismo tema central, que es dejar de ser lo que somos cuando la gente decide dejar de vernos.
Es monstruoso pensar el efecto que tiene el ser vistos por los demás, el hecho de que sintamos que podemos tomar control de nuestros actos... que nuestra violencia tiene un EFECTO sobre las personas. Desaparecido este efecto, la violencia deja de tener significado simbólico: la muerte no importa si todos le restan importancia.
La cultura y la socialización son lo que nos ofrece el miedo.
Pero las culturas colectivistas, las culturas que no toleran la tristeza, que se alimentan de las personas para hacernos máquinas de producción, u objetos que estén al gusto de un sistema riguroso, no quieren el miedo en nuestras vidas, y, a veces, este miedo es esencial para que podamos funcionar.
“I hate that word."
"What word?"
"Truth. I don't feel any truth in it.”
En Parade, la escena que da título a la novela es exquisita precisamente por esa clase de violencia no advertida: la agresividad tan sutil que tan solo humilla, desgasta, y jamás podrá saberse de dónde sale.
Algo surge de nosotros a veces: querer ver, sentir, y expresar violencia. Y todo es tan multifactorial que a veces no entendemos por qué sentimos esto: queremos ver al mundo arder porque sentimos que el mundo nos debe ese incendio.
Los personajes sienten que han nacido para ignorar, para "pasar" de las cosas, para centrarse en sus minimalismos, en sus cosas detalladas, superficiales, vacuas, sin significado aparente.
Y así, si queremos "escapar" de este mundo, dará igual que lo hagamos, dará igual que entremos en una realidad diferente: si nadie juzga nuestros actos, no tenemos orientación ni referencia: la indiferencia es el peor castigo que existe para la violencia.
Un acto que no tiene consecuencias (ni positivas ni negativas), proviene de una persona que ha quedado invisibilizada: una persona que, en resumidas cuentas, nosotros mismos, como colectivo social, hemos hecho desaparecer del mapa.
Conclusión
¡¡Excelentísima lectura!! ¿Qué más puedo decir? Es una lectura que quema por dentro, y no sabes por qué. Como se comentó en el libro de Estoy pensando en dejarlo, la idea de Parade es parecida a lo que se dice en la crítica de esa otra obra, afirmando que "tendrás miedo, pero no sabrás por qué". Algo pesará en tu conciencia, sentirás un machaque interno, pero ¿sabrás distinguir qué ha quedado comido por el fuego, qué ha quedado muerto, deshecho, dentro de ti?
No a todas las personas les resultará igual de impresionante este libro... quizás algunas crean que no lleva a ninguna parte, y esa es la intención: no hay salida, no hay escapatoria, el terror está en lo que es imperceptible, en lo que no puede tocarse ni verse.
Parade trata lo intangible, las aguas de fuera, la superficialidad de la amistad. Parade trabaja la desidia, el pasotismo extremo, la falta de interés, el rechazo por lo que hay "más allá". Parade se sitúa en nuestro mundo; se quiera o no, la lectura se hace descarnada porque es inconcreta: no existe misterio central, aunque sí que hay revelaciones increíbles que dejan la garganta seca.
Tampoco hay lucha, es todo indefensión: no habrá consecuencias sea cual sea el estado emocional de los personajes, ni siquiera importa lo que hagan, lo que dejen de hacer, lo que destruyan o recompongan: en un mundo tan inmenso, con personas tan perdidas en sus laberintos internos, todos estamos encerrados en nosotros mismos, y, a veces, ni siquiera la violencia es suficiente para hacernos oír.
Es decir, la única voz que se escucha, y la única voz a la que haremos caso, es a la nuestra: un egoísmo ingenuo... el solipsismo de los que tienen miedo de verse en los demás...
Una lectura implacable, tremendamente bien construida, con probablemente los personajes más realistas y complejos que me haya podido encontrar en toda la historia de la literatura. Parade es, en resumidas cuentas, una novelaza que no tiene igualación.
PUNTUACIÓN
♫ Personajes: 6/5
♫ Acción: 3/5
♫ Trama: 4/5
♫ Originalidad: 5/5
♫ Tensión: 5/5
♫ Tensión: 5/5
♫ Desenlace: 5/5
♫ Prosa: 5/5
VALORACIÓN PERSONAL: 11/10!!!!
Más reseñas aquí en el blog La Llanura de los Mil Mundos: http://lallanuradelosmilmundos.blogspot.com/
VALORACIÓN PERSONAL: 11/10!!!!
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Hola, he descubierto tu blog buscando alguna reseña sobre Piranesi, libro que acabo de terminar. Muy buena tu reseña sobre la novela. El caso es que he llegado a esta reseña que has escrito sobre Parade y madre mía, quiero leerlo ya. No conocía esté libro y es justo el tipo de historias que me gustan. Curiosamente me ha recordado al libro que voy a leer ahora: Tan poca vida. No sé si lo habrás leído o si lo conoces. Tiene pinta de ser un libro que me va a dejar hecho polvo pero bueno, son el tipo de lecturas con las que más me siento identificado últimamente. Veo que llevabas varios meses sin publicar. Voy a darme una vuelta por tu blog. Saludos.
ResponderEliminarBuenos días, Israel!! Qué feliz me hace saber que te han gustado mis reseñas, esta clase de comentarios siempre me alegran muchísimo el día. Piranesi es una novela extraordinaria (y un tanto peculiar, pero por eso es tan bonita y misteriosa), y desde luego Parade es una historia impresionante... aunque no sé si también estará la obra en español, supongo que se puede echar un ojo a ver si ha sido traducida a nuestro idioma. Y en cuanto a Tan poca vida... Sí, me lo he leído!! Me lo leí ya hace tres años o así pero es que no pierde su impacto... De hecho, si estás dispuesto a leerlo, te recomiendo hacerlo mentalizado de que es un libro muuuy heavy, a mí me costó superarlo. En efecto, me dejó hecha polvo, pero se agradece a veces esa clase de lecturas... En retrospectiva, me parece que esa novela tiene un efecto brutal en los lectores.
EliminarUn placer tener tus comentarios, y disfruta de las lecturas!!!
Sí, tengo claro que me va a dejar hecho polvo por eso he ido retrasando su lectura pero ha llegado el momento. Parade he visto que no está en castellano así que lo leeré en inglés. También quiero leerme el de Earthlings que me ha parecido ver que también tiene reseña aquí en el blog y creo que me gustará. La verdad es que te curras mucho las reseñas, así da gusto. Seguiré pasando por aquí. Saludos :)
ResponderEliminarEspero que las lecturas consigan significar tanto para ti como lo han hecho para mí, y de nuevo, muchísimas gracias por tus comentarios, se agradece enormemente ver que mi opinión te ha servido para orientarte con la lectura o al menos para pensar juntos en los libros y la gran, gran diversidad de formas de interpretarlos que hay. Que te vaya muy bien este verano con las lecturas, un placer saber de ti y de tus comentarios. Un abrazo!!
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